ABC MADRID 15-08-1918 página 2
- EdiciónABC, MADRID
- Página2
- Fecha de publicación15/08/1918
- ID0000083373
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ABC EK SAN SEBASTIAN DEL MADRID VERANIEGO INTRANSITABLE carmín, sobre pencos huesudos, siguen al coche donde van los dorados, los cetrinos, los guapos y vivaces banderilleros. La muchedumbre, en olas continuadas, se da aire con abanicos bonitos de cartón. A mi lado, en el café, varios jóvenes con traza d artesanos distinguidos han vaciado ya sus tazas calientes. Ahora piden al camarero que les sirva sendas copas de coñac del caro. Fuman puros de mediano precio. Trasegado el coñac, viendo que el placer se les agota, han pedido cerveza, también de la cara. Pagan, sin turbarse del gasto, y se suman a la corriente que va a los toros. ¡Pan económico! ¡Conflicto de las subsistencias... Necesito verdaderamente efectuar un esfuerzo mental para convencerme de que esta mañana he leído un periódico donde sólo se revelaban noticias y augurios tristes. Cada uno de esos jóvenes arr tésanos ha tirado sobre la mesa del café, en el espacio de media hora, dos pesetas aproximadamente. Por la mañana habrán bebido vermut, vino, sidra. Hasta que a la media noche- busquen el buen consejo de la almohada, su gasto total será sorprendente... He aquí el dato cierto: el hombre actual ha duplicado sus aptitudes de sensualismo y de gasto, y las monedas pierden rápidamente su timidez. ¿Nos alejaríamos, pues, mucho de la verdad si dijéramos que el hombre moderno no reclama tanto la alimentación y el bienestar indispensables, como una mayor opción, en cantidad y, di- versidad, del placer... Ahí cruza un automóvil; van dentro cuatro personas representativas. Todavía no han abandonado la boina, y sus rostros tostados hablan de los duros años de trabajo a la intemperie. Ya no tienen que temer nada. El automóvil es de ellos y poseen un talonario de cheques. Báseos vendidos, corretaje de carbones, envíos de lentejas: el caso es que se han hecho ricos. Son los meros ricos cuya influencia en la marcha universal de los sucesos está observándose ya. Son los que compran a cualquier precio, los que pujan sin ambages, los que elevan la tasa de todo, los que ayudan a esta inmoralidad legal y terrible que se sin tetiza así: -i Cuánto vale esto? -Cuatro. -Pero hace seis meses costaba dos. -Cómprelo a cuatro o déjelo otro me k comprará. Yo no tengo la culpa. Es la guerra... Ah! ¡La guerra no es nada en sí misma! ¡La guerra se limita a disparar proyectiles! ¡El agente real de la guerra es ese nuevo rico impudoroslí, ese comerciante ventajista, ese mismo operario, también ventajista, que exige un jornal inaudito para gastarlo en estupid es! jLa guerra es toda esa hambre de placeres y de ostentación que se ha hecho aguda entrevias descargas de fusilería! 3 Al caer la tarde es paríicularmejpte delicioso subir a la terraza del Casino! y dejar que los ojos se beneficien con el espectáculo de la bahía, llena de oro vespefal, y de las blancas, graciosas, aábrnadas mujeres. Es la hora en que la salame juego está colmada. ¡Curioso y elegante cuadro! Parece una síntesis de Europa, cpero de ana Europa más allá de la guerra -i En efecto, entre los españoles np faltan algunos ingleses; tampoco faltan franceses, y más que nada francesas dejaquellas cuya profesión no hace falta decir Personas, ambiguas, que p- ueden ser tratSntes en joyas de Amsterdam o agentes secretos de las Embajadas, pululan entre la mesas. Los empleados del juegóí; son belfas, con cara de no haber empuñado ninguno de ellos ASPECTO ACTUAL DE LA PLAZA DE CASTELAR CON EL PAVIMENTO XE YANTADO. (FOTO DUQUE) CUADROS ESTIVALES PLENITUD DE AGOSTO Estando en San Sebastián, bajo un sol alegre y en plena temporada de toros, ¡es de veras difícil pensar en el pan de tipo económico y en los tumultos populares por las subsistencias! Todo se obstina a nuestro rededor en rectificar las versiones del mundo, y el ánimo termina por creer que ¡os periódicos manipulan con quimeras. He aquí un oasis extraño, dentro de la hoguera y la locura universales. En esté momento aparenta ser San Sebastián un trozo del Mundo que se ha inhibido, o una factoría independiente de algún planeta remoto. Por lo mismo resultará curioso, tomándolo como documento instructivo, examinar ti pulso de este oasis bienaventurado, o inconsciente, o egoísta, o nada más que realista. Ya es por sí sola un motivo de turbación esta manera de alegrarse que usa la gente cantábrica. Contribuye además al efecto perturbador la especie de glotonería que empíea esta buena gente para gustar el placer, 1 cual no es placer verdadero si no marcha acompañado de ruido: cohetes, zambombazos de pólvora, fuegos artificiales, músicas callejeras, gritos y ntos. Se come mucho y se bebe más. Y estas robustas personas cantábricas, tan incansables para el trabajo como para la orgía, son las que mejo, pueden revelarnos la verdad del mito pantagruélico, o sea la alegría un poco basta que brota del estómago, no de la imaginación... pero al fin respetable como toda legría. EEa entrado ya. la semana grande Las músicas arrastran sus pasodobles flanjencos por las calles, Toros. Los monosabios, de