Refranes
¿Era Picio más feo que el sargento de Utrera?
Condenado a muerte e indultado en el último momento, a este zapatero granadino la impresión le dejó sin pelo y con la cara demacrada
Feo tuvo que ser Picio para que quedara por siempre en el dicho popular en el podio de los más feos de España, junto al sargento de Utrera, del que dicen que «reventó de feo».
Del sargento cuenta Luis Montoto que su nodriza por no verle la cara le daba la papilla por el trasero y José María Iribarren reseña que «de esta joya de la estética hay noticia histórica». Se llamaba Miguel de Silva y nació en Utrera (Sevilla) hacia 1540. «Fue tan grande su fama que hacia el año 1600 iban en romería a verlo, por la notoriedad que su fealdad alcanzó», escribe el autor de «El porqué de los dichos».
A Picio le sitúan también en Andalucía, pero en Granada. Así se llamaba, aunque quizá solo fuera su apodo, un zapatero de Alhendín que vivió hacia la primera mitad del siglo XIX, según aseguraba José María Sbarbi (1834- 1910) en su « Gran Diccionario de Refranes ». Sbarbi llega a asegurar que él mismo habló con personas que conocieron a Picio.
Sbarbi relata que durante la época de la invasión francesa, Picio cometió un delito por el que fue condenado a muerte y a punto estuvo de ser ejecutado. Se hallaba en capilla cuando le llegó el indulto y fue tal la impresión que le causó la buena nueva que «le dejó sin pelo, sin cejas, sin pestañas y con la cara llena de mendrugones y nacencias», relata Jaime Campmany en su artículo « El Quid de unos dichos ».
Tan feo se quedó Picio que la gente le rehuía, por lo que se refugió en Lanjarón, pero que de allí le echaron por impío porque no pisaba la iglesia por no quitarse el pañuelo que le cubría la cabeza y parte de la cara. El desdichado zapatero murió en Granada capital con casi 60 años aunque su fealdad se haya convertido en leyenda.
El escritor Pedro Antonio de Alarcón ya lo citó en « El sombrero de tres picos » que publicó en 1874, lo que indica que ya corría el dicho de boca en boca en Granada. «El tío Lucas era más feo que Picio», dice al inicio del capítulo V de la novela. Desde entonces Picio ha aparecido en obras de Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Pío Baroja y un gran número de autores.
José María Iribarren (1906-1971) se refiere a Picio en «El porqué de los dichos» diciendo que «para ponderar la fealdad de alguien, suele decirse que es ‘más feo que Picio, a quien de feo que era, le dieron la Unción con caña, por lo asustado que estaba el cura’».
Una teoría alternativa
Sin embargo, el abogado Gonzalo Gil del Águila señala que «Picio es otro nombre del dios al que los romanos llamaron Vulcano y los griegos Hefesto, dios del fuego y la forja, los metales y la metalurgia, de los herreros, artesanos y escultores». El cojo, feo y lisiado hijo de Zeus y Hera, continúa Gil del Águila, se tuvo por feo y deforme en la Antigüedad aunque no fuera así representado en «La Fragua de Vulcano» de Velázquez.
Este autor recuerda que en la provincia de Granada existe en La Alpujarra una entidad local llamada Picena. «Quizás no sea descabellado pensar que Picena proceda del topónimo latino Piciana y este del nombre Picius», señala.
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