Romi, la Heidi española que ganó en un concurso a Eugenia Martínez de Irujo
La pequeña de tres años fue la escogida entre casi 3.000 niñas. Una de las finalistas fue la hija de la Duquesa de Alba
![Rosa María la «Heidi» española](https://s3.abcstatics.com/media/archivo/2021/02/08/abc-madrid-19760208-113-kVxE--620x349@abc.jpg)
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Mofletuda, regordeta, simpática, despierta, con desparpajo, charlatana, ojos negros y vivarachos y gran degustadora de chupa-chups. Así describió la periodista Pilar Trenas a la pequeña Rosa María Jaén, de tres años, que se convirtió en 1976 en la Heidi española.
![En la imagen inferior izquierda, las finalistas del concurso de la «Heidi» española](https://s1.abcstatics.com/media/archivo/2021/02/08/blanco-negro-19760103-46-kVxE--510x349@abc.jpg)
Casi 3.000 niñas de toda España se presentaron al concurso convocado por la discográfica RCA. Entre ellas se encontraba la hija de la duquesa de Alba, Eugenia Martínez de Irujo, que quedó entre las 14 finalistas. El jurado, compuesto por 21 personas (el doctor Rosado, Enrique Martín Maqueda, Javier de Montini, la marquesa de Villot, «Valentina», María Luisa Seco, Hebrero San Martín, Lino...) y presidido por Pitita Ridruejo, no tuvo dudas sobre quién encarnaría a la «niña de las montañas» para ilustrar la colección de discos, casetes y singles que se lanzarían al mercado.
La elegida por unanimidad fue «Romi», una niña a la que ya por entonces solían parar por la calle diciendo que era «igual que Heidi».
![](https://s3.abcstatics.com/media/archivo/2021/02/08/abc-madrid-19760208-165-kVxE-U401941566774DAH-220x300@abc.jpg)
El personaje creado por la suiza Johanna Spyri en 1880 de esa niña huérfana, feliz y pizpireta, que vivía en una solitaria casa de las montañas con su abuelo, «el viejo de los Alpes», había entrado en los hogares de millones de niños a través de los dibujos animados de la televisión y se había convertido en un ídolo para los más pequeños.
Se hicieron muñecas, recortables, cromos, cuentos, discos... «pero todavía faltaba algo -contaba Trenas-. Ellos, los niños, querían ver convertida en realidad a Heidi. Querían tenerla en carne y hueso. Querían una niña como ellos que respondiera a la imagen que, sábado tras sábado, contemplaban en la pantalla». Así surgió el concurso promovido por la casa de discos que tenía los derechos sobre la banda original de los dibujos animados lanzados por una productora japonesa.
Tras la llamada de RCA se recibieron miles de cartas, cada una de ellas con la foto de una niña que aspiraba a ser Heidi. El jurado seleccionó a catorce, que se presentaron a la final vestidas como la niña de la tele. Trenas contó que aquella «fue una tarde muy movida: las futuras Heidis, con un gran número en su mano, iban de un lado a otro, unas ajenas a lo que sucedía a su alrededor; otras, conscientes de que podrían convertirse, por arte de magia, en la "niña de las montañas". Hubo lloros, risas, pataleos, espontaneidad, caramelos, pasarela, desfile, y, por fin, surgió la Heidi española».
Rosa María salió ganadora ante la sorpresa de su madre, que no se lo creía, la prudencia de su padre y la felicidad de sus abuelos. De la noche a la mañana se convirtió en la niña más solicitada. Sus padres, naturales de Santander y residentes en Madrid, se asustaron ante tantas entrevistas, llamadas telefónicas y fotos.
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Pilar Trenas fue una de las periodistas que llamó a su casa. Le respondió la pequeña que a la pregunta de si era Heidi respondió rápidamente que sí. Pronto pudo comprobar por teléfono que esta niña, que aún no había comenzado el colegio, era «simpática a rabiar». No tenía hermanos, pero sí muchos amiguitos en el barrio.
Su madre aseguraba que la pequeña, que acababa de cumplir tres años, no había cambiado en nada tras el concurso. Era muy pequeña para darse cuenta. Le encantaba la televisión y se sabía todos los anuncios. «No se pierde ningún programa infantil, sobre todo los de Heidi y, antes, los de Pipi Calzaslargas, que era el que más le gustaba», contaba su madre.
Romi causó sensación hace cuatro décadas, pues representó al ídolo de los niños en ese momento. Pilar Trenas creía difícil que ellos se olvidaran de Romi, de la Heidi española y aventuraba que cuando fuera mayor, el haber sido elegida Heidi formaría parte de su historia.