Así contó Fraga su enfrentamiento con Tejero el 23-F: «Con voz fuerte les dije que dispararan contra mí»
El entonces líder de Alianza Popular recibió a ABC en su despacho pocas horas después del intento de golpe de Estado
![Manuel Fraga Iribarne en su despacho de la calle Silva en donde recibió a dos redactores de ABC y contó su incidente con Tejero.](https://s1.abcstatics.com/media/archivo/2021/02/19/4380256-k42--620x349@abc.jpg)
- Guardar
- Comentar
- Compartir
Hacía apenas unas horas que había abandonado el Congreso de los Diputados tras la intentona de golpe de Estado del 23-F cuando Manuel Fraga Iribarne recibió a dos redactores de ABC en su despacho en la sede de Alianza Popular en la calle Silva. Eran las dos de la tarde del 24 de febrero y el líder de AP tenía aspecto visiblemente cansado, aunque pulcro, recién afeitado y lleno de vitalidad como solía.
Mientras Manuel Sanz Bermejo preparaba su equipo fotográfico, Fraga despachó unos papeles con su secretaria e invitó al cronista parlamentario José María Fernández Rúa a tomar asiento. Éste escribiría después: «No deja de hablar. Es un torrente». Y, sin más dilación, comenzó la entrevista:
«Estaba allí, como saben, cuando ocurrió el hecho con una enorme violencia.
Hay que decir que desde el punto de vista de la técnica del golpe de Estado, como diría Malaparte, fue un golpe perfecto, porque la parte que se designó a este comando de la Guardia Civil no se puede hacer mejor, desde la perspectiva del golpe de Estado. Pero como, en cambio, fallaron otros golpes en Valencia y en la Radiotelevisión Española, etcétera, pues, evidentemente, ellos, que estaban muy eufóricos al principio -empezaron a facilitar noticias de que estaban asistidos por toda España-, se dieron cuenta de su error...
-Perdón...
-Se dieron cuenta de error, le digo, y yo, a la vez, me fui dando cuenta progresivamente de esta situación. Pero, justamente eso me preocupaba, porque no daban facilidades de ninguna clase y yo pedí cuatro veces -la última lo conseguí a las nueve y media de la mañana, después del incidente gordo- que dejaran salir a las señoras, por ejemplo, y me daba cuenta de que los nervios podían producir una situación mala en cualquier momento.
-Señor Fraga, ese incidente que califica de "gordo"...
-Me pareció que era una obligación hacer lo que hice. Es decir, dirigirme al teniente coronel Tejero y al teniente que estaba allí especialmente activo, en la sala, y decirles que eso no podía ser, que no pasábamos por ello, y que si había algún defensor de la Guardia Civil lo había sido yo siempre, y que tenía que decirles que no estaban sirviendo de esa forma ni al Rey ni a la democracia, ni a la Constitución ni a nada.
(La Cadena Ser había emitido esa misma mañana la cinta grabada del incidente al que se refería Fraga. Eran las nueve y media de la mañana cuando el señor Fraga gritó, puesto en pie desde su escaño: «¡Quiero salir, porque esto es un atentado contra democracia!». Esta frase fue secundada por otros diputados con gritos de «¡Viva España!» y «¡Viva la democracia!». En ese instante, el teniente coronel Tejero no estaba en el hemiciclo, pero entró apresuradamente y ordenó al líder de Alianza Popular que se sentara en su asiento. «No le hago ese favor -gritó Manuel Fraga-, disparen contra mí. Quiero salir de aquí. Salimos todos».)
-Con voz fuerte, les impresionó mucho, les dije que dispararan contra mí. Desde ese momento se dieron cuenta ellos de que no iban a disparar. Todos se apercibieron que no harían uso de las armas, lo cual tengo que decir que habla en su honor, porque al principio estuvieron muy duros e intimidatorios, pero creo que nunca pensaron en hacer daño a las personas.
-Ya. ¿Fue entonces cuando fue obligado a abandonar el hemiciclo?
-Efectivamente. Cuando fui sacado de la sala con las dos manos del teniente coronel, que me empujó, como él mismo reconoció, con las dos manos, y me llevaron al despacho del presidente de la Cámara. Por allí pasaron muchos oficiales y muchos guardias. Me di cuenta de que la situación estaba ya preparada para llevarla a una negociación. Hablé con muchos de ellos y creo que contribuí seriamente a que ellos, a su vez, convencieran al teniente coronel Tejero de que parlamentase, como lo hizo, con el general Armada y que el asunto terminase como así ocurrió».
A una pregunta del periodista sobre cómo veía la situación en esos momentos, Fraga instó a tomar el «aviso» que había supuesto el 23-F «con todas las consecuencias». «Más que nunca es cuando hay que reforzar la atención por las Fuerzas Armadas y por las Fuerzas de Orden Público. Naturalmente también estoy seguro que en estos sectores habrán tomado muy buena nota de la tremenda lección que es esto para todos, y, desde luego, lo que hay que hacer es seguir trabajando todos unidos, con la Corona, para defender a España», añadió.
En la despedida en aquel angosto despacho, cuando Fraga ofrecía unos puros a los informadores, les contó que tenía la cabeza muy dura. «Cuando la primera ráfaga de metralleta, al inicio de los incidentes, me cayó casi un kilo de cristal encima de la cabeza».
Aún no se había ido a dormir y no pensaba hacerlo. Había estado unos momentos en su casa para abrazar a su familia y darse un baño y se había ido a la sede del partido para presidir una reunión y a continuación tenía un almuerzo.
«¡Ah! por cierto -añadió por último-. Algo de lo que presumiré toda mi vida es haber planteado una cuestión de orden, ya que al señor Lavilla, como no levantaba la sesión y nos íbamos de allí como si fuera la salida de una taberna, le pedí que levantara la sesión y que se convocara la Junta de Portavoces y así lo hizo».
Treinta años después, Fraga volvió a recordar en este periódico aquel 23 de febrero de 1981 y rememoró la reacción de Tejero cuando le recriminó su actitud. «Se enfadó muchísimo conmigo. Fue un momento tenso. Me sacó a empujones del salón y me llevó al despacho del presidente del Congreso donde comprobé que era imposible saltar a la calle porque había mucha altura. Pasé toda la noche en aquel despacho con unos guardias civiles muy amables custodiándome. Como anécdota: fui el único que salió de allí afeitado».
Renovación automática | Cancela cuando quieras