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Los excesos ocultos de Mao: la gran purga que marcó el camino a la China de Xi Jinping

La escena que en la que el actual presidente chino sacaba a la fuerza a su predecesor en la sesión de clausura del XX Congreso del Partido Comunista recuerda a las épocas más oscuras del gigante asiático

Israel Viana
MadridActualizado:

Fue una escena extraña y llena de tensión que ha dado mucho que hablar en todo el mundo y que quedará para la historia. ABC y otros miles de periódicos de los cinco continentes la llevaron a su portada. Se produjo este sábado en la sesión de clausura del XX Congreso del Partido Comunista y, además de escenificar la coronación del presidente Xi Jinping, supuso la defenestración pública de su antecesor, Hu Jintao, ante los 2.300 delegados congregados en el Gran Palacio del Pueblo.

Xi esperó a que la prensa internacional entrara en la sala y encendiera las cámaras para que Hu Jintao, sentado a su izquierda, fuera sacado a la fuerza de su escaño. El presidente quería dejar claro que el legado de su antecesor acababa de ser liquidado de un plumazo.

El Gobierno chino alegó después que su colega se encontraba indispuesto, pero nadie lo creyó, sobre todo al ver al mandatario girar levemente la cabeza hacia su izquierda y hacer una señal a uno de sus ayudantes para que acudiera de inmediato, a los que Hu se resistió durante dos minutos.

Todo el mundo habla ya de purga y las comparaciones con Mao Zedong no se han hecho esperar. En realidad, esta tendencia no es nueva desde que Xi subió al poder en 2013, aunque nunca se haya escenificado con tanta contundencia como ahora y de cara al público. Hace un mes, el que fuera ministro de Justicia entre 2018 y 2020, Fu Zhenghua, fue condenado a cadena perpetua por corrupción. Junto a él, cayeron otros antiguos altos cargos del Ministerio de Seguridad Pública. El más importante, Sun Lijun, que fue viceministro de Seguridad y fue acusado de dirigir una camarilla «desleal» al presidente. A estos se suman otros políticos y exjefes de Policía, entre otros.

Tras la salida de Hu Jintao, todos los delegados alzaron su brazo a favor de las enmiendas presentadas y no hubo ni un voto en contra. Al son de ‘La Internacional’, Xi Jinping se coronó este sábado como el mandatario más poderoso desde Mao Zedong, con una silla vacía a su lado que simboliza su poder absoluto en China. Pero, ¿se pueden comparar realmente a ambos mandatarios? «Mao fue un gobernante de gran crueldad», aseguraba a ABC, en 2006, la profesora Jung Chang, que antes de huir al exilio formó parte de las temidas ‘guardias rojas’ en la famosa ‘Revolución Cultural’ con la que Mao eliminó sin contemplaciones a quienes consideraba sus enemigos. Se calcula que cerca de un millón y medio de personas perdieron la vida.

Crónica de la muerte de Mao Zedong+ info
Crónica de la muerte de Mao Zedong - ABC

'Larga marcha'

Nacido el 26 de diciembre de 1893 en el seno de una familia campesina de Shaoshan, en la provincia de Hunan, Mao participó siendo adolescente en el movimiento revolucionario que, liderado por el doctor Sun Yat-sen, derrocó la dinastía Qing e instauró la Primera República en China en 1911. Desde la Primera Guerra del Opio en 1840, el gigante asiático sufría la ocupación de las potencias coloniales, que expoliaban al dividido país y conquistaban ciudades como Hong Kong y Macao o barrios enteros como la Concesión Francesa de Shanghái.

Tras acabar sus estudios y convertirse en profesor de escuela, Mao abrazó el marxismo mientras trabajaba en la Biblioteca de la Universidad de Pekín, por lo que fue uno de los fundadores del Partido Comunista de China en 1921 en Shanghái. Sin embargo, su verdadero ascenso al poder no llegó hasta que, después de una década dirigiendo las ‘guerrillas’ rurales de las provincias de Hunan y Jiangxi, encabezó la ‘Larga Marcha’ en 1934, que solo terminaron 10.000 de los 80.000 hombres que la comenzaron.

A pesar de la brutalidad de dicho sacrificio, este movimiento cimentó el prestigio militar de Zedong y difundió el comunismo por todo el país. El 1 de octubre de 1949, fundó finalmente la República Popular China en la plaza de Tiananmen e inició su lucha contra el pasado feudal. A pesar de ello, contradicciones de la vida, acabó viviendo como un nuevo ‘emperador rojo’, purgando a sus colaboradores y muriendo tranquilamente en el palacio de Zhongnanhai.

La violencia de Mao

Según contaba a ABC la mencionada historiadora, autora junto a su marido, el profesor Jon Halliday, de la biografía de ‘Mao: la historia desconocida’ (Taurus): «Antes de 1927, Zedong era un político más bien moderado que hizo una gira por los pueblos de su provincia natal y quedó fascinado por la violencia que ejercían unos campesinos contra otros, hasta el punto que se convirtió en su mayor promotor y se enganchó a ella no por razones ideológicas, sino porque disfrutaba de esa violencia».

En la citada ‘revolución cultural’, la vida de todos los chinos giró en torno a la figura del pensamiento de Mao, que en aquellos años se empeñó en proyectarse como el intelectual e ideólogo más importante de todos los tiempos. De ahí la enorme difusión que hizo de su ‘Libro Rojo’, una recopilación de citas, discursos, escritos y ocurrencias que, en solo tres años, se convirtió en el libro más publicado del mundo por detrás de la Biblia. Su estudio se hizo obligatorio en todas las escuelas y centros de trabajo, obligando que todos los teléfonos oficiales tuvieran que contestar, por ley, con una de las citas de la obra. Por ejemplo: «Las masas son los verdaderos héroes, en tanto que nosotros somos a menudo pueriles y ridículos» o «El Partido Comunista es el núcleo dirigente del pueblo».

El escritor Pedro Arturo Aguirre describe en ‘Historia mundial de la megalomanía: Desmesuras, desvaríos y fantasías del culto a la personalidad en la política’ (Debate, 2014) una forma de proceder que recuerda mucho a la de Xi Jinping en la actualidad: «Mao aniquiló moral y físicamente a tres grandes héroes de la Revolución china. Estos fueron Liu Shaoqi, He Long y Peng Dehuai, que tenían muchos más méritos, agallas y cualidades humanas que el miserable Sol Rojo. A un cuarto, Zhou Enlai, le obligó a tolerar una dolorosa y larga agonía».

Cuando se hablaba de la sucesión de Hu Jintao+ info
Cuando se hablaba de la sucesión de Hu Jintao - ARCHIVO ABC

«Rata capitalista»

Este último fue quien se atrevió a detener el ‘Gran Salto Adelante’ para iniciar una serie de reformas que pusieran freno a la hambruna, pero Mao no se lo perdonó. Zhou Enlai fue depuesto de su cargo y humillado públicamente de manera salvaje, tal y como ocurrió este sábado con Hu Jintao. Los ‘guardias rojas’ le acusaron de «rata capitalista» y «traidor» y China se llenó de carteles en los que se le insultaba, hasta que finalmente fue enviado a prisión. Allí falleció a los tres años, después de que el líder comunista se negara a que recibiera tratamiento por su diabetes y por su neumonía.

Otras de las biografías que retrataron al líder comunista como un ególatra cruel y sádico fue la de Li Zhisui: ‘La vida privada del presidente Mao’ (Penguin Random House, 1995). Este doctor comenzó a escribir su obra con las primeras anotaciones que hizo al ser nombrado para el importante e ingrato cargo de médico del presidente chino cuando tenía 35 años. Por su puesto, no pudo rechazar el puesto. El empleo le llevó al ostracismo cuando el corazón de Mao se paró el 10 de septiembre. La viuda del mandatario, Jiang Qing, fue a verle: «¿Qué estaban haciendo ustedes? Tendrán que responder por esto», amenazó al equipo de doctores que tenía a su mando. En China se había hecho popular el eslogan «Mao no debería morir». El líder también estaba obsesionado con ello y, a medida que envejecía, buscó cualquier terapia de rejuvenecimiento.

En su biografía, Zhisui también reveló detalles de su promiscua vida sexual: «Varias veces su esposa lo encontró con otras mujeres, incluyendo sus propias enfermeras. La conducta de Mao la hirió profundamente. Una vez la encontré llorando en un banco a las afueras de la residencia de Mao. Sollozante dijo que nadie, ni siquiera Stalin, podría ganar una batalla política contra su esposo, de la misma manera que ninguna mujer podría ganar jamás una batalla por su amor. Su gran temor era que Mao la dejara».

Uno de los misterios de la purga de Mao, contado en 1972+ info
Uno de los misterios de la purga de Mao, contado en 1972 - ARCHIVO ABC

‘China, sin Mao Zedong’

Otro de los excesos secretos de Mao, que tardaron décadas en salir a la luz, fue la orden que dio al Partido Comunista de que se sembraran de arroz todos los campos que por los que pasaba el tren lujoso en el que se desplazaba por el país. Miles de kilómetros solo para deleitarse con la fertilidad de sus tierras. No le importaba que el trabajo implicara a centenares de miles de agricultores y que otras vías quedaran cortadas durante los meses que duraron los trabajos.

‘China, sin Mao Zedong’, titulaba ABC en su edición del 10 de septiembre de 1976. El dictador había muerto tras casi tres décadas dirigiendo con mano de hierro los designios del país más poblado del planeta. Resulta sorprendente que su vida estuviera rodeada de tanto misterio hasta muchos años después de su muerte y a unos niveles enfermizos solo alcanzados por los norcoreanos Kim Jong-un y su padre Kim Jong-il. Cuando falleció, de hecho, la radio china alegaba solo «un empeoramiento de su enfermedad», sin especificar cuál. Se sabía que dos años antes había sufrido un ataque al corazón y se rumoreaba que había experimentado problemas de salud por el Parkinson, aunque nunca fue confirmado. Sobre lo que no hubo una sola noticia fue de los tres infartos que tuvo en la primera mitad de 1976.

Tal fue su influencia que acabó convirtiéndose en una especie de icono cultural del siglo XX, algo de los que Xi Jinping parece estar lejos. Prueba de ello es que, en 2017, uno de los retratos que Andy Warhol hizo de él, se vendió a través de la casa de subastas Sotheby’s de Hong Kong por más de 17 millones de dólares. Durante el funeral, una joven pekinesa comentaba entre lágrimas a este diario: «Vosotros los extranjeros nunca podréis entender lo que significa para nosotros».

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