El pueblo de Granada que tiene nombre de moneda americana: ¿por qué se llama así?
Se llama Dólar pero no tiene nada que ver con la divisa estadounidense, y hay tres teorías sobre su origen, la más antigua de ella del siglo XIV
Un fin de semana en Guadix, la puerta de entrada a las 'badlands' andaluzas
Lo más común es pensar que hay un pueblo en Granada que se llama como la moneda de Estados Unidos y de otros países, pero… ¿y si fuera al revés? ¿Y si los norteamericanos hubieran pensado en ese pequeño municipio granadino para darle nombre a su divisa?
Bueno, pues ni lo uno ni lo otro. Dólar viene de thaler, una moneda de plata que se acuñó en el siglo XVIII en la región alemana de Bohemia y que utilizaron los españoles, llamándola duro, cuando todavía tenían presencia en medio mundo. El duro (o dólar) llegó en consecuencia a las colonias españolas al otro lado del Atlántico y también al país que se formó en ese siglo y que dieron en llamar Estados Unidos de América.
En cuanto al pueblo de Dólar, su nombre podría venir del que tenían unas hachas que se utilizaban en el siglo XIV para hacer toneles. Otras dos teorías apuntan a que es un apócope de dolaria, o sitio donde hay madera en abundancia, o a que procede de dar, una voz árabe que se traduce por casa. Nada que ver con los duros, que por cierto siguen teniendo vigencia ya que los que tienen una edad siguen hablando de ellos, pese a que el euro los eliminó.
Dólar es una localidad de poco más de 600 habitantes ubicada en la comarca de Guadix y a 95 kilómetros de Granada. Curiosamente está más cerca de la capital almeriense, que la tiene a 83 kilómetros, que de la granadina. En cualquier caso, no es esa curiosidad algo que quite el sueño a sus habitantes. Los dolorios, que tal es el gentilicio local, viven fundamentalmente del campo.
La agricultura es la base de su economía. Allí se vive del cereal, sobre todo de la cebada y el trigo. También del olivo y, en los últimos años, de la vid. De hecho, Dólar es el punto de partida de un vino ecológico que se hace en las bodegas Méndez Moya y que es muy apreciado no sólo en Granada sino en otros puntos de Andalucía.
Es un típico caso de localidad en riesgo de despoblación. En 1960, su población era de casi 1.400 habitantes y en la actualidad no llega ni a la mitad, aunque esa tendencia se ha frenado ligeramente en lo que va de siglo XXI gracias a una apuesta (moderada por el momento, eso sí) por el turismo rural.
En ese sentido, es un destino que gusta a quienes buscan un emplazamiento tranquilo, lejos del ruido, con clima fresco (está a 1.200 metros de altitud e incluso en verano las temperaturas bajan de noche), que por otra parte permite comer un pan excelente -y unas tortas de chicharrones tremendas- hechos en el obrador La Tahona y que ofrece la oportunidad de hacer rutas senderistas, sobre todo las que llevan hasta la vertiente norte de Sierra Nevada, la menos concurrida.
El patrimonio no es tremendo, nada comparable a ciudades próximas como Guadix o Baza. Pero merece la pena echarle un vistazo a la Iglesia de la Anunciación, del siglo XVII, a las ermitas erigidas en honor a San Andrés y San Antón, así como a la Virgen del Carmen, y, fuera del pueblo, a los restos de un castillo árabe del siglo XII.
Dólar es además un pueblo a la vanguardia en renovables. Las grandes extensiones que rodean el pueblo se han ido llenando en los últimos años de placas solares. El sol, que tantas cosechas habrá arruinado a lo largo de la historia de Dólar, es ahora una fuente de riqueza y economía gracias a la energía fotovoltaica. Y eso también está resultando ser un freno a la despoblación.
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