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El País Vasco resiste mejor la crisis pero envejece peor

Los privilegios fiscales ofrecen una ventaja para la región

El País Vasco resiste mejor la crisis pero envejece peor abc

itziar reyero

La economía vasca ha resistido la crisis sensiblemente mejor que el conjunto del país, aunque ni mucho menos ha sido la «isla» paradisíaca que el Gobierno anterior de Juan José Ibarretxe (PNV) trató de vender en 2008, cuando se notaron los primeros efectos de la recesión mundial. Su mejor comportamiento respecto a la economía española se sustenta en el notable peso de su industria como motor de actividad, con un tejido empresarial versátil y volcado al exterior. Otras razones no menos importantes son su menor dependencia del ladrillo respecto a otros lugares de la Península y su apuesta por la inversión en I+D, este último dato equiparable a niveles de Suecia. Todo ello, sin obviar la ventaja que supone un sistema de financiación propio, que permite a Euskadi disponer de más recursos públicos que el resto de comunidades del régimen común, en virtud del concierto.

Una de las principales consecuencias que arroja esta singularidad es que el País Vasco puede presumir de tener la tasa de paro más baja de España, fijada en el 14,56% en el segundo trimestre de 2012. Aún así, la legislatura de Patxi López culmina con 164.139 parados, 48.000 más que los registrados en 2009, si bien desde el PSE recuerdan que solo en el último año de la etapa de Ibarretxe (PNV) se destruyeron 40.000 puestos de trabajos, tantos como en los tres últimos. Los socialistas alegan que la tasa vasca de destrucción de empleo es del 4,8%, un tercio inferior a la del resto del país -13,4%- en los últimos 41 meses de mandato de López. Cerca de 41.000 familias vascas tienen hoy a todos sus miembros parados.

Euskadi sigue liderando con Navarra y Madrid el ranking de comunidades autónomas más ricas, con el PIB por habitante más alto del país en 2011: 31.288 euros, según datos del INE. Sin embargo, en los últimos doce meses su economía ha retrocedido a una velocidad similar que la española. El descenso del PIB en el último año se situó en el 0,9%, mientras que entre abril y junio de 2012 la caída fue del 0,4%. En concreto, el País Vasco encadena tres trimestres de evolución negativa sin que existan perspectivas de recuperación y tampoco será capaz de generar riqueza este último tramo de año.

Empresas destruidas

«Nos encontramos en el peor momento del ciclo», admitió hace apenas un mes el consejero vasco de Economía, Carlos Aguirre, que achacó los malos resultados a la caída de las exportaciones y en septiembre habló incluso de «gran depresión». Efectivamente, el dato viene lastrado por el acusado descenso en la actividad industrial, fruto de la contracción de la demanda de los países del entorno, sobre todo Alemania, Francia y Reino Unido, hasta ahora balón de oxígeno del tejido exportador vasco.

Desde la patronal vasca Confebask resumen las cicatrices de la recesión en Euskadi en 3.600 empresas destruidas desde 2007 y una pérdida de capacidad competitiva del 11,2% en el mismo periodo. Y alertan de que la restricción del crédito a las empresas seguirá haciendo estragos, con centenares de sociedades liquidadas y miles de puestos de trabajo eliminados. Solo en esta legislatura, el Gobierno vasco ha autorizado 422 expedientes de extinción que han dejado a 8.359 trabajadores en la calle. En el primer semestre de este año se otorgaron 103 permisos de liquidación, cifra similar a la de todo 2011.

Pero es el cruce con los datos sociodemográficos lo que enciende las alarmas, según el «Informe Socioeconómico de Euskadi 2012». El estudio confirma que la tasa de actividad en el País Vasco exhibe un crecimiento más lento que el resto de España. Así, si en 2011 el índice nacional se situó en el 59, 48%, el vasco se colocó cuatro puntos por debajo, el 55,4%, según datos facilitados por el Eustat (Instituto Vasco de Estadística).

Los autores del informe ven en esta evolución dispar el preocupante proceso de envejecimiento de la población vasca, que no se ve compensado con los flujos migratorios, con ratios inferiores al del resto de comunidades autónomas: en torno a 142.000 personas (6,5%). Con 2,1 millones de habitantes, el País Vasco es una de las sociedades con mayor esperanza de vida (85 años para las mujeres y casi 78 años para los hombres), lo que implica una estructura demográfica con más personas mayores de 64 años (19%) que menores de 21 años (17%). Según datos oficiales, el saldo entre las pensiones contributivas y las cotizaciones en el País Vasco arrastra un déficit de 2.684 millones de euros desde 2005.

Al cierre de 2011, el desfase fue de 937 millones, un agujero que según los expertos no hará más que crecer en los próximos veinte años. Máxime si se tiene en cuenta que la base de los jóvenes cotizantes -mileuristas- es incapaz de soportar por sí misma las pensiones de los vascos, que tienen la media por jubilación más alta de España (1.019 euros al mes). Todo ello hace inviable un sistema vasco de pensiones, como reclaman los nacionalistas. Esta cuestión se ha convertido en uno de los grandes temas de debate de la campaña electoral. Ante la ofensiva soberanista, PSE y PP recuerdan que las pensiones no estarían garantizadas en una Euskadi independiente y que sin la solidaridad de la Caja única de la Seguridad Social, cada pensionista vasco vería reducida su prestación en torno a un 13%.

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