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¿Cuelga Moros o Cuelgamuros? La razón detrás del cambio de nombre del Valle de los Caídos

PSOE y Podemos pactaron que el Valle de los Caídos, ubicado en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial, recuperara su nombre original

Por qué han exhumado antes a Primo de Rivera que a otras víctimas de la Guerra Civil

La escultura monumental de la basílica.+ info
La escultura monumental de la basílica. - ABC
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La exhumación de Francisco Franco y ahora José Antonio Primo de Rivera del interior de la Basílica del Valle de los Caídos ha colocado en el epicentro de la actualidad este conjunto arquitectónico situado en la Sierra de Guadarrama. Un terreno monumental formado por una basílica, una abadía y una cruz de 150 metros de altura que desde octubre de 2022 cambió legalmente su nombre a Cuelgamuros siguiendo la Ley de Memoria Democrática.

PSOE y Podemos pactaron que el Valle de los Caídos, ubicado en el término municipal de San Lorenzo de El Escorial, recuperara su nombre original de Valle de Cuelgamuros. O, al menos, el nombre que se estableció en el siglo XIX para sustituir el nada políticamente correcto de Pinar de Cuelga Moros.

El original data del siglo XI y hace referencia presumiblemente a algún episodio violento de la lucha entre cristianos y musulmanes en la Península Ibérica.

En la primera inscripción existente en el Registro de la Propiedad, de mediados del siglo XIX, la finca aparecía con esa denominación de Pinar de Cuelga Moros, pero pasó a Cuelgamuros en la inscripción registrada en 1875 y en todas las siguientes. Hacia 1932, la propiedad aparecía registrada a nombre de Gabriel Padierna de Villapadierna, Marqués de Muñiz, y posteriormente a sus herederos, entre los que figura el actual conde de Vilapadierna. Dado que las obras de Franco fueron declaradas «de urgente ejecución», la ley le permitió la expropiación forzosa de esta finca a esta familia por una cifra de 653.483,76 pesetas.

Columna a su llegada a las obras.+ info
Columna a su llegada a las obras. - ABC

El 1 de abril de 1940, Franco inició legalmente en esa finca la construcción de un conjunto monumental formado por una basílica, un monasterio y un cuartel de juventudes en el antiguo Cuelgamuros. El objetivo de la obra, a cargo de los arquitectos Pedro Muguruza y, posteriormente, Diego Méndez, era perpetuar la memoria de los que cayeron «en nuestra gloriosa cruzada». Su construcción se prolongó hasta 1958, tiempo en el que participaron miles de presos políticos. En el valle descansan los restos de 33.833 personas (21.423 identificados y 12.410 sin identificar) que fueron llevados allí entre 1959 y 1983, según datos del censo del Ministerio de Justicia.

Franco no eligió el sitio al azar, sino después de un profundo rastreo del terreno para encontrar un paraje idóneo en la sierra de Guadarrama. «No se trataba de descubrir, sino de identificar y localizar una imagen que (Franco) llevaba dentro», escribiría el que muy pronto iba a ser nombrado Abad de la Basílica, fray Justo Pérez de Urbel. Según escuchó decir el religioso al dictador:

«Hice varios intentos por todas las estribaciones del Guadarrama. Un día, ya en los comienzos de 1940, al terminar de comer, le dije a Moscardó:

–¿Quieres que vayamos a buscar el Valle de los Caídos? Porque el valle debía existir y seguramente por esta zona. Llegamos hasta el Alto de los Leones, descendimos hasta Guadarrama, tomamos la carretera de la derecha que lleva a El Escorial y a los dos o tres kilómetros nos detuvimos para examinar una hondonada que se abría en dirección a la sierra. Sendas de cabras y un camino muerto se alargaban entre un bosque de pinos. Lo seguimos hasta llegar a un cerro pedregoso que se alzaba a la derecha. Su nombre nos impresionó: se llamaba el Altar Mayor. Trepé hasta la cima, no sin cierta dificultad. El paisaje me agradó sobremanera.

«No se trataba de descubrir, sino de identificar y localizar una imagen que (Franco) llevaba dentro»

–Sube –grité a Moscardó, que sudaba y jadeaba cuesta arriba. Mientras llegaba, examiné los contornos. Algo más al Norte pude observar otra cima más alta todavía, un haz de riscos calvos de color dorado, entre cuyas grietas asomaba el verdor de algunos árboles raquíticos.

Franco y el Rey de Irán en el Valle de los Caídos.+ info
Franco y el Rey de Irán en el Valle de los Caídos. - ABC

–Es la Nava –dijeron a mi lado.

–El nombre es menos sugestivo que el de la altura en que estamos, pero su forma me parece más majestuosa.

–No nos harás subir también hasta allí –dijo el defensor del Alcázar de Toledo.

–No es necesario por ahora; pero subiremos algún día y me atrevo a esperar que subirán muchos españoles».

Para la administración del templo de 262 metros de largo (con una cúpula 45 metros de altura por 40 de diámetro), Franco escogió a la orden benedictina y acordó la constitución de una abadía independiente en el Valle de los Caídos, compuesta por al menos veinte monjes profesos y a cargo del mencionado fray Justo Pérez de Urbel. El elemento más destacado del monumento fue la gran cruz de piedra de 150 metros de altura y brazos de 24 metros cada uno. Esta se levanta sobre una basílica excavada 250 metros en el interior de la roca.

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