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ABC MADRID 13-03-1912 página 8
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ABC MADRID 13-03-1912 página 8

  • EdiciónABC, MADRID
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A B -MIÉRCOLES 3 DEJdARZQ J E- J 9 L 2 E D 0 N señera- maestra, muy alta, con un- rodete lastima uroiunda. Eii r s- ojitos. líenos 3 á muy chico en la coronilla, unas gafas enor- fiebre, hay un fulgor yererju: úe asombro. 1 mes y una bata, interrumpe su lección para Necesito recurrir al haíago, á las caricias, venir, indulgente, á nuestro encuentro. Se para que me conceda sa atención. Por fin, llama esta señora doña Magdalena Valls- ante unas monedas tentadoras que brillan en. mádella, viuda de Casarramoña. Tiene tur mi mano, cediendo á esta invencible tentaEN BUSCA DE TERESITA corazón- blando y sentimental. En cuanto ción humana, la criaturhá, con ayuda de supo la triste situación de la niña le ofre- su madre, me va contando sus trágicas ani Ríe Barcelona. ció un puesto gratuito en sus aulas. danzas. t La gran ciudad mediterránea me acoge- -Hoy ha veüélas aquí, escuetas detalladas, inéditas como una madre benévola á su hijo pródi- nido. Lo creí que vendría. Pero nolos que go, entre abrazos. y carcajadas. El sol, un, llegaron ásiento. jHan sido tantos casa- es aún, sin más adorno q- ie ía forma trazada preguntar por ella! Esta por una pluma que fea rehuido los florí- í. sol joven y magnánimo, desentumece mis gobres huesos tundidos. 3 L, as caUes, anchu atí jubileo desde que la noticia corrió, ¿es- l e g i o s tamos? En. fin, supongo que vendrá esta M rosas, alegres, se tienden como largos bra- tarde ó mañana. REPRODUCCIÓN. DE U N zos robustos llenos de genero; sMad. El cielo S U C E S O MISTERi. OSQ Doña Magdalena, se desviye por sernos es azul. RÍOÍ contagiado porel júbilo ambiente. Quién, pensaría que yo, al cruzar las útil. Las niñas distantes, decoran 1 a. ta- La iraadie nt había; quedado charlanda Ramblas tan apuestamente dentro, de un ca- hla de sumar: OprimunoS; la- generosa- mano, con un vecina en. la, calle dé Saa Vicente rricoche saltarín, vengo con un. designio salimos. un poco desalentados y volvemos á cerca del hogar. La hija correteaba en su. macabro! ¡Coa el. de seguir el sangriento la calle de San Vicente. torno. Eran. Jas nueve. Poca luz y pocos No han llegado aún. Inquirimos entré iranseuntes. DeimprovisOj cuando Ama se rastró de silcrimeñl, vecindades y tenderos. Ún juglar, envuel. Flores, pájaros, mujeres bonitas en las to en una: garda capa, zangarrea en una gui- olvió, no estaba Terssita ¡Bah! -se dijo. -Habrá subido á casai vías éspíéncbdas; Gritos de vendedores y tarra triste, y canta un romance quejumSubió. El marido, extrañado, viéndola Bg- í alborozo unánime en todas las caras. Bar- broso. Aplicamos el oído: gar sola, preguntó: í celona, ciudad patricia y eternamente ju Con dolor, y sentimiento ¿Y la nena? venil, n y consiente arrugas en su ceño. La íes vamos á relatar Entonces Ana dió- ua grjío, y bajó a la revolución, el crimen, Ta tragedia pasan el hallazgo, de. una niña, calle. Nada... La niña había: desaparecido, por su faz lozana y coqueta como pasan la Teresita Gujtart. sin rastro, sin huella. los mohines enfurruñados por los. jovial es ¿Cómo había desaparecido la niña? rostros de las mujeres frivolas y alegres. 5 A los diez y siete día. s Yo se lo he oído coatar de sus pobres Experimento la sensación del desmayo, de v logra- Un. guardia: descubrir- labieci. tós, trémiílós. la indolencia durante un instante. Se me el misterio de la niña, Habíase alejado un poco, siguiendo, qué ocurre hasta la peregrina idea de comprar qué tanto dio que sentir. sé yo, la ilusión, la travestirá. Y de pronto na flor para mi ojal y de seguir extasiad una mano habíase trÍEcado á la suya, y ha- el curso de las. calles optimistas. Pero el Al llegar el señor Sostrcó bía oído exclamar, con acento de mimo: cumplimiento dé mi deber se despereza denenfrenté del cuartelillo, -Anda, ven, bonita. tro de mi alma como un can iracundo. Y hubo una gran ovación Elevó sus ojitos curiosos y- vio á una mume desperezo yo también, y pongo. mis sen- por tan hermoso servicio. jer todavía joven, majamente vestida, que tidos en tensión y mis piernas en movi miento. El romance es profuso, minucioso. Cuan- sonreía comoiuná pr. oo: esa. -Ven, que tengo dulces para ti. Al poco rato encuentro á mi hombre. Mi do lo concluye nos acercamos para feliciY se dejó llevar ain trecho. Pero depronhombre se llama Guerra. Mi hombre conoce tarle con unas monedas. muy, bien Barcelona. Mi hombre se entu- ¿Ha sacado used eso de la cabeza. buen, to, instintiva: -había sentido; pánico. Y; quiso volver junto á sn madreé Hut caricias, síasma con el objeto del- viaje que aquí me hombre? trajo. El. juglar hace un gesto sublime de mo- ruegos La niña comenzó á llorar. Algúa transeúnte miró con. extráñela. Entonces, ¿Dice usted que desea ver á Teresita destia: Guitart, á la niña secuestrada? Es, muy- -Yo. no soy capaz. El romance lo hizo la secuestradora envolvió, repentina, la- ca- beza inocente en usa manteleta negra, y, fácil. Vayamos á su casa. íni mujer... Esta... Pronto nos vemos en el barrio viejo en Y nos señala, á na- viejecita, ciega como ahogando los sóllozos, la cogió eaferazos 35 la calle de San Vicente. Casas decrépitas, un poeta clásico, que le sigue. Y á nosotros, la entró en. una casa, Poniente, 19. Ua. -antro. Súbese aaa eseacon resquebrajaduras y descalichados; bal- este juglar, esta pitonisa, esta; calle, estos cones disfrazados con ropas harapientas andrajos, nos traen la sensación de otros lerilla fétida, estrecBuca, que inspira lá j i puestas á secar; una mujeruca valetudina- días legendarios y novelables, en que las sión del crimen. En el piso entresuelo vive. ria que anda al compás de su báculo. Esta- manos bardas dé los troveros mendicantes la secuestradora. -Un decrépito, con ladina mos- ante la casa número 19. La fachada en exprimían por ya- xhaustos racimos del es- sonrisa cautelosa, abre la- paerta sin haca: ruido. ruinas, una puertécilla- sórdida, olor a lra- tro griego. y populai- A la derecha, con un balcón á la ca. Ee, medad y á bacalao, cien escalones y un ¡Ahí. viene Teresita! -digo yo tíe hay, un gabinete raro, misterioso, en que se portón que no se abre á nuestras llamadas s ú b i t o mezcla lo Alguien, compasivo, se rebulle en el cuarAvanza una mujer cuarentona, de larga la estanciaburgués con lo hediondo. Denota una incoherencia extraña en Jas to inmediato: nariz, envuelta en un mantón. U e v a d e 3 a gentes que la habitan: Se Ve un jsofá, dé ter- ¿Buácan á la niña? mano, asida, trincada. férreaménte, á una- ciopelo verde y una consola de niáderas ri. -si. niña pelada al rape. Taifa de chicuelos me. -No hay. nadie en casa. n. ou. Desde drosos, llenos de superstición, ya en zaga; cas junto á una perniquebrada mesita da pina- Se ve un libro Vida de t e secuestraron á la niña, ¿sabe? 110 paHe tenido un acierto policíaco del que ¿Francisco de Saks qjie dice La guía San junto á ran un minuto, ¿comprende? me ufano bizarramente. Aquella es Tere- amador y las Aries. éeUtrnasuneriá. del Al- -Pero, ¿volverán? sita. Hija y madre penetran en la casa. fondo del gabinete hay niia alcoba chiquita, -Me pienso que sí. A la ana. Laego, infatigables, las seguimos. ocupada enteramente por níia cama cofosalvi Tenemos ana mueca de consternación. Y Otra vez los cien escalones. Pero ahora, Luego hay un comedor ruin, otra aicohiíz, eBtonces, -Ia piadosa mujer que nos habla con éxito. donde yace el, decrépito, y una cocina sée dice compasiva: á Teresi -Pueden ver al padre, ¿no? Trabaja en ta Estoy ante Ana Congost, junto amaríllen- dida que huele i podrido, ¡á podrido! y Guitart La madre, nna mujer La niña; recuerda iodo estócoiifusaülejtítal sitio, ¿sí? ta que tiene en. Desandamos lo andado hasta dar con tina te y escuálida, maceradas aún un el semblan- te. Al evpcarlo ¿cierra los ojos, como si 1 e las huellas de gran sufri- horrotízás íla visión macabra. táfapná. Sombrerazos, cortesías: Allí. harviyido Teresita muchos días, BIÚ ¿Trabaja en este sitio el padre de Te- miento, cuenta, refiere. La niña, un arrapiezo de. cinco años, delgadita, con unos gran- chO: S, iin á; étetjáidad Al día siguíeatc, Enri. xesita GuitaTt? des ojos febriles, vestida con fausto, pues. -qwefca Síartíplá mujer misteriiO sa, le- tarto. El tahonero hace un gesto afirmativo. Barcelona ha derramado sobre sn. cuerpeei- S, petó ¿Verdad qiie sientes picor en la- -Lo llamaré, si gustan, de la caridad, sé- obs- -A poco, lleno de harina, en camiseta, con to enclenque: el oroAsende. readíi, puéstc) én caüezá? Anda, hija mía, déjate cortar el pielíto y tepondrás buena. La: ni ña se deja n gran bigote negro y un aire absorto, tifiad eñ no decir, tortura su pobre cerebro inocente, pp riniidí hacer, impasible. Luego, le cambian a nqm- aparece Isidro Gsiítait. su. corazón por la voracidad, incesante, de. tiré y sus padres. Ya no se llanía Térésíta. -Queríamos ver á la chiquitiná. Isidro sé pasa- el dorso de la mano por la un públieo ávido, terquea negáiido. sé á can- Se llama Felicidad. Así la nombra, C M tai- nariz, y musita: tar- sus ayéntnras; Está íhiñita candida, que mada voz, el anciano. Ya no es h 3 ja. iJe. sais D b e s t a r en el; colegio, ¿sabe? Xau- lj, a estado secuestrada por tina aiajer infa- padres. Es hija de agüeita ladrona- ja la me, y aiiorá por tina, ciudad generosa, pero secuestró. Ya no- tiene ug herniáiíiíit sino 2 í s quizá curiosa con exceso, nie inspira una una. hermanita, qrie vive en la c a s s 4 d Partimos hacia el colegio. Llegamos. Una ÍDAÍÍ 2 AS PIXTOP. ESCAS LA PISTA DE UN SECUESTRO J

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