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ABC MADRID 14-03-1929 página 10
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ABC MADRID 14-03-1929 página 10

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. JUEVES 14 DE MARZO DE 1929. PAGINAS TEATRALES. PAG. 10 idealismo, lo humano y lo divino que en ellos descubrí; ¡aquel final del acto segundo, maravilloso en su sencillez reveladora! todo fue llamarada que me iluminó diciénHace cuarenta y tantos años que mi espí- dome: ¡Esto es! y despertándome el deseo ritu se metió dentro dea cuerpo de un recién decidido de escribir teatro. Pusimos en ensanacido, en este planeta, en Madrid y en la yo Los galeotes, me repartieron el Jeremías, calle de Gerona. Pero fue por equivocación, y gocé lo indecible haciéndolo en San Sepues jamás ha comprendido nada de cuanto bastián, Irún, Tolosa y no sé qué otros pueocurre en este mundo. Camino de cualquier blos. Al msmo tiempo nacía mi primer draotro debía de ir cuando le atrapó para éste ma: Paternidad. cabe Dios qué fenómeno cósmico. Es el caso Dejé San Sebastián, me planté en Madrid; que, transcurriendo mi existencia en un con- D. José Echegaray y D. Federico Balart tinuo asombro de cuanto aquí sucede, mi me escucharon la obra, y la leyeron por su espíritu, medianamente asistido por su torpe cuenta el duque de Tamames, D. Fernando servidor el cerebro, se desentendió, desde Díaz de Mendoza y D. Emilio Thuillier. La la infancia, de toda realidad, y buscó lo úni- obra, naturalmente, no estaba lograda; pero co que apetecía: otro mundo. Lo encontró la amable indulgencia de todos hacia el prinen seguida en las bellas ficciones del arte: cipiante desenfrenado la trató mejor de lo el teatro y la novela. Y en él ha vivido, y que merecía. Mi gratitud por ello vive aún. yivirá, creyendo que las verdaderas ficciones El último mártir de mi primer drama fue son las otras, las realidades de la vida, tan D. Benito Pérez Galdós, a quien me presenantiartísticas siempre y tan insoportables, té espontáneamente, como antes a Echegaque sólo sentirlas como, apariencias sin rea- ray. (Yo, siempre persona honrada y tímilidad es el único medio de soportarlas. da, incapaz de molestar a nadie, en esto del Entre los ocho y los diez años, las llaves teatro perdía el seso y la vergüenza. La que me abrieron las puertas de mi mundo se ¡acogida de D. Benito fue tan cariñosa, que llamaron: Un reinado de sangre, o justicias j de ella nació mi primera comedia viable. Me de D. Pedro, el Cruel, de Ortega y Frías; dijo que escribiera una en un acto, que él El mundo por dentro, de D. Torcuato Tárfa- j me la recomendaría al teatro Lara. Hice go; Los náufragos de Spitzberg, de no re- ¡La muñeca de los viejos; él mismo la envió, cuerdo qué autor, y el Quijote. Estos cuatro me parece, que a Rubio; pero me fue rechalibros revelaron al punto mi verdadera vo- zada por no encajar en el género del teacación, que ha sido siempre- -sin que se me tro. Confieso francamente que la Empresa haya logrado nunca- -la de cómico. Por los tenía razón; pues, a pesar de Los galeotes, pasillos de mi casa me di a representar los Echegaray seguía agazapado dentro de mí. ¡personajes de l i s cuatro novelas, con trajes Mas ocurrió que, al mismo tiempo que a de papel, colchas o cortinas, y espadas he- Lara, había yo enviado La muñeca de los chas con periódicos prietamente enrollados. viejos al concurso de El Liberal; que el No tardé en componer versos. Y tampoco Jurado, compuesto por Benavente, Dkentaj én intentar escribir para el teatro. Cuando Manuel Bueno y Joaquín Arimón, premió mi en 1895 se anunció la boda de María Gue- comedia; que una de las condiciones del prerrero y Fernando Díaz de Mendoza, se me mio consistía en el estreno en Lara, y que la ocurrió regalarles un drama, que me puse a obra en Lara se hizo. sacar de un folletín que El Liberal había Tres años después me presenté a D. Ferpublicado. No recuerdo cómo se llamaba ni nando Díaz de Mendoza, en el teatro de la adonde llegué de mi trabajo, que, natural- Princesa, sin recomendación alguna, sin que mente, no tuve fuerzas para concluir. Pero el insigne actor supiera nada de mí. Le ensí es curiosa la circunstancia de que, al cabo tregué Veletas... y me la estrenó. Por cierto de los años, la primera obra que estrené, La que el abono del sábado, aun antes de cono muñeca de los viejos, fue premiada en con- cer la comedia, comentó si debía o no verse, curso de El Liberal, y la segunda, Veletas, por determinada tendencia que apuntaba. estrenada por doña María Guerrero y don Don Jacinto, entonces, ofreció una obra que Fernando Díaz de Mendoza. francamente no pudiera ver dicho abono, y Andaría yo por la jornada dieciocho de que resultó ser La malquerida. Desde entonces acá, ¡quince años! Y he mi existencia cuando en San Sebastián- -adonde mi profesión hubo de conducir- aquí la ocasión de disculparme con los lecme- -ingresé en una compañía de aficiona- tores de A B C por esta charla de mí misdos, que actuaba en el palacio de Bellas Ar- mo. Sólo por cortesía al periódico y defetes. Allí hice, desde los galanes cknicos de rencia a quien me la pidió, me he atrevido a Vital Aza y Ramos Carrión- -Zaragiieta, hacerla. Pero bien sé que al público única La almoneda del tercero, Pedro Jiménez- mente pueden interesarle los detalles de la hasta el Don Juan del Tenorio. Allí, en el vida de sus autores, porque los conoce de teatro Principal, me presenté a Emilio Thui- siempre, los ve todos los días, los aplaude llier, una noche en que representaba el Cy- todos, los años; y que yo, que en quince no rano, y le rogué que me llevase a América he hecho, al parecer, nada, no puedo llamaren su compañía. Se rió; me dijo que aquello, me todavía su autor. en un joven que tenia con su carrera un Sin embargo, ya que las circunstancias me porvenir asegurado, era una locura; y que, han colocado en este trance, debo declarar por muy buen actor que pudiera ser, siempre sinceramente que Los que no perdonan, que tendría más disgustos que satisfacciones. Me aparece como mi tercera obra dramática, es marché entristecido... ¡y nunca perdonaré nada menos que la treinta y nueve o la cua al artista glorioso que, teniendo en su mano renta. Y que el público, la crítica y mis commi. felicidad, me haya hecho infeliz para pañeros me deben el señaladísimo favor de toda la vida! Pero, en fin, por entonces me que yo no les haya molestado con ellas. Abconsolaron pronto Los galeotes, de los her- solutamente acabadas, y absolutamente entemanos Quintero. rradas por mí, están: Paternidad, La luz del Esta comedia, que se acababa de estrenar, sol, Una hazaña del Quijote, La corte de los fue para mí un deslumbramiento y una re- poetas, El imperio de las musas, El caballo velación. A pesar de mis galanes cómicos, loco, Lo que estorba, Tenorios y Literatura. mi corazón latía en secreto por Gal dos y Empezadas, y condenadas irremisiblemenpor Echegaray. Electro y El loco Dios me te a no acabarse nunca: El ensueño, El estenían loco. Pero el arte gracioso y enteroe- pañol francés, La noria sombría, Exaltación cedor: de Carita y Gloria, D. Miguel Jere- y La caperucita encarnada; además de las mías, Pedrito, Catalina; su realidad y su novelas Luisín y El h LOS AUTORES PINTADOS POR SÍ MISMOS Y finalmente, mi colección de obras corrí- pletas. Cierta colección, de que hablé a iílsina, hace algún tiempo, al preguntarme por mis trabajos literarios. Estas obras completas son, además de las señaladas, dieciocho o veinte tamos... en blanco. En ellos nada, hay ¿serio ni se escribirá. Pero en ellos he pensado yo, he compuesto y he terminado, sintiendo vivir mis personajes desde la primera a la última escena, las siguientes obras: Ai enturas, El abna de Castula, El triunfo del hierro, El anticristo, El molino de la mujer sola, Lo que yo fui, La tristeza de unos ojos, El espíritu dramático Nosotros dos, El propio espejo, El humano pensa- miento, La comedia de la dicha, El estudiante de Salamanca, El castillo fantástico, El españolüo, Judas y La razón de la sinrazón. ¡Ah! compañeros del alma: ¿podréis imaginaros vosotros, los que siempre habéis arrojado todos vuestros pensamientos a las fieras, la delicia de saber que todo esto mío no ha de ser nunca pasto de la crítica docta, ni del juicio del vulgo, ni de la envidia, ni del menosprecio... ¡Oh, felicidad! ¿Cómo se me habrán escapado de ti Los que no perdonan... No quisiera que me volviese a suceder, a pesar de la buena suerte que han tenido. Mas el hombre es débil; tiene su poquitín de. vanidad y de ambición; también es cortés y agradecido con los que le aplauden, y desearía correspbnderles. Así, ha colocado sobre su mesa estos títulos, que quisiera repartir entre las compañías de su predilección: Don de bQfidad, La vencedora, La aventura de la felicidad, La monja alférez, Aguda espina dorada... El príncipe Astracán y Papita. Pero no hay que asustarse; todo esto no pasa de una relativa aspiración. Con pasmosa facilidad, si estas obras cuajan dentro de mí en tal forma que me enamore de ellas locamente, intentarán irse sólitas a los tomos en blanco de mi colección de obras completas. ¡Me es tan grato no molestar a nadie... EUSEBIO DE GORBEA TEATRAL ERÍAS Sentencias y aforismos Cristalizada, enquistada por el error, corre con apariencias de axioma una sentencia teatral, a papel sabido no hay cómico malo que es sólo la reversión y la exageración del axioma verdadero; a papel no sabido, no hay cómico bueno El teatro fue siempre un arte con palabras, y hoy, ante la competencia del cinematógrafo, debe apoyarse más que nunca en lo que a su- rival le falta: la palabra. Por eso, de lo más importante en un actor es la limpieza y propiedad de la dicción; pero, como el teatro es también un arte plástico, que entra ante todo por los ojos, es tan indispensable, y acaso más qus una buena dicción, una buena acción. El actor que no sabe moverse está más perdido que el que no sabe hablar, porque el movimiento es lo que antes parece, y así, en ocasiones, es más eficaz una buena figura que una buena proso- dia. El hombre ha de saber en escena mover los brazos; la mujer, como cuando es fina no tiene brazos- -la Venus de Milo sería buen ejemplo para las actrices que se azotan los muslos- debe cuidar de sus pies: buen actor, el que anda bien; buena actriz, la que se para bien. El actor, que no se sabe los entreactos, no se sabe su papel.

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