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Periódico ABC MADRID 30-07-1926, portada
- EdiciónABC, MADRID
- Páginas32
- Fecha de publicación30/07/1926
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MADRIDD 1 A 30 DE 1 U L l O D E 1926 NUMERO SUELTO 10 CENTS. a) B F U N D A D O E L i. D E J U N I O D E 1905 P O R D. T O R C U A T O L U G A D E T E N A ABC DIARIO ILUSTRADO A Ñ O VIGÉSIMOSEGUNDO N. 7.357 ÍB) e) S EL CAPITÁN AVIADOR GALLARZA (l) Y SU MECÁNICO, AROZAMENA (2) CON LAS AUTORIDADES Y REPRESENTACIONES, DESPUÉS DE SERLE IMPUESTA AL SEGUNDO LA MEDALLA DE LA CIUDAD (FOTO SAMOT) UN V 1 A 1 E POR ELRIF. ÍMEDICOS! Esta mañana, antes que las moscas, vino a despertarnos una voz de mujer que subía del lado del pozo. La voz, armoniosa, infantil, de atiplada sonoridad rifeña. decía una canción; el chocar del aj üa con el agua que se escapa de la vasija rebosante y vuelve al pozo, pone a la tonada un glujjlu musical, que rima con el glu- glu de la boca del cántaro al saciarse. Sin saber l o que dice en extraño idioma, lo que canta aquella mujer me interesa y me emociona. Igual me ocurre con algunos pájaros, y tampoco sé lo que dicen. Todos duermen en esa actitud desaliñada y descompuesta en que sorprende el firial de una noche desazonada, cuando luchan en la cama el sueño y el insecto. Enrique Arques se rebulle y mira con esa mirada imprecisa, de penumbra, donde se confunden la última sombra del sueño y la luz primera del despertar. Se incorpora y me dice; ¿Oyes? -Oigo. Enrique Arques es un español, que si le sacaran de Marruecos- -donde vive desde la niñez- moriría. Todo el sentimiento del Islam, que tiene metido en el corazón y en el cerebro, se le revuelve con la canción de la mora en el pozo. ¿Oíste nada parecido? ¿Qué dice? -Espera. Enrique Arques asoma discretamente la cabeza por la ventanita, para no espantar al pájaro rifeño. -Es la canción de la partida, de la marcha, de la ausencia, -me dice- por eso es tan triste. ¿Tú has oído a nadie quejarse con esa voz? -No. ¿Pero qué dice? De la queja, ya tengo noticia por mí. Pero, ¿qué dice? ¿De qué se queja? Enrique Arques traduce: -Cuando los dromedarios están dispuestos para partir, -mis párpados tiemblan y mis ojos se humedecen; -ella, bajo su tienda, asoma una mano y, dice adiós; -con los ojos pregunta: ¿cuándo es el rttorno? ¡Camellero! ¡Retrasa un instante la caravana! ¡Camellero! ¡Retrasa uii, instante la caravana! Es la queja de la separación, del abandono, de la huida sin tregua pafa despedirse. E n ese dolor, ¿qué parte tendremos nosotros? ¡Camellero! ¡Por tu vida! ¡Deten un instante la caravana! Que no se ha despedido de ella... Es jueves, y se celebra el zoco del Jemis, hacia el camino de Tensaman. Es el primer zoco de la paz. Durante la guerra, se reunían de noche, por esquivar la acción de los aviones. Hoy se comercia al sol, sin que cuelgue un fusil del hombre, la previsión o la impaciencia. Yo no veo un fusil en el zoco de Beni Urriaguel. En cambio, veo regocijo. Por encima de las cabezas de un círculo de hombres asoma un instante la pirueta de un salto mortal. Me sumo al círculo, y veo el circo improvisado de unos titiriteros de zoco. Dirige un negro ágil y hablador, que viste de azul: un azul que ha ido deiándo e el color por todos los zocos de Marruecos. El coman dante Aguilar, de la Intervención, españo