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La tragedia olvidada en Ciudad Lineal: una leona fugada en Arturo Soria y un domador mutilado

Blanco y Negro informó el 5 de noviembre de 1960 de que un domador había sido atacado por sus leones durante el rodaje de la película ‘Goliat contra los gigantes’ en los estudios que poseían C.E.A. en Ciudad Lineal

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En los años 50 y 60 del pasado siglo, España se convirtió en el lugar de rodaje de las más resplandecientes producciones de Hollywood, aunque también se colaron algunas películas tirando a deslucidas. Es el caso de la producción italiana ‘Goliat contra los gigantes’ (1961), que pasó sin pena ni gloria por los cines y en cuyo plantel de actores solo brillaba el español Fernando Rey. La cinta sería hoy una completa desconocida, sino fuera por un trágico suceso que ocurrió fuera de plano.

Blanco y Negro informó el 5 de noviembre de 1960 de que un domador había sido atacado por sus leones durante el rodaje de la película en los estudios que poseían C.E.A. en Ciudad Lineal, en Madrid.

El domador era el cubano Joaquín Barranco Hernández, apodado como ‘Capitán King’, que solía visitar cada día a los cinco leones en sus jaulas para conocer su estado. Ese día (el 30 de octubre) quiso acariciarlos más de la cuenta para «despedirse», pues se marchaba por la noche a Puerto Rico a cumplir otro contrato. Por exigencias de la película, ‘Capitán King’ debía ir caracterizado de antiguo romano en los estudios en vez de su traje habitual, el cual servía a las fieras para reconocer a su domador. Uno de sus ayudantes le advirtió del peligro de haber cambiado de ropa, pero él decidió hacer oídos sordos.

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«Inmediatamente fue atacado. Las fieras se lanzaron sobre él. Para quienes presenciaban la escena el espectáculo fue aterrador. Nadie sabía cómo ayudarle y los palos y lanzas que se utilizaron para ahuyentar a las fieras no hicieron más que enfurecerlas», narró el suplemento de ABC en un reportaje gráfico de Álvaro García-Pelayo. Las fieras, que por exigencias del rodaje estaban sin comer desde hace tres días, se fueron mal entonando con cada nuevo palo y cada lanza. Uno de los asistentes, con un revólver de pequeño calibre, disparó sobre los animales, lo que solo los enloqueció más.

Fue entonces cuando a uno de los electricistas del estudio, Luis del Álamo, se le ocurrió lanzar una cuerda desde arriba de la jaula. ‘Capitán King’, «con una admirable presencia de ánimo», se defendió del acoso de los animales al tiempo que se agarraba a la cuerda, que pasó a lo largo de su cuerpo para ser izado por los técnicos que presenciaban horrorizados la escena.

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Ni siquiera entonces dejaron los leones de atacar a Barranco, que recibió un grave zarpazo en el vientre. Se temió por su vida, por lo que fue conducido urgentemente a una clínica, donde fue necesaria la amputación del brazo izquierdo y taponarle la herida de una pierna. Pese a ello, Joaquín Barranco Hernández se recuperó y no perdió su entereza en todas sus declaraciones públicas. «Volveré a entrar en la jaula tan pronto como me vea curado», afirmó. Aquel era el decimoquinto accidente que sufría en su arriesgada profesión, sin duda el más grave.

En medio de la confusión, uno de los animales, concretamente la leona 'Ana', logró escapar y huir a través de los estudios hasta la calle de Arturo Soria, sembrando el correspondiente pánico. Un ayudante del domador, el señor Aguayo, apodado «Chispa», recibió un zarpazo que le desgarró la rodilla al intentar cerrarla el paso a la leona. Se avisó entonces a la Guardia Civil del puesto de Ventas. Tres guardias y un sargento acorralaron al animal, que fue objeto de más de cincuenta disparos hasta darle muerte. Barranco lamentaría su muerte, pues defendió que se la podía haber reintegrado a la jaula con el cebo de un trozo de carne arrastrado con una cuerda.

Los reporteros de Blanco y Negro acompañaron la noticia con una reconstrucción fotográfica del suceso, utilizando la jaula donde fue atacado ‘Capitán King’ y un actor vestido también de romano. Incluso fue posible fotografiar a las personas que ayudaron a sacar al herido en la misma pose que usaron para tirar de la cuerda.

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