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Un redactor de ABC, el último que habló con Dato antes del magnicidio

El presidente del Gobierno respondió a unas preguntas de Palacio Valdés a la salida del Senado y se subió al automóvil donde murió asesinado

Madrid, marzo de 1921. El coche en que iba Dato, en el cual se ven perfectamente las señales de los balazos+ info
Madrid, marzo de 1921. El coche en que iba Dato, en el cual se ven perfectamente las señales de los balazos - Vidal
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Eduardo Palacio Valdés perdió de vista el coche de Eduardo Dato cuando éste recorría la calle de la Encarnación. Eran poco más de las ocho de la tarde de aquel 8 de marzo de 1921 y nada hacía pensar que el presidente del Gobierno moriría asesinado minutos después por tres individuos que desde una motocicleta con sidecar descerrajarían 20 tiros a su automóvil mientras circulaba por la plaza de la Independencia.

El cronista de ABC, hermano del también periodista y escritor Armando Palacio Valdés, sería el último redactor que habló con Dato antes del magnicidio.

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El presidente había asistido esa tarde al pleno del Senado y al finalizar la sesión pasó al despacho de ministros, donde se reunió durante unos diez minutos con los consejeros de la Guerra y Gracia y Justicia y con el marqués de Santa Cruz.

Al salir, un reportero de 'El Debate' y Palacio Valdés abordaron al jefe del Gobierno, preguntándole si recogería una pregunta que había formulado el político liberal Joaquín Chapaprieta sobre un decreto impulsado por su ministro de Hacienda, Lorenzo Domínguez Pascual.

«Recogeré eso, y otras muchas cosas que han dicho los dignos senadores que han intervenido en la discusión del Mensaje; pero eso no será, por fin, mañana, sino el jueves, pues aún han de intervenir varios oradores», explicó Dato a los periodistas, sonriendo.

Palacio Valdés indagó un poco más sobre cuándo se produciría la votación del decreto y el presidente del Gobierno le contestó: «Ese mismo día». Después, señalando al ministro de la Guerra, Luis Marichalar y Monreal, añadió: «Hoy ha tenido un éxito muy grande el vizconde de Eza, éxito reconocido por toda la Cámara, la que le ha aplaudido con justicia, y ahora, al terminar la sesión, ha sido felicitado por todas las personalidades que le escucharon».

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Eduardo Dato en su despacho - Charles Chusseau Flaviens

Al llegar a la puerta del edificio, donde le aguardaba su coche, Dato se despidió del redactor de 'El Debate' y de Palacio Valdés. Intercambió unas palabras con el marqués de Santa Cruz y subió al automóvil donde momentos después sería asesinado.

«Tras el coche del presidente del Consejo iba el que conducía al ministro de la Guerra y en ese orden recorrieron la calle de la Encarnación, donde ya los perdió de vista el redactor de ABC ya mencionado, que fue el último periodista con quien habló el Sr. Dato», recogió este periódico.

No tardaría Palacio Valdés en enterarse de la trágica noticia. «¡Han asesinado a Dato!». La frase, repetida de boca en boca, con la rapidez casi eléctrica de los sucesos sensacionales, sorprendió a los madrileños que circulaban por el centro de la ciudad. «'¡Han asesinado a Dato!', se repetía por doquiera, y en casi todas partes se resistía el público a creerlo». La conmoción, según ABC , fue «tremenda, honda, imponderable».

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