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La extraña lluvia de estrellas que ‘presagió’ la Guerra Civil: «Nunca vi el cielo en llamas como ese día»

A lo largo de generaciones, miles de familias españolas han dejado testimonio oral de la lluvia de meteoritos que se produjo la noche del 17 de julio de 1936, justo en el momento en el que Franco daba su golpe de Estado contra la República

Un grupo de españoles mira al cielo durante la Guerra Civil
Un grupo de españoles mira al cielo durante la Guerra Civil
Israel Viana
MadridActualizado:

La noche del 17 de julio de 1936, un labrador de 21 años llamado Juan Castro dormía al raso en una era del cortijo Macarena, a veinte kilómetros de Jaén. A eso de las tres de la madrugada, de repente, se despertó. Nada más abrir los ojos, se sorprendió del espectáculo increíblemente hermoso de una lluvia de estrellas. Emocionado, piensa en despertar a sus hermanos, que duermen a su lado, pero cuando por fin se decide a hacerlo pocos minutos después, las estrellas sobre el cielo empiezan a disminuir y opta por no molestarlos. En cambió, se va a echarles pienso a los mulos y se vuelve a dormir.

«Muchos años después, ya anciano, pensará que aquella lluvia de estrellas fue premonitoria», apunta Juan Eslava Galán en su libro ‘Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie’

(Planeta, 2011). Este suceso recogido por el divulgador sobre aquella noche en la que Franco, Emilio Mola y el resto de generales dieron el golpe de Estados contra la República se ha transmitido por vía oral, a lo largo de las décadas, en muchas familias españolas. Todas la dan por cierta, aunque no sea fácil hoy encontrar su rastro en ensayos o periódicos de la época, más preocupados por las bombas que empezaron a caer sobre la tierra que por las estrellas del cielo.

Sin embargo, los testimonios sobre aquella lluvia de estrellas son numerosos a poco que realicemos una búsqueda en internet. «Siempre me sorprendió la historia que comentaban en casa cuando era pequeño y narraban los días previos a la Guerra Civil. La noche anterior mis abuelos observaron un fenómeno extraño. En ese momento residían en el cortijo Cerro del Cura, propiedad situada a unos kilómetros de Álora, en Málaga. Aquella noche de estío salieron a refrescarse después de cenar, cuando observaron atónitos que las estrellas corrían en bandadas siempre en la misma dirección», escribe J. Antúnez en Facebook.

La primera portada, con sede en Madrid, sobre la Guerra Civil+ info
La primera portada, con sede en Madrid, sobre la Guerra Civil - ARCHIVO ABC

«Vestigio de una guerra»

Según este usuario, su bisabuela comentó en ese momento: «Esto es el vestigio de una guerra y las estrellas representan a las personas que huirán de este conflicto. Ya ha pasado otras veces». «Tal vez su vaticinio estaba fundado en la certeza de la contienda que se estaba fraguando», añade Antúnez. Efectivamente, desde hacía meses la tensión entre los partidos de izquierda y derecha estaba aumentando en España y la violencia ya se había adueñado de las calles. En el Congreso, incluso, los diputados habían estado a punto de llegar a las manos y una parte del Ejército preparaba desde semanas antes su golpe de Estado contra la República. La gota que colmó el vaso fue el asesinato del teniente Castillo por parte de grupos armados de la derecha, el 12 de julio, y el de José Calvo Sotelo por grupos de izquierda, un día después.

En el momento en que se producía la supuesta lluvia de estrellas, Franco se hospedaba en el hotel Madrid de Las Palmas de Gran Canaria. A las tres y pico de la madrugada, cuando aquel extraordinario fenómeno se encontraba en su máximo esplendor, un oficial de la vecina Comandancia le entregó al futuro dictador un radiograma del general Mola. Era la señal. El general gallego se había afeitado el bigote para viajar de incógnito con el pasaporte del diplomático de José Antonio Sangróniz, que no tenía bigote. Poco después de abandonar el hotel sin pagar la factura, se puso al frente de la insurrección.

La fecha del 17 de julio o las jornadas inmediatamente anteriores o posteriores, sin embargo, no corresponden con las Perseidas, que son en agosto, o las Eta Acuáridas, que son visibles del 21 de abril hasta el 20 de mayo cada año, con su mayor actividad alrededor del 6 de mayo. Aún así, encontramos el mismo fenómeno reseñado en ‘La guerra civil en El Viso del Alcor: la memoria recuperada’ (Colectivo Ecopacifista Solano, 2008), en cuyo capítulo 2, ‘Acontecimientos importantes en los prolegómenos de la guerra’ puede leerse:

Un niño madrileño lee las noticias de la guerra en ABC+ info
Un niño madrileño lee las noticias de la guerra en ABC

«El cielo en llamas»

«La noche del 17 de julio de 1936, sobre las 11 de la noche, tuvo lugar un espectáculo natural increíblemente hermoso: una lluvia de estrellas. El cielo tomó un color un tanto rojizo mientras las estrellas iban cayendo hacia el este. La gente de El Viso del Alcor se quedó pasmada y los comentarios propios de quienes no se explicaban este fenómeno natural no se hicieron esperar. Pronto afloraron las premoniciones vinculadas a la situación de tensión prebélica que se estaba viviendo, con comentario como: ‘Esto es la señal de que pronto va a haber una guerra’, ‘eso es la sangre que va a ser derramada’, ‘son señales en el cielo, calamidades en la tierra’».

Se pueden encontrar decenas de comentarios a noticias parecidas de aquella noche del 17 de julio en Cazorla («mi abuela también lo presenció y le tuvo que impactar mucho, porque decía que todas las estrellas del cielo se movían de un lado para otro. También lo relacionó con la guerra»), Andújar («mi familia lo contempló desde los viñedos de otro familiar en la sierra y pensaron que era un mal presagio»), Córdoba («me alegro mucho de que aquello que mi madre nos contaba sea cierto») y de otras muchas localidades de España: «Mi abuela decía que nunca había visto el cielo en llamas como aquel día y que era una señal de la guerra» o «mi suegros aseguraban que el cielo se puso rojo y que las estrellas no paraban de correr. La madre de mi mujer añadía: ‘Corren las estrellas como vamos a correr nosotros’. No sé si fue coincidencia o no, pero todas las personas mayores que conozco relacionaron aquella lluvia de estrellas con la Guerra Civil».

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