Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
28/08/1923
ABC MADRID 28-08-1923 página 1
ABC MADRID 28-08-1923 página 2
ABC MADRID 28-08-1923 página 3
ABC MADRID 28-08-1923 página 4
ABC MADRID 28-08-1923 página 5
ABC MADRID 28-08-1923 página 6
ABC MADRID 28-08-1923 página 7
ABC MADRID 28-08-1923 página 8
ABC MADRID 28-08-1923 página 9
ABC MADRID 28-08-1923 página 10
ABC MADRID 28-08-1923 página 11
ABC MADRID 28-08-1923 página 12
ABC MADRID 28-08-1923 página 13
ABC MADRID 28-08-1923 página 14
ABC MADRID 28-08-1923 página 15
ABC MADRID 28-08-1923 página 16
ABC MADRID 28-08-1923 página 17
ABC MADRID 28-08-1923 página 18
ABC MADRID 28-08-1923 página 19
ABC MADRID 28-08-1923 página 20
ABC MADRID 28-08-1923 página 21
ABC MADRID 28-08-1923 página 22
ABC MADRID 28-08-1923 página 23
ABC MADRID 28-08-1923 página 24
ABC MADRID 28-08-1923 página 25
ABC MADRID 28-08-1923 página 26
ABC MADRID 28-08-1923 página 27
ABC MADRID 28-08-1923 página 28
ABC MADRID 28-08-1923 página 29
ABC MADRID 28-08-1923 página 30
ABC MADRID 28-08-1923 página 31
ABC MADRID 28-08-1923 página 32
ABC MADRID 28-08-1923 página 33
ABC MADRID 28-08-1923 página 34
ABC MADRID 28-08-1923 página 35
ABC MADRID 28-08-1923 página 36
1 / 36
  • Precio

Periódico ABC MADRID 28-08-1923, portada

  • EdiciónABC, MADRID
  • Páginas36
Más información

Descripción

HUÍ tfmmm MADRID D 1 A 28 DE AGOSTO DE 1923 NUMERO SUELTO 10 CENTS. S FUNDADO EN EL AÑO 1905 POR D. TORCUATO LUCA D E TENA ABC DIARIO ILUSTRADO. AÑO DECIMONOVENO, N 6 4 4 2 10 CENTS. DESPUÉS DE LOS SUCESOS DE MALAGA EL CABO JOSÉ SÁNCHEZ BARROSO (X) A QUIEN ACUSAN COMO PROMOTOR DE LOÁ SUCESOS SUS COMPAÑEROS DE REBELIÓN. (POTO ARENAS) EN MEMORIA DEL CARLISMO Al contemplar la belleza de estos campos vasconfi acios, muchas personas sienten un alivio moral recordando que ya no existen carlistas. Ya no existen carlistas, efectivamente, o son muy escasos y carecen de aquella virtud potencial que los hizo tan fuertes v tan terribles. Hace unos cuantos lustros no se podían mirar estos montes y estas barrancadas sin que saltase la memoria de la oruerra civil, con sus horrores y sus vergüenzas. Entonces todavía quedaba en pie la amenaza, y el pasajero recorría las aldeas y los caseríos con el vago temor de ver surgir el gesto irreconciliable del faccioso. Todo aquello se ha desvanecido. Los famosos, los épicos, los casi legendarios carlistas no cuentan apenas en la política de España, carecen de rey, y se limitan los más viejos a conservar como una reliquia sus convicciones que a nadie asustan. Se les ha acabado el poder del proselitismo, y sus huestes cada día Fon más limitadas. Los jóvenes se van hac a os otros partidos. Y entre tanto, el país piügresa, se enri- quece, e llena de industrias y de novedades. Lo mismo ocurre en Cataluña. Pero esto, que hace treinta o cuarenta años sería un sueño magnífico, ¿debe, en efecto, regocijarnos completamente? La desaparición del carlismo ¿es un precioso bien, o es, al contrario, tal vez una sensible contrariedad para España? Advirtamos por lo pronto que el principio de la- decadencia del carlismo coincide con el crecimiento del nacionalismo radical. El carlismo puede decirse que ya no existe; pero ha nacido el separatismo. Ya no se recluían jóvenes para la causa carlista; pero las filas del separatinmo se nutren con nuevas juventudes. Y pesando bien las óps tendencias, ¿cuál de las dos acarreamayor perjuicio a España? Montaraz, reaccionario, fanático, Heno de odio, el carlismo era en España como una espina, y produjo a España más de una vez el tormento de la guerra. Pero al mismo tiempo, I qué depósito de energías, qué arca de tradiciones, qué culto del valor y la lealtad, qué noble espíritu de sacrificio, qué conservación de las mejoVes virtudes de la raza... Ahora que el carlismo no es un rie- go, sino un episodio histórico, ahora pueden reconocerse sus vajlpres morales. Y decir sin vacilar que en el carlismo se habían refugiado la mitad de las mejores excelencias del antiguo y verdadero c a r á c ter español. Si en seguida miratRos en torno, si examinamos lo que ha veni do a ocupar el puesto del carlismo, nuestra satisfacción no puede ser muy viva. Uno de los efectos que producía el carlismo en las regiones donde privaba, era el recrudecimiento y la disciplina de los elementos liberales. Hace cuarenta años el nombre de liberal tenía un fuerte sentido en el país vasco; frente a la amenaza carlista, el liberalismo estrechaba sus filas y loigrábase, en suma, esa tensión tan deseable sin la cual los pueblos parecen hechos de estopa. Y ha venido, por último, el separatista. E 1 separatista substituye al carlista. ¿Quién se atreverá a decir que hemos ganado en el cambio? Posee todos sus defectos, y estos defectos heredados todavía han podido ser extensamente aumentados. El separatista es montaraz, cerril, reaccionario, fanático, lleno de odio; pero además es insolente, cínico, petulante, cruel, tortuoso. Carece de las virtudes tradicionales de los españoles. El valor lo convjerte en

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.