ABC MADRID 13-12-1913 página 13
- EdiciónABC, MADRID
- Página13
- Fecha de publicación13/12/1913
- ID0000041858
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A B C SÁBADO i3 DE DICIEMBRE DE igiS. EDICIÓN i. a PAG. 3. La noticia del descubrimiento del robo ¡era el único que pudiera íéaer iníeí és eñf ha sido puesta en conocimiento del emba- la desaparición de Faustiso. ¿Los demás? ¿Qué podría irles en ello? jador de Francia, M. Barreré. Sin embargo, en el fondo, Raimunda, pronta, á creer lo que la murmuración reco- j IMPRESIONES TEATRALES ge del arroyo, fomentada hábilmente en las sombra se resiste á aceptar la absurda idea Roma 12, 8 noche. El célebre cuadro He Leonardo de Vinci, la G occonda, desde la euipabilidad de Norberto. LA MALQUERIDA aparecido del salón cuadrado de El Louvre Raimunda tortura en vano su cerebro el 21 de Agosto de 1911, ha sido recupeSi justificada expectación ha producido porque en ello va á un tiempo la honra de rado en Florencia en- el momento en que siempre el estreno de una obra, de Bena- su hija, p, ara dar con el matador de aquel el individuo que lo sustrajo trataba dé ven- vente, rara vez defraudada, imaginad esta desventurado. Norberto, puesto en libertad) dérselo al anticuario Sr. Geru vez lo ocurrido; de una parte, por el dila- porque ninguna prueba puede aducirse con- j H, ace algunos días que éste había orga- tado silencio del maestro, dos años de apar- tra él, que su inocencia probóse cumplida- nizado una exposición de obras artísticas, tamiento de la escena; de otra, por las no- mente, trae nuevas sombras á sus maquina- y con tal motivo, recibió cartas de personas ticias que de la nueva producción se tenían, ciones, sin que el corazón, que tantas veceá que deseaban exponer. Entre dichas cartas mensajeras de un éxito considerable, de sabe dictarnos la verdad, la dé en un latido: había una firmada por un Leonardo D. que grandes proporciones. la revelación del en: gtna. ofrecía la Giocconda. Hacía varios días que las localidades se Imaginad, pues, su estupor, su frenesí El Sir. Geri conferenció con el director habían agotado, y ayer estaba ya vendido de sit! de los Museos. de Florencia, Sr. Poggi, y el teatro para la segunda representación, que su indignación, el derrumbamiento la de- felicidad, de acuerdo con éste, aconsejó al firmante tal interés, tan enorme curiosidad sentía eí soladora, cuando conoce la horrible, cuando; la descarnada realidad; de la carta que se trasladase á Florencia público por volver á su autor predilecto. cae la venda de sus ojos, ciegos por el! con el cuadro. Mientras tanto, se avisaba por e la Policía y tal director general de Bellas ríaSupondréis, de la lo que decimos, cuál se- amor, por el culto de un hombre, de Este- el aspecto elegante saia de la Prin- bán, de Esteban, -sí, víctima de una insana Artes, comendador Conrado Ricci. El individuo contestó que se hallaba pron- cesa. La más granada representación del pasión por Acacia, de una monstruosa abela to á hacer el viaje y pidiendo por el cuadro áristocratismo, deartes, política, del intelec- rración que trató de ahuyentar inútilmente, del periodismo, de la. suma de medio millón de fraíleos, precio tualismd, de las en fin, supone y va e ha- de borrar de su pensam ento, cada vez más cuanto en Madrid, acuciado por el recuerdo de Acacia, que; que el anticuario aceptó. congregado allí. En i batería esplendió De nuevo escribió el otro prometiendo bía luz, cesó el hervidero a de las conversa- encendía su sangre. Esteban armó el brazal la hallarse en Florencia el 17 del corriente c: ones y en un recogido silencio la cortina del asesino para evitar este matrimonio, -que, obsesionado, juzgaba en la morbosidad de mes; pero el martes pasado recibió el sesus sentimientos como el fracaso de todas ñor Geri una nueva carta del vendedor del subió pausadamente. Un interior en una casa bien acomodada sus esperanzas. cuadro, en la que anunciaba que había adeHe aquí virtuahnente el drama, que sé lantado su llegada, que se encontraba en de un pueblo castellano, en el corazón de Florencia hospedado en el hotel Trípoli, Toledo. El ajuar, típicamente sobrio. Una resuelve con una situac ón tan interesantecómoda, una mesa camilla, sofá y sillas de mente dramática y nueva, que en el púbj: co; que es una fonda de cuarto orden, y le peVitoria; algunas imágenes y estampas en predijo una grandísima impresión. El cadía, además, una cita. Fijó el Sr. Geri el día siguiente para la las paredes; un reloj de cuco; nada más. rácter de Acacia, que el autor mantiene erí entrevista, avisando que se presentaría La penumbra crepuscular entona el cuadro, una vaguedad, en una inexpresión habilíacompañado de un ¡amigo, el cual no era completando la realidad del ambiente re- sima durante toda la ot ra, con la des- otro que el director dé los Museos de Flo- producido. Es la casa de Raimunda, hija treza de un taumaturgo, se descubre f- ran- de labradores, toda gente de bien, muy con- camente á la terminación del drama en uq rencia. Llegado el momento, acudieron al hotel, siderada en el- pueblo. Raimunda cuida y efecto tan sorprendente como teatral. y el ladrón sacó el cuadro de una caja de gobierna su. hacienda, la más saneada d e Pero hay otro modo, I mi por aquellos contornos, y comparte por igual llegar á no solución del conflicto. juicio, de doble fondo y lo mostró. Tratábase, en efecla Benavento de una Giocconda; pero como en el cuarto la felicidad de su vida entre Esteban, con te no podía conducir su obra hacia un final el que casó en segundas nupcias, locamendel hotel no había bastante luz, se acordó burgués y plácido con el comentario de una; que fuera trasladado á la galería de uno de, te enamorada, y su hija Acacia, nacida en moraleja. La obra, acaba como debe acasu primer matrimonio. los Museos principales de Florencia. bar, con la salvaje, frenética explosión de Algunos arañazos en la pintura, descritos El ambiente es de fiesta. Dispuesta la boda aquellas dos almas, en cuyos labios ha floen el catálogo del Louvre, permitieron com- entre Acacia y Faustino, sólo faltan breves recido el beso del pecado. probar la autent cidad del cuadro, que- ha á as para que este enlace, muy á gusto de El drama, escrito con admirable propiesido, confirmada después por el director ge- Raimunda y- el tío Eusebio, padre de Faus- dad de lenguaje, va conciso y rápido siemneral de Bellas Artes. tino, un zagalón de tímidos alcances, se pre á la entraña del asunto, con un vigor; Inmediatamente se procedió á dar las ór- realice. y una expresión precisos. denes oportunas para la captura del ladrón, Acacia, la novia, no parece mostrar la Benavente fue aclamado con frenesí en y el jefe de Policía de Florencia, un comi- misma alegría; por el contrario, su actitud varias ocasiones. sario y algunos agentes, se trasladaron al. recogida y reservada nos previene. Cuando María Guerrero, esta estupenda, única, in- hotel, donde encontraron al Leonardo, que, se queda sola con una de sus amigas y se comparable actriz, gala y orgullo de la es- sorprendido, no opuso ninguna resistencia. d spone á enseñarla los regalos de sus pa- cena española, dio una asombrosa interpre- Ha declarado. llamarse de apellido Peru- rientes, su gestó es abatido, resignado. Sólo tación a carácter de Raimunda. No hay, gia, natural de Dumenza y de treinta años, sabemos, su corazón apenas se abre á una serían pálidos cuantos adjetivos estampásede oficio pintor mural y con residencia en confidencia ainistosa, que su primo Ñorb er- mos aquí. Baste decir que el público, en París. to la requirió de amores. pero tampoco pie, le tributó la ovación más grande que Manifestó además que desde el 11 de pone efusión en el recuerdo. ¿Qué incóg- hace años hemos oído. Ovación á la que si Agosto de 1911 se hallaba trabajando en el nita guarda aquella criatura, tan cautelosa- guieron entusiastas y enardecidos vivas. Museo del Louvre, y que el 21 del mismo mente discreta? Fernando Díaz de Mendoza ha represenmes, día en que el Museo estaba cerrado al En tal punto, Acacia se detiene con espúblico, arrancó el lienzo de su marco apro- pantó. Ha sonado un tiro, un tiro que, an- tado uno de los mejores papeles de su glo- riosa carrera. En la palabra, en el gesto vechando un momento de descuido, salió á tes que á sus oídos, llegó á su corazón. como en la caracterización, mostróse sencir la calle con él, escondiéndolo bajo su. blusa, El rumor de la calle llega e n ondas de admirable, dando extraordinario; y marchóla su casa, donde lo íia. tenido en- dolor á la casa. Raimunda, ¡a madre- de llámente su carácter. Para Díaz de Mendoza; cerrado dos años. Acacia, penetra despavorida en la habita- relieve á AI leer en los periódicos italianos que un ción. Han matado á Faustino, lo han ma- tuvo el público largos y efusivos aplausos. anticuario preparaba una Exposición, tuvo tado, pero se ignora quién. A poco entra Bien, muy bien. A Benavente hicieron honor todos los la idea de venderle el cuadro. Esteban, que recomienda á todos calma, Respecto de los móviles que le- impulsa- tranquilidad, cordura. ¿Quién pudo haber artistas rivalizando en el acierto con que ron á cometer el robo, lia manifestado que matado al novio de Acacia? Pronto la ma- interpretaron el drama. Pongamos en primer término á la señora habiendo notado, mientras estaba trabajan- ledicencia apunta un nombre, Norberto, Su do, la gran cantidad de cuadros italianos conducta le abona, es hombre sin hiél, sin Torres, de una naturalidad portentosa en que había traído Napoleón para enriquecer enemigos, sin una mala voluntad. ¿Cómo su papel; á la señorita Ladrón de Guevara, los Museos franceses, pensó apoderarse de puede atribuírsele, entonces, la muerte de y á los Sres. Vilches, Justísimo de exprealguno para qué volviera á Italia, y esco- un hombre? Y la perfidia- diestramente lan- sión Carsi, Mariano Díaz de Mendoza y gió! a Gioconda, por tratarse. d e uno de ¡os za su acusación, recordando á todos cómo Juste. Una solemnidad, una de las más granI Norbevro. por haber sido novio de. Acacia, des solemnidades íyue hemos presenciado ha más renombraMÓ ¡interés ¿el país ce tiempo, fue lai de. anoche. DETALLES DE Uíí ROBO AUDAZ LA GJOCCONDA RECUPERADA LOS ESTRENOS