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ABC MADRID 13-02-1912 página 3
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Descripción

r tribuna regia desde Ja cnal presenciaron la gran parada militar verificada en Sofía yoria de edad del príncipe Boris, él rey Fernando de Bulgaria y los principes la espera en que todo el mundo estaba dé mi evasión. Y ese es el error grosero en que todos ustedes han caído, lo mismo usted que los demás, -en esa partida sensacional, entablada entre la justicia y yo, y cuya apuesta era mi libertad; una vez más han supuesto ustedes que obraba yo por baladronada, que mis éxitos se me habían subido á la cabeza, como si fuera un principiante. ¡Yo, Arsenio Lupin, caer en semejante flaqueza! Ni una sola vez, como tampoco en el asunto Cahorn, han pensado ustedes: Desde el momento en que Arsenio Lupin grita á quien quiere oirle que se escapará, es que tiene motivos senos para gritarlo. Pero, caracoles, comprenda usted que, para evadirme... sin fcvadirme, era menester que de antemano sé creyese en tal evasión, que fuese ésta un artículo de fe, una convicción absoluta, tina verdad tan clara como el sol. Y así sucedió, por voluntad mía. Arsenio Lupin se evadiría, Arsenio Lupin no asistiría á la vista de su causa. Y cuando usted se levantó para decir: Este hombre no es Arsenio Lupin habría sido sobrenatural que no creyera todo el mundo inmediatamente, que no era yo Arsenio Lupin, De haber dudado un a sola. persona, de haber dicho sencillamente: ¿Y si fuera Arsenio Lupin? en aquel mismo minuto era yo hombre al agua. Bastaba con inclinarse hacia mí, no ya con la idea de que no era yo Arsenio Lupin, como usted y los demás hicieron, sino con la idea de que podía ser Arsenio Lupin, y, á pe- -a LA MAYORÍA DE EDAD DE UN PRINCIPE Fot. Chusseau Flaviens. psicológicamente, á- naciic podií ocurrírsele semejante sencillísima idea. De pronto cogió la mano de Ganimard: -Vamos, Ganimard, confiese usted que ocho días después cic nuestra entrevista en la cárcel de la Santé estuvo usted esperándome en su casa, á las cuatro de la tarde, como se lo pedí... ¿Y el coche penitenciario? -preguntó Ganimard antes de contestar. ¡Faramalla, amigo, faramalla! Mis amigos fueron los que arreglaron y substituyeronaquel coche fuera de uso, y ellos quienes querían dar el golpe. Pero yo comprendí que era menester, para eílo, un concurso de circunstancias excepcionales. Sólo que me pareció útil llevar, á cabo aquel intento de evasión, dándole la mayor publicidad posible. Una primera evasión audazmente combinada daba á la segunda el valor de uua evasión realizada de antemano. -De modo que el puro... -Ahuecado por mi, lo mismo que el cuchillo. ¿Y las caí- tas? -Escritas por mí. ¿Y la misteriosa corresponsal? -Ella y yo somos una misma persona. Mi mano sabe trazar todos los caracteres de letra, a voluntad. Ganimard reflexionó un momento y objetó: ¿Cómo es que cuando consultaron la hoja de Baudrú en el servicio de antropometría no notaron que coincidía con la de Arsenio Lupin? -No hay tal hoja de Arsenio Lupin. ¡Vamos, hombre! sar de todas mis precauciones, FIGURAS PARLAMENTARIAS J trnll 0 El -fle Fot. Alba.

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