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Las confesiones secretas de Fidel Castro sobre España y la Guerra Civil que enfurecieron a Franco

En un discurso fechado el 11 de agosto de 1960, el dictador comunista acusó al del Ferrol de masacrar a la población y de movilizar a los religiosos afincados en la isla contra la revolución de los barbudos

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Además de por su prominente barba y su obsesión megalómana porque nadie le hiciera sombra, Fidel Castro se hizo famoso gracias a una cosa: sus largos, o más bien interminables, discursos. Y debía sentir cierto picorcillo con ellos, pues podía pasar hasta seis horas hierático frente a la cámara dando pescozones al imperialismo. Aquellas sesiones maratonianas eran sagradas en Cuba. Por decisión del Gobierno, la televisión debía transmitir hasta el último minuto de sus soflamas, que solían ser muy locas. En ellas, el dictador podía hablar de todo; desde la vestimenta que debían llevar los varones –¡pantalones largos o cortos!– hasta las claves para que los niños creciesen como buenos revolucionarios.

Pero el 11 de agosto de 1960 dio en hueso cuando, en mitad de un discurso de tres horas y media, arremetió contra el dictador español.

«Castro calumnia a España y al Jefe del Estado español», publicaba ABC. Y no le faltaba razón, ya que una y otro se llevaron un buen mandoble. Nada parecía augurar el golpe, pues la charla había comenzado con sus ya características insidias contra los religiosos de su país.

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El embajador español desmiente las afirmaciones de Castro - ABC

«Castro cargó brutalmente contra la Iglesia católica cubana, la acusó de ‘provocación sistemática’ y afirmó que esta provocación está siendo instigada por la Embajada de Estados Unidos», explicaba ABC apenas tres jornadas después. Pues eso, nada nuevo bajo el sol de la isla.

Sin embargo, Castro fue esta vez un poco más allá y, a continuación, acusó al dictador español de conspirar para que los sacerdotes cubanos acabaran desde dentro con la llamada revolución de los barbudos: «Franco ha movilizado a los sacerdotes fascistas para luchar contra nosotros». Pero no se quedó en ese punto. A lo largo de la charla, frente a los miembros de las cooperativas azucareras de la zona, señaló como culpable último a los Estados Unidos: «El corrompido imperialismo se ha asociado con Franco para movilizar toda su influencia por medio de cada sacerdote con que puedan contar en nuestra Nación».

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Fidel Castro Conversando con los Servidores de un cañón antiaéreo - ABC

Se despachó a gusto. Obcecado con Franco y los Estados Unidos, Castro afirmó además que los sacerdotes españoles residentes en Cuba habían contagiado a sus colegas isleños y llegó a decir que «han sido asesinadas más de un millón de personas como represalias después de terminada la Guerra Civil». A su vez, esgrimió que la principal oposición a su régimen revolucionario eran «los traidores al servicio del imperialismo», como España, y «un grupo de contrarrevolucionarios que han tratado de buscar refugio en la Iglesia». Lo más llamativo fue que, en principio, el dictador había acudido para hablar del funcionamiento de las cooperativas azucareras.

A Franco le sentó aquello como una patada en la entrepierna. De inmediato, la cúpula franquista movió ficha con un comunicado: «El Gobierno español ha tenido conocimiento de las falsedades y calumnias que el jefe del Gobierno cubano, señor Fidel Castro, se ha permitido expresar contra España y contra su Jefe del Estado, al referirse a las difíciles relaciones del Gobierno de Cuba con la Iglesia Católica en un discurso pronunciado el día 11 de agosto».

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Fidel Castro y Nikita Kruschev ante el hotel Theresa de nueva York - ABC

El escrito insistió a su vez en que «España no tiene en este momento ningún problema pendiente con Cuba», que el hermanamiento entre ambos pueblos era bien conocido u que «no podían evitar hacer una indignada protesta».

Aunque parece que la relación fue a mejor. Al menos, es lo que nos cuenta la hemeroteca. Casi dos décadas después, en 1978, Castro recibió al presidente Adolfo Suárez en Cuba con el objetivo de abrir una nueva etapa con nuestro país. Y, en lugar de criticar al fallecido dictador, le elogió: «Resistió las presiones del imperialismo y comerció con Cuba». Extraño, cuando había dedicado otros tantos discursos a cargar contra él. Quizá la explicación fuera ese cariño que el barbudo sentía hacia España por lazos familiares:

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Ernesto Che Guevara y Fidel Castro - ABC

«Mi padre era hijo de un campesino sumamente pobre allá en Galicia. En la última guerra de independencia de Cuba, iniciada en 1895, lo enviaron como soldado del Ejército español a luchar aquí. Después de la lucha regresó a España, pero parece que le agradó Cuba porque, una vez, como tantos emigrantes, volvió acá en los primeros años del siglo [XX] para, sin un centavo y sin ninguna relación, comenzar a trabajar».

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