La mayor revelación sobre Alcatraz medio siglo después de la fuga: «¡Lo conseguimos por los pelos!»
La fuga más famosa de la historia es un misterio, aunque la versión oficial del FBI cree que Frank Lee Morris y los hermanos Anglin murieron ahogados el 11 de junio de 1962
MadridActualizado:- Comentar
- Compartir
Documentales, fotografías, libros, la famosa película protagonizada por Clint Eastwood, declaraciones de los presos con los que compartieron pasillo en la cárcel de Alcatraz y hasta un estudio científico sobre las aguas de San Francisco. Los intentos de averiguar qué ocurrió realmente en la fuga más famosa de la historia son infinitos. A nadie parece convencerle la versión oficial dada por el FBI en 1979, según la cual Frank Lee Morris y los hermanos John y Clarence Anglin perdieron la vida aquel 11 de junio de 1962. Todo continúa envuelto en el misterio.
Los cadáveres jamás fueron encontrados, tal y como avanzaba ya ABC tres días después de la desaparición de los reos: «Tres atracadores de bancos se han fugado de sus celdas en Alcatraz, haciendo un agujero en los muros de cemento.
Solo han usado cucharas. Si logran la libertad, será la primera vez que un presidiario confinado en esta cárcel logre escapar con éxito de esta prisión, considerada la más segura del mundo. Como es sabido, se encuentra sobre una gran roca en la bahía de San Francisco. Todavía se busca a los fugitivos, que según se cree, habrán intentado salvar a nado la distancia que les separa de tierra firme. El agua, en el momento de la fuga, tenía una temperatura de 12 grados y corrientes superiores a 13 kilómetros por hora».
El periódico había descrito antes a Alcatraz como una isla de la que era imposible escapar. También informó de otros intentos de fuga infructuosos, pero ninguna de las cientos de pruebas que la Policía siguió en los años siguientes fueron concluyentes para determinar si el intento de Morris y los hermanos Anglin fue un éxito o un fracaso. Hubo que esperar hasta el estreno de la película de Eastwood, en 1979, para que el FBI cerrara el caso y concluyera oficialmente que los presos se habían ahogado en las gélidas aguas de la bahía, antes de llegar a la costa.
Un plan minucioso
El plan fue minucioso. Durante 18 meses, los reos cavaron con las un túnel no solo con las citadas cucharas de metal procedentes del comedor, sino también con un taladro eléctrico improvisado con el motor de una aspiradora. Al mismo tiempo confeccionaron unas cabezas de muñecos con pelo, papel higiénico, yeso y pintura con las que hicieron creer a los guardias, la noche de la fuga, que estaban durmiendo. El engaño fue fundamental para ganar tiempo y poder trepar por unos postes y atravesar el techo por los sistemas de ventilación, antes de deslizarse por una chimenea de 15 metros que desembocaba en las duchas. Según la investigación del FBI, saltaron al agua entre las 20.00 y las 2.00 horas. En ese momento, se esfumaron para siempre.
Días después se encontraron el chaleco de uno de ellos en una zona costera, los restos de la balsa construida con medio centenar de impermeables en una isla cercana y algunos efectos personales de los hermanos Anglin flotando en la bahía. Con pocas pistas más, el FBI cedió el testigo a los Marshalls, la agencia federal de alguaciles de Estados Unidos, en cuya lista de los más buscados permanecen los presos desde entonces. Los cientos de llamadas que se han producido en las últimas décadas dando información sobre el paradero de alguno de los tres fugados han resultado infructuosas. Un sobrino de los hermanos aseguró, incluso, que su abuela recibió flores con tarjetas firmadas por John y Clarence varias veces después de la fuga, pero nada.
El caso fue cayendo en el olvido hasta que, en 2013, la Policía de San Francisco recibió una carta firmada, supuestamente, por uno de ellos: «Mi nombre es John Anglin. Escapé de Alcatraz en junio de 1962 con mi hermano Clarence y Frank Morris. Tengo 83 años y me encuentro en mal estado. Tengo cáncer. Sí, nosotros lo conseguimos aquella noche… ¡aunque por los pelos!». Y ofrecía a continuación un pacto a las autoridades: «Si anuncian en televisión que me prometen que iré a la cárcel solo un año y que me darán atención médica, escribiré de vuelta para decirles dónde estoy exactamente. No es una broma».
La fotografía
Esta misiva fue la mayor revelación sobre el caso desde que se produjo la fuga en 1962. El documento fue analizado por el FBI para determinar si era auténtica, pero los resultados no fueron concluyentes. En ella, según señaló la agencia, el supuesto fugitivo señalaba también que Morris había fallecido en 2008 y que su hermano, en 2011. John Anglin aseguraba igualmente que había vivido durante muchos años en Seattle, en el estado de Washington, además de ocho años en Dakota del Norte, un estado que habría abandonado para llegar después a Carolina del Sur. La esperada aparición del antiguo preso de Alcatraz nunca se produjo, pero la carta sirvió para que se reabriera el caso y para que creciera el interés por parte de la opinión pública.
Un año después, científicos holandeses de la Universidad Técnica de Delft y el instituto de investigación Deltares presentaron una investigación que simulaba los movimientos de estos tres hombres aquella noche. El estudio, un modelo hidráulico de alto rendimiento para simular el movimiento de las masas de agua en deltas y bahías, concluyó que la fuga pudo ser posible. Si salieron esa noche alrededor de las 23.30 horas, su bote habría llegado justo al norte del Golden Gate.
En 2015, un documental de History Channel también mostró una fotografía de los hermanos Anglin en una granja de Brasil, que habría sido tomada trece años después de la famosa huida. Sus sobrinos, Ken y David Widner, declararon haber recibido el documento de manos de un amigo de la familia llamado Fred Brizzi que conocía a John y Clarence antes de ingresar en Alcatraz. Según este, un día se encontró con ellos en un bar de Río de Janeiro y le propusieron ir a la granja que los reos mantenían para retratarlos con su cámara. Más tarde, un investigador forense echó un vistazo a la imagen y concluyó que era «muy probable» que se tratara de los compañeros de Morris por sus estructuras faciales. De nuevo, nada fue concluyente.