Alfonso XII, el último Rey español que entró en combate y casi muere en una emboscada carlista
Dada su juventud, el Monarca fue tutelado por comandantes experimentados en estas batallas y nunca ejerció de mando único
La verdad sobre el Duque de Alba, el genio militar incapaz de sosegar la revuelta de Flandes
![El Rey Alfonso XIII inaugura en 1922 el monumento dedicado a su padre.](https://s1.abcstatics.com/media/archivo/2023/03/16/5222718-klgG--620x349@abc.jpg)
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La sobreexposición del comandante en combate suponía un riesgo demasiado alto en la Edad Moderna, donde las estructuras militares aún dependían de que se mantuviera en su sitio la cabeza del general. El Rey de España Carlos I llevó a retar en duelo singular a Francisco I de Francia, mientras que Felipe V, el primer Borbón español, un adolescente tímido y enfermizo que se transformó en una fiera incansable cuando empezó la Guerra de Sucesión que le llevó hasta el trono.
Uno de sus hijos, Carlos III, el tercero en sucederle tras Luis I y Fernando VI, fue también un Rey Guerrero en la línea de su padre. Lo fue en su campaña por hacerse con un trono en Italia, en una serie de combates contra los austriacos que ocupaban Parma, Nápoles y Sicilia y en su aire marcial, que nunca le abandonó, pero pronto cambió la guerra por la política de despachos.
Nada parecido a un Rey Guerrero surgió en la Monarquía española hasta Alfonso XII, que cumplió con todos los requisitos de los Reyes Soldados que se pusieron de moda en ese mismo periodo, de Napoleón III de Francia a Guillermo I de Prusia. En un intento por vengarse de los militares que no paraban de inmiscuirse en política, Cánovas del Castillo, artífice de la Restauración borbónica, procuró que el principal espadón del reino fuera el propio Rey.
![Una imagen del Rey Don Juan Carlos en su infancia.](https://s2.abcstatics.com/media/archivo/2023/03/16/24453979-klgG--510x349@abc.jpg)
Alfonso XII se empapó de la tradición militar austriaca durante su formación en Viena y, más tarde, ingresó en la Real Academia Militar de Sandhurst, en Inglaterra. Era cadete de esta institución cuando fue proclamado Rey de España. Como mando supremo del Ejército, Alfonso XII procuró hacerse respetar por las tropas españolas e incluso tomó parte en la Tercera Guerra Carlista.
En la batalla de Lácar, en el valle de Yerri (Navarra), las tropas carlistas asaltaron un pueblo controlado por los liberales por sorpresa la tarde del 3 de febrero de 1875. Capitaneados por el propio pretendiente Don Carlos, los requetés causaron contaron más de 1.000 bajas a las tropas reales y obligaron a Alfonso XII, muy joven todavía, a abandonar rápidamente el lugar de la contienda para evitar ser capturado.
Arriesgar la vida
Dos años después, Alfonso, también presente en la zona de operaciones, se resarciría del ataque carlista durante la Batalla de San Marcial. Gran parte de las tropas carlistas cayó en dicha batalla que se considera la tumba de esta causa. Dada su juventud, el Monarca fue tutelado por comandantes experimentados en estas batallas y nunca ejerció de mando único, pero debido a su sentido romántico de la existencia sí arriesgó el pescuezo más de la cuenta.
En el estudio ‘La configuración de la mentalidad militar contemporánea (1868-1909)’, Pablo González-Pola califica a Alfonso XII de «buen rey militar», y resalta que el Monarca poseyó unos valores castrenses arraigados. Además de intentar reformar el Ejército, esta actividad militar estuvo concentrada en salidas para dirigir maniobras y visitar cuarteles y academias.
![Monumento a Alfonso XII como militar en el estanque del Retiro.](https://s1.abcstatics.com/media/archivo/2023/03/16/5293664-klgG--510x349@abc.jpg)
No en vano, como recuerda Rafael Fernández Sirvent en su monográfico ‘De “Rey Soldado” a “Pacificador”. Representaciones simbólicas de Alfonso XII de Borbón’, «también hubo algunas voces de coetáneos que criticaron al monarca por mostrar una cierta dejación de sus funciones castrenses, como mando supremo y cabeza visible del Ejército. En este sentido, el anciano emperador alemán Guillermo I se atrevió a sugerir al joven Alfonso de Borbón , por mediación de su plenipotenciario en España, que no ahorrara cabalgaduras ni fatigas para cumplir sus deberes como rey». Parece ser que, una vez pacificada la Tercera Guerra carlista, Alfonso descuidó su vertiente militar y abandonó parcialmente los uniformes con cada vez mayor frecuencia.
Antes que él había sido brevemente Rey de España Amadeo de Saboya. Este miembro del Ejército italiano tomó parte en la guerra contra Austria con el grado de coronel, distinguiéndose por su arrojo: en la desgraciada batalla de Custozza (24 de junio de 1866) en donde fue herido en el pecho, lo que le valió la Medalla de Oro al Valor Militar. Dos años después, ingresó en la Marina en calidad de vicealmirante de la Flota italiana. Un vez terminó su reinado, el de Saboya se reincorporó al Ejército italiano, donde alcanzó el grado de teniente general.