ABC MADRID 24-09-1912 página 9
- EdiciónABC, MADRID
- Página9
- Fecha de publicación24/09/1912
- ID0000031544
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DE TODO EL MUNDO, POR CORREO, CABLE. TELEGRAFO Y TELEFONO DE TODO EL M U N DO, POR CORREO, CABLE TELÉGRAFO Y TELÉFONO W? EDITADO POR LA EMPRESA PERIODÍSTICA PRENSA ESPAÑOLA. DUELO POPULAR Nueve días hacía ayer, que la infanta i! v doña María Teresa había salido felizmente sando. Y al decir esto trató de incorporarse; del estado de buena esperanza en que se hapem las fuerzas le faltaron, y al intehtat llaba. El fausto suceso se desarrolló en térmi- dirigir la palabra á las personas que la nos tan normales, que los príncipes de Ba- acompañaban se entornaron sus ojos y su viera, que se encontraban en Salamanca, cabeza se reclinó bruscamente sobre las ali i tardaron tres ó cuatro días en llegar á Ma- mohadas. Creyóse que se trataba de un nuevo des- drid; la infanta doña Isabel, que quería su augusta sobrina con entrañable cariño, mayo, y se trató de hacer volver, en sí a regresó á La Granja después del alumbra- Ja augusta paciente, hasta que el principé miento, y los Reyes siguieron en San Se- de. Baviera confirmó qué la infanta h bla. bastián hasta el día fijado para, el término fallecido á consecuencia de una embolia. de la jornada, recibiendo a diario impreESCENAS DE DESOLACIÓN siones telefónicas acerca del- satisfactorio La inesperada y fatal noticia causó, al estado de la augusta dama. Ayer, como todos ios días, la Reina doña saberse en el palacio de la Cuesta de la María Cristina, acudió, á primera hora de la Vega, verdadero estupor. En los primeros momentos nadie creía mañana al palacio de la Cuesta deja Vega exacta pero la triste para pasar, un rato, con su hija. La encon- realidad la dolorosa ynueva; que comunicarla se impuso, tró, como los días anteriores, en perfecto al regio Alcázar. Allí hubo se recibió con la sor- i estado de salud y muy animada, pensando produjo en en los preparativos del bautizo de la infan- presa que es de suponer y confusión. los primeros momentos alguna tita Pilar, que debía celebrarse, mañana. La Reina doña Cristina, al enterarse de A las once, salió la Reina madre del palacio de la Cuesta de la Vega y se dirigió que la avisaban con urgencia, sufrió una intensa crisis nerviosa, á varios establecimientos para comprar j u- á su dolor marchó cony sobreponiéndose el Rey, profunda- guetes destinados, á sus. nietecitos los hijos mente afectado, al palacio de la Cuesta des de la infanta doña. María. Teresa. minutos después llegó á esta á quererla. Breve rato después, S. A. serfm lo con- Ja Vega. UnosReina doña Victoria, que se La. infanta María leresa era. una- luja venido con el doctor conde de San- Diego, residencia la modelo y. uná madre, ejemplar. Educada en- se dispuso- á. abandonar el lecho, por vez, metió en el automóvil que la, condujo tai cómo se hallaba en sus habitaciones, sí Jos santos ejemplos de Ja Reina Cristina, -primera después dé su alumbramiento. fuera de este grande- amor por los pobres, Acompañaba únicamente a l a infanta eri- sombrero siquiera. dolor que se desarrollaron; Las escenas de su vida estaba por entero concretada á sus aquellos momentos la: profesora- tocóloga hijos. Ellos eran su única preocupación y que la asistió en el fausto suceso, llamada én el palacio de los infantes nó son para su grande alegría. Cuantos veranearon este doña Salvadora, y auxiliada por- ésta, se descritaái Cuando los Reyes llegaron á la estancia año en La Granja la veían en la Fuente del disponía á vestirse. mortuoria rodeaban él lecho donde yacíia Niño, sentada en uiv banco, contemplando Inopinadamente, la Infanta se puso den- el cuerpo inanimado de la infanta su espo extasiada sus juegos ó llevándolos cogidos samente pálida é indinó la cabeza. so, el- infante E Fernando, en cuyos bra- de la mano bajo la sombra, fresca y grata Doña Salvadora, alarmada, la preguntó zos había expirado J a infanta; la infanta do las frendoSPc. alamedas. con inquietud: lo eme sentía, y la infanta, ¡Pobre iiif? lía María Teresa! ¡Tan di- con la dulzura que era nota característica doña Paz y la princesa Pilar. En la entrada se cruzaron las Reales personas con cí chosa! i- tar- jovéri! ten buena! Como, á de. su carácter, respondió. su iiiforítir ida hermana, la princesa de As- V. No es nada, un ma- reo solamente. Estq párroco dé la cripta, de Santa María señóri Sedeño, que había acudido para admitaistraí íü rias, a tíiiio fat? l ¡a arranca de la vida j pasará. el Santo Sacramento de la Extremaunción, e! mQuwJioe rae too, parecía, hecho e... rae todo, p ii d l l dl cuándo al- cal r del jras. Pero al mismo- tiempo qué pronunciaba á S... A, y que jregrggabg. J 4 f para; Bruscamente, cuando todo era juventud alegría en ei hogar dichoso; cuando la Kifanta, en franca, convalecencia, fuera ya de peligro y libre de cuidados, se preparaba, orgullosá y alegre, para asistir a la fiesta más grata que puede haber para el corazón de una madre; el bautizo de un hijo, la muerte, con un gesté brutal, inesperado jy trágico, lia desgarrado en un momento ventura y ha cubierto las galas del bautizo Cgn los crespones- del entierro. La casa que fey debiera haber, sido todo alegría y todo fiesta, es todo desconsuelo y dolor. Y este dpiores el dolor de todos. Pocas- Jrecés con inás razón que- ahora podrá de- r ¿irse queja desgracia enorme- que pesa so. re la Real familia, España entera la llora Como suya. Guando ayer la infausta nueva corría por Madrid d e boca en- boca, la gente incrédula, se negaba á aceptarla como algo injusto, absurdo é imposible. Después, jante lá- realidad, implacable de los hechos, frénia el comentario, igual en. todos y el- imismo en todas partes- ¡Pobre infanta! Tán joVen! ¡Tan J dichosa! ¡Tan buena! j T eh este, comentario popular, que subía es pontáneo y sincero del corazón hasta los labios, estaba, compendiada toda la biogra íía de la infanta muerta. Juventud. Felicidad. Bondad. He aquí toda su historia, la ¡única historia de estas almas sencillas, que pasan rápidamente por el mundo sin otra misión que la dé amar y la de hacer el bien. -E r a buena como una santa. Consuelo de ios tristes y. amparo de los pobres, jamás sé acercó ninguno á su puerta sin ser socorrido y. consolado. Por eso cuando visitaba los barrios populares, cuando, como buena madrileña, bajaba á rezar á su Virgen de J a Paloma, todo eran. á su. paso, bendiciones y fáéüitdMiá -Modesta, sencilla, caritativa, cariñosa, tenía cómo, nadie el: imán irresistible de la simpatía. Quien ia hablara una vez, quedaba ya. por siempre sujeto á respetarla y santo de los amores se llenaba el hogar de risas y de besos. ¡Triste destino el de las dos hermanas, enturbiando con las historias de su muerte las alegrías de las nuevas vidas! ¡Pobre Reina Cristina, Mater Dolorosa venida al mundo para gustar la hiél de todos los dolores y el sinsabor de todas las amarguras! A B C comparte desde lo más hondo de su alma la inmensa pena, y ofrece leal y sincerísimo a la familia Real de España la ofrenda de su sentimiento y de su dolor por la pérdida de ésta infanta tan querida, tan joven, tan dichosa y tan bueña. COMO OCURRIÓ LA MUERTE estas palabras llenas de confianza, sufrió un desvanecimiento. Quiso auxiliarla doña Salvadora, haciéndola aspirar un frasco de- sales inglesas qufc halló á su alcance, mas al ver que sus propósitos eran inútilesy y que la congoja Se prolongaba, salió á avisar al príncipe Luis Fernando de Baviéra, médico de verdadero mérito, como es sabido. El príncipe, que se hallaba en el salón de audiencias conversando con una comisióa de médicos militares que había acudido, á cumplimentarle, acudió presuroso al lado: dfe la augusta esposa de su hijo. La infanta había recobrado el sentido, y quisó tranquilizar al príncipe, diciéndole: Esi un vahído, un mareo; ya vá pa- í