Torturas, boicot y corrupción: el Mundial de la vergüenza que organizó la dictadura argentina en 1978
España acudió al torneo entrenada por Kubala y con Marcelino, Pirri, Quini y Carles Rexach como jugadores más reconocidos, para caer en la primera ronda
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![Final de campeonato del mundo de fútbol 1978.](https://s1.abcstatics.com/media/archivo/2022/11/27/4616619-kd3C--620x349@abc.jpg)
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El Mundial de Qatar ha venido precedido por la controversia y hasta el final parece acosado por las polémicas. Desde el cambio de fecha para adaptarse a las necesidades del desierto, pasando por el gran número de trabajadores inmigrantes que han muerto para su construcción, hasta la prohibición de la FIFA de usar un brazalete en apoyo a la comunidad LGTBI o las dificultades para comprar bebidas alcohólicas que están encontrando los turistas en un torneo que patrocina una empresa de cervecería. Casi se puede caer en la tentación de pensar que nunca hubo un evento deportivo más plagado de obstáculos. Casi se puede llegar a olvidar que en 1936 se celebraron unos Juegos Olímpicos en la Berlín nazi o que en 1978 la sede del mundial estuvo en la Argentina gobernada por la dictadura militar.
Argentina se impuso como sede del mundial en 1966 durante un congreso de la FIFA donde también se determinaron las sedes de 1974 y 1982 disputadas en Alemania Federal y España. El país había intentado sin éxito ser anfitrión de la Copa del Mundo en otras tres oportunidades, pero lo consiguió justo en uno de sus periodos más turbulentos de su historia. Cuatro presidentes constitucionales y cuatro dictadores intervinieron en la organización del Mundial del 78. Justo dos años antes del Mundial, el gobierno constitucional de la presidenta María Estela Martínez de Perón fue derrocado por un golpe de Estado que implantó un régimen de terrorismo de la mano de la junta de Jorge Rafael Videla. Este régimen militar fue acusado de provocar la desaparición de miles de personas, de torturar y ejecutar a los opositores y de otros tantos crímenes.
![](https://s2.abcstatics.com/media/archivo/2022/11/27/5768169-t6w--620x451[1]-kd3C--510x349@abc.jpg)
Entre las distintas facciones de la dictadura hubo fervientes partidarios del mundial como método para encubrir las violaciones masivas de derechos humanos y otros, como Videla, que lo consideraban un «gasto desmedido». Esto convirtió la víspera en una guerra a corazón abierto entre los propios militares. El Ejército y la Marina lucharon por controlar la organización del Mundial y varios asesinatos políticos se relacionaron directamente con la gestión del evento.
Bajo el lema de «No al fútbol entre los campos de concentración», un movimiento internacional inició una campaña de boicot donde muchos países se plantearon si participar o no en un evento que iba a contribuir a blanquear un régimen tan sangriento. Francia, que contaba con una veintena de ciudadanos franceses desaparecidos en Argentina, fue uno de los lugares donde más se promocionó esta campaña. Sin embargo, como en Qatar, solo algunos jugadores a título individual denunciaron finalmente en público el régimen terrorista. El mundo del fútbol tragó con los sapos y culebras que traía consigo el mundial.
España acudió al torneo entrenada por Kubala y con Marcelino, Pirri, Quini y Carles Rexach como jugadores más reconocidos. Tras perder 2-1 frente a Austria, empatar a cero con Brasil y ganar 1-0 a Suecia, la selección no fue capaz de pasar a la segunda ronda. La final la disputó el 25 de junio en el Estadio Monumental de Buenos Aires Argentina contra Países Bajos en lo que devino en una victoria de la albiceleste por 3-1. El máximo goleador del torneo fue el argentino Mario Kempes con seis goles, seguido por el peruano Teófilo Cubillas y el neerlandés Rob Rensenbrink.
La mascota de este mundial fue 'Mundialito', basaba en el estereotipo de la imagen de un niño argentino con sombrero de gaucho, pañuelo al cuello, rastra a la cintura y vestido con la camiseta blanca con franjas celestes verticales de la selección argentina. Por su parte, el tema musical se llamó ‘El Mundial’, compuesto por el mismísimo Ennio Morricone.
![La junta militar de Argentina en Pleno.](https://s2.abcstatics.com/media/archivo/2022/11/27/6279005-t6w--620x456[1]-kd3C--510x349@abc.jpg)
En cualquier caso, el torneo no fue recordado por temas futbolísticos o por su simpática mascota, sino por ese candente contexto político en el que se desarrolló. El presidente de la FIFA, João Havelange, fue acusado de recibir sobornos del gobierno argentino por validar la organización del torneo y mirar a otro lado. «Argentina está ahora más apta que nunca para ser la sede del torneo», afirmó en lo que es uno de los momentos más oscuros del fútbol mundial. El militar argentino Carlos Alberto Lacoste, vicepresidente de la FIFA, fue denunciado por estar involucrado en un caso de tráfico ilegal de armas y luego juzgado por desviar fondos del mundial en pos de su patrimonio, que aumentó en un 443% entre 1977 y 1979. Oficialmente el mundial costó 517 millones de dólares, más del cuádruple que el de España 1982, aunque según el diario ‘Clarín’ la suma llegó a 700 millones de dólares.
Al cabo de los años, varios jugadores de selección argentina mostraron su arrepentimiento por haber participado del engrandecimiento de la junta militar. Ricardo Villa dijo que: «Nos usaron para tapar las 30.000 desapariciones. Me siento engañado y asumo mi responsabilidad individual: yo era un boludo que no veía más allá de la pelota». El mismo día de la inauguración del torneo, cuando Videla declaró iniciado 'el Mundial de la paz', como lo llamó en su discurso, muchos presos políticos esperaban a solo setecientos metros del Monumental en lo que era el principal centro de detención, tortura y muerte de la dictadura.