Las casetes pirata pusieron «en peligro de muerte» a la industria antes que internet
Entre 1982 y 1984, las discográficas perdieron 4.800 millones de pesetas por la caída de un 50% en la venta de sus discos, mientras la de cintas vírgenes crecía en un 600%

La descarga gratuita de música en internet continúa lastrando seriamente a la industria en España y en el resto del mundo. La venta de discos en las tiendas sigue cayendo en picado y la digital no crece como se espera. Pero mucho antes de que la Red entrara en nuestras vidas, la piratería en España ya se había convertido en un problema «muy serio» que ponía «en grave riesgo la continuidad del sector fono-videográfico y de todos aquellos que colaboran y trabajan en él». Esa era la conclusión a la que llegó, hace 25 años, el primer informe elaborado por la Asociación Fonográfica y Videográfica Española (AFYVE), en relación al fenómeno de las casetes piratas, las de toda la vida, las que se rebobinaban con un bolígrafo para ahorrar pilas.
Entre 1982 y 1984, se vendieron 10 millones de casetes originales menos en España
El estudio, del que se hizo eco ABC , ponía de manifiesto como las casetes grabadas que se difundían sin autorización estaban poniendo «en peligro de muerte a la industria» musical española (y mundial), de la misma forma que ocurre hoy con las webs de descarga gratuita de archivos protegidos por derechos de autor.
En la «guerra» de entonces, la de finales de los 70 y principio de los 80, tampoco había tregua, ya que la evolución del problema había alcanzado cifras alarmantes.
Una caída del 50%
Entre 1982 y 1984, el número de casetes originales vendidas en España se redujo en un 50%, pasando de los 21 millones a los 11 millones de unidades, mientras que las casetes piratas compradas por los aficionados en muchos mercadillos aumentaban desde los dos hasta los 12 millones (un 600% más).
La venta de discos originales en España descendió un 32%
Estos porcentajes son muy superiores a los que se produjeron, entre 2000 y 2005, a raíz del aumento de las descargas gratuitas en internet. Durante esos cinco años, la venta de discos en España descendió un 32%, un total de 18 puntos porcentuales menos que la cifra de casetes señalada.
Según las estimaciones del informe de la AFYVE de 1985 –que en aquella época mantenía una estrecha colaboración con la SGAE –, la venta legal de los 12 millones de casetes piratas vendidas entre 1982 y 1984 habría generado unas pérdidas para a industria discográfica de 4.800 millones de pesetas, una cifra desorbitada para la época que hizo «desplomarse el mercado legal, poniendo a las compañías en una situación límite».
Impuestos perdidos
Las «víctimas» de aquellas perdidas, según la asociación, eran los autores, editores, compositores, músicos, artistas, productores e, incluso, el mismo Estado español, que, en 1984, dejó de ingresar entre 1.500 y 2.000 millones de pesetas de impuestos por esas ventas ilegales.
Las casetes piratas son un poderoso medio para «infringir los derechos de autor»
El problema que generaba a la industria musical aquellas cintas pirata –«ofrecidas al consumidor reproduciendo lo mejor posible, en su aspecto gráfico y eterno, la presentación de la grabación original, cuya copia no autorizada e ilegal contenía», decía ABC–, ya había sido tratado por este diario en su edición del 12 de marzo de 1978.
En aquel artículo se denominaba a la casete, «por la facilidad de difusión de su técnica», un poderoso medio para « infringir los derechos de autor , ya que se reproducen y difunden fácilmente y se comercializan obras musicales, sustrayendo el beneficio económico no sólo al autor, sino al productor fonográfico».
270 millones de unidades piratas
A escala mundial, la piratería también se había convertido en la pesadilla de la industria de la música grabada. Según un informe de la Federación Internacional de Productores de Fonogramas y Videogramas (IFPI), en 1982 se vendieron más de 270 millones de unidades piratas en todo el mundo, lo cual supuso una pérdida de ingresos próximos a los 100.000 millones de dólares.
De aquella crisis, las discográficas salieron vivas y siguieron enriqueciéndose. Hoy, sin embargo, en medio de una guerra que en España vivió tiempos convulsos con la famosa Ley Sinde y el cierre de las páginas web de descarga, la industria discográfica está de nuevo «herida de muerte» y trata de adaptarse a los nuevos tiempos a pasos agigantados.
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