ABC MADRID 25-10-1924 página 19
- EdiciónABC, MADRID
- Página19
- Fecha de publicación25/10/1924
- ID0000149389
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POR TELÉGRAFO, CABLE, RAD 30 Y CORREO Boletín del día. A B C en Inglaterra y en Nueva York. Golpe dé Estado en China. Noticias varias de Francia. El premio Nobel de Medicina. Resumen telegráfico. Boletín dd Día. Feng- Yu- Siang, el General Cristiano Desde hace días circulan rumores. acerca de una tensión de relaciones, entre el mariscal Wu- Pei- Fu, generalísimo del Ejército chino (gubernamental) y el general Feng- Yu- Siang, gobernador militar de Pekín. El 22 de este mes quedaron interrumpidas de repente todas las comunicaciones con la capital de China, y ayer llegó un telegrama anunciando que Feng- Yu- S: ang se había pronunciado contra el Gobierno y contra Wu- Pei- Fu, apoderándose de Pekín. Como la actitud de Feng- Yu- Siang puede causar una transformación completa de la situación militar, dividiendo las fuerzas leales y conduciendo al triunfo del dictador de Mandchuria, phang- Tso- Lin, consideramos interesante dedicar unas líneas a su personalidad. Feng- Yu- Siang es oriundo de una de las provincias del río Yang- Tse. En su juventud se convirtió al cristianismo; no para gozar de las ventajas materiales que ofrecen a los convertidos los misioneros norteamericanos, sino por sincera convicción. Vive con austeridad; no prueba vino, ni Juma, ni juega. En su pequeño Ejército reina perfecta disciplina, imitando los solidados la vida ejemplar de su jefe. Los ¡soldados de hierro del general cristiano (en toda la China se llama así a Feng- YuSiang) no cometen saqueos ni violencias, y las provincias los acogen siempre como a libertadores. Muchos entre ellos son cristianos sólo en Febrero de este año, el general convirtió a I.IOO soldados suyos. Cuando trabajan o descansan, los soldados de hierro cantan salmos y otros cantos cristianos, contrariamente a las demás tropas chinas, cuyas canciones no tienen nada de edificante. Hace aproximadamente tres años, elmariscal Wu- Pei- Fu trabó amistad con Feng ¡Yu- Siang, y reconociendo que sus tropas eran modelo de disciplina y de valentía, lo Sombró gobernador militar de la provincia meridional de Hunan, que el general cristiano logró, pacificar. Desde allí, las tropas pasaron a la provincia central de Hupeh. En la primavera de 1022, la intervención de Feng- Yu- Siang a l fado de Wu- PeiFu resultó decisiva para el triunfo del mariscal y la derrota de Chang- Tso- Lin. Como recomp ensa, fue nombrado general en jefe de las tropas de la provincia de Honan, y más tarde, gobernador militar de Pekín. Los soldados de Feng- Yu- Siang se construyeron casas alrededor de la capital, plantaron árboles, abrieron nuevos caminos, llenando el aire con cantos y oraciones. Los admiradores del general cristiano lo llaman el Cromwell de China Su austeridad y puritanismo pueden recordar, en efecto, a Cromwell; pero, ¿tiene también el genio organizador del protector r Feng- Yu- Siang acusa a Wu- Pei- Fu de corrupción. Puede aue tenga razón; la corrupción no constituye ninguna novedad en China. Creemos, sin embargo, que su lucha es la de dos ambiciones y de dos temperamentos opuestos. Wu- Pei- Fu es un excelente patriota y un trabajador incansable, que, sin embargo, no desprecia el buen vino ni Jos manjares suculentos. El discí- pulo del poeta anacreóntico LJ- Tei- Pe no comprende al discípulo ferviente de Jesucristo, y viceversa. Con ocasión del último aniversaria de Wu- Pei- Fu, el mariscal recibió como regalo muchos tibores llenos de excelente vino de arroz. Los tibores enviados por el general cristiano contenían agua pura. Aparte de rivalidades y antipatías personales, resulta difícil explicar el levantamiento de Feng- Yu- Siang contra Wu- PeiFu. En efecto, ambos caudillos representaron los intereses norteamericanos contra los del Japón- es decir, que ambos han de combatir lógicamente al dictador de Mandchuria. Feng- Yu- Siang es mimado por todos los misioneros norteamericanos y el semidiós de la Asociación cristiana de China, fuertemente influida por los yanquis. ¿Será posible; que Feng- Yu- Siang abandone la orientación yanqui, adhiriéndose al partido Anfu, amigo del Japón? ¿Habrá realizado ese milagro. el dinero nipón? ¿O trátase, por el contrario, de un acuerdo, entre el general cristiano y el dictador de Mandchuria, a base de la unidad de China y del programa preconizado por WuPei- Fu; con la eliminación personal del mariscal? mm m mor 6 el procer de tina dama, á quien juis hacer su esposa. Procedía esta señora de una familia distinguida del reino, y aunque había heredado razones para oponerse al divorcio, sü primer matrimonio acababa de ser anulado por los Tribunales civiles. Estaba, pues, tan libre como el que iba a ser su segundo marido; pero los impulsos del corazón pudieron más que las consideraciones de otra índole, y los atractivos del galán fueron suficientemente poderosos para que la dama olvidara cuanto de él se decía, hiciera caso omiso del triste fin de su primera ventura matrimonial y desaten diera los vaticinios de sus amigos y allegados ¿Como en tantos otros casos, la dama creyó que las promesas de su nuevo novio iban a subsistir eternamente, y puede q- ue se fiara también de sus propias condiciones y encantos y que se juzgara dotada del poder necesario para retener una fidelidad y. un cariño que cerca de otra mujer se habían evaporado como el agua bajo los rayos del sol veraniego. Fuera esto corno fuera, es lo cierto que el matrimonio se hizo, y que los dos vete ranos vivieron en felicidad aparente durante una temporada. Después se es vio jun tos con menos frecuencia; no tardaron en circular unos rumores sobradamente fáciles de comprobar. El procer continuaba cerca de las mesas de juego, y se hacía acompañar por una p varias damas, ninguna de las cuales era su nueva esposa. Un día corrió por los salones de la capital cierto cuento extraordinario. Decíase que la dama, instalada a la sazón en uno de los palacios pertenecientes a su marido, había abierto sus salones para celebrar una gran comida en, obsequio de determinado personaje, cuyo rango era tan elevado, que sólo podía equipararse a la sencillez y simpatía que le caracterizaban. A la fiesta estaban invitada las figuras más. salientes de aquella sociedad, las señoras más nobles y más bellas, los hombres de más distinción e ingenio. Faltaban pocas horas para el banquete cuan. do los agentes del procer entraron en el palacio, y después de mostrar las órdenes escritas- por su amo procedieron sin más contemplaciones a cerrar y sellar las puertas de todas las habitaciones de la casa ¿sin exceptuar el comedor y los salones, y haciendo omisión únicamente de la alcoba y el cuarto de baño de la dama y del apo sentó de su doncella particular. No hubo lucha ni argumento posible; el procer era, dueño y señor del palacio, y para juzgar, sus derechos no se podía aplicar la misma reg! a que para censurar sus modales. La comida se celebró en un hotel. Quedaban los Tribunales, y a ellos acudió la ofendida dama. Solicitó de la justicia que prohibiera al procer y a sus agentes toda medida encaminada a expulsarla de la residencia que entonces ocupaba o a coartar su libertad dentro de. ¡a misma y pidió, que se hiciera constar su derecho a usar el palacio como domicilio m: entra 3 no fuese disuelto su matrimonio. Dedúcese de las crónicas de la época que en el pleito figuraron un juez eminente y varios jurisconsultos de gran fama, y parece ser que el interés despertado en el público excedió de toda ponderación. Los hechos que salieron a luz fueron más sensacionales que inesperados. Súpose qua las disensiones entre los cónyuges, motivadas por la conducta del esposo, habían co- menzado apenas terminada la luna de miel, procer consistió en prohibir que la dama no llegaron a lograr el anhelado cambio de conducta. Estas circunstancias habían motivado la separación amistosa de los recién casados, quedando entendido- -según la dama- -que uno de los palacios, propiedad de su marido, en la capital, le serviría a ella de residencia privada, y qua disfrutaría además de ursa renta anual más que suficiente para atender a todas sus necesidades. Pero esto no bastó para estable- A B C en 1 nglaterra. La Segunda Mujer de Barba Azul Existía entonces en Inglaterra un procer cuyo título, irás rimbombante que antiguo, era conocido en los cuatro rincones de la tierra. Buen mozo, gallardo, alegre, la cuantía de su fortuna y la extensión de sus posesiones habían pasado a ser proverbial, no sólo en su nación, sino entre las gentes de regiones apartadas. Sobresalía en los deportes, particularmente en aquellos que exigen, además de destreza y energía, medios adectiados de fortuna; su afición a los juegos de azar le proporcionó, aparte de contadas ganancias, pérdidas de gran consideración, no suficientes, es cierto, para reducir visiblemente la holgada posición que ocupaba, pero ai de bastante importancia para obligarle a despojarse de algunos tesoros únicos en el mundo, cuya venta a millonarios lejanos produjo consternación entre sus contemporáneos más refinados. Nuestro hombre gustaba de pasar largas temporadas en el extranjero, donde llamaba la atención por el lujo de su vida y la esplendidez de sus medios dé transporte; todo ésto, sin embargo, era pálido al lado de la magnificencia de los palacios que poseía en Inglaterra, El procer compartía su nombre y su fortuna con una dama de singular belleza. Sin embargo, por razones que no son de este lugar, el matrimonio no fue feliz, y pasados algunos años las leyes videntes entre los ingleses lo disolvieron, dándose el caso, que tan extraño parece a ojos españoles, dé que al contraer la esposa segundas nupcias conservara un título que sólo le correspondió realmente mientras permaneció unida al esposo divorciado; pero le antepuso su nombre- de pila y lo siguió usando, sin hacer caso del apellido de su nuevo, marido, aue era, después de todo, el que le tocaba- llevar. ¡Pasaron má años, no muchos, y se ena-