Lucía Figar: la carrera imparable de una asesora «junior» de Aznar
No ha parado de ascender en política desde los 23 años y es uno de los rostros más conocidos del Gabinete de Aguirre. Llegó a sonar como «ministrable» para el Ejecutivo de Rajoy y no sería de extrañar que pronto fuera algo más que consejera

Cuando Esperanza Aguirre anunciaba ayer su decisión de dimitir como presidenta de la Comunidad de Madrid y dejar de lado la política, otra mujer emocionada aguardaba el sentido abrazo de la despedida. Se trataba de Lucía Figar , la consejera de Empleo y Educación de la Comunidad de Madrid cuyo llanto daba ayer una de las mejores imágenes de la jornada y que lleva ya tiempo emergiendo a los primeros planos de la política regional en la Comunidad de Madrid.
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Si algo puede decirse de la carrera política de Lucía Figar, de ahora 37 años, es que ha sido meteórica . Fue el exministro Eduardo Zaplana quien le echó el ojo para la política y sin llegar ni siquiera a la cuarentena ya es una de las caras más conocidas fuera y dentro del Ejecutivo madrileño. Sin ir más lejos, ya tras las elecciones generales su nombre fue uno de los más sonados entre los posibles ministrables de Mariano Rajoy.

Figar se licenció con 23 años en Ciencias Económicas y Empresariales. Era 1998, colgaba los libros de la carrera y pasaba, nada más y nada menos, que a formar parte del equipo de aesores «junior» del entonces presidente del Gobierno, José María Aznar. Fue el primer paso hacia el estrellato político. Con Aznar, Lucía Figar comenzó una carrera imperable hacia la primera línea, pasando por la dirección del Gabinete del Secretario General del Partido Popular Europeo y por la dirección del GAbinete del Secretario de Estado de Organización Territorial de Administraciones Públicas. Ese fue su pasaporte para la secretaría general de Asuntos Sociales en el ministerio de Trabajo, donde se convirtió en la mujer más joven en alcanzar un puesto de tal envergadura.
A Esperanza Aguirre no se le escapó el prometedor futuro de Figar y no perdió tiempo en incorporarla a su Gabinete. Allí ya ha asumido desde la consejería de Inmigración hasta la de Educación y Empleo.
En cuanto a crisis, si por algo comenzó a verse el rostro de Lucía Figar (a la que también se la califica como una de las políticas más bellas del Partido Popular), fue por la huelga general que puso en jaque al sistema educativo de la Comunidad de Madrid poco antes de las elecciones generales. Por ello, resulta descabellado pensar que Figar, la «la niña bonita» de Aguirre, haya echado tan pronto el freno a su carrera política. La jovencísima asesora de José María Aznar tiene visos de seguir, a buen seguro, subiendo peldaños en la Comunidad de Madrid donde, quién sabe, un día podría ser algo más que consejera.
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