Ferrari 458 Spider, «el coche»
Aunque no me consideraba «Ferrarista», el nuevo 458 Spider me ha cautivado de tal manera que he cambiado mis gustos. Si tuviese 216.000 euros me lo compraría con los ojos cerrados.
madrid Actualizado: GuardarLa suerte no nos acompañó la mañana que recogimos del concesionario Santogal el Ferrari 458 Spider. Estaba muy nublado y amenazaba lluvia, pero no había otra opción. O lo cogíamos ese día o perdíamos la posibilidad de disfrutar de esta «bestia» del asfalto. Porque con 570 CV/551 Nm cualquier aparato con cuatro ruedas es una «bestia». Una «bestia» domesticada que nos va a deparar las emociones más fuertes que pueda uno sufrir pero, ¡¡qué gusto!!
El Ferrari 458 Spider es la versión descapotable del 458 Italia, la última maravilla salida de la factoría de Maranello. El primer Ferrari con techo duro eléctrico y un motor central aspirado y de gasolina con 8 cilindros en V capaces de llevar a esta bella machina, con el techo por montera, de 0 a 100 km/h en 3,4 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 320 km/h sin apenas despeinarse.
Sentarse a los mandos de un coche casi de carreras impone. Es bajito, muy ancho… Pensamos que la visibilidad trasera será casi nula, pero nos ponemos a ello. No se entra fácilmente porque ya hemos dicho que es muy bajo y los laterales del asiento son altos para acoger bien el cuerpo, pero una vez acomodados a nuestra distancia la postura al volante es perfecta. Tenemos todos los mandos al alcance sin esfuerzo e incluso encontramos cómodo el uso de los intermitentes que, contra todo lo conocido, son dos botones situados en el volante, o la marcha atrás, que también se engrana mediante un botón situado en la consola central. Llama la atención cierta austeridad del interior, aún estando acabado en piel. Pero hay algo que me confunde. El lujo al que estamos acostumbrados de otras berlinas o deportivos de marcas tradicionales es más «ostentoso», quizás. Estamos ante un súper deportivo de tradición italiana, y eso se nota hasta en el modo de encarar el lujo del que está dotado.
Una vez nos explican el funcionamiento de los mandos y botones para modificar y personalizar parámetros como las suspensiones, el diferencial, el cambio y los controles de tracción y estabilidad, desde el famoso manettino otra vez sobre el volante, arrancamos por medio de un botón y el rugido del motor nos asusta. ¡Vaya sonido! «Música» tras nuestra cabeza, a escasos milímetros de nuestros oídos. Sonido de filarmónica. Engranamos primera y el V8 ruge. Salimos del concesionario en un principio con más vergüenza que miedo -con un Ferrari amarillo chillón y descapotable en las manos todo el mundo te mira- hasta parar en el primer semáforo que nos detiene, y donde aprovechamos para descapotarnos en sólo 14 segundos. Ahora sí que suena música celestial.
Ya en verde, salimos y vamos engranado marchas con facilidad pasmosa, y esto es quizás lo más llamativo de éste Ferrari 458 Spider: la facilidad con que se conduce. Uno pensaba que llevar tantos caballos en un coche casi de carreras sería más complicado, que las reacciones y la caja de cambios serían más bruscas, que las suspensiones nos destrozarían los riñones... Pero no, el 458 Spider prácticamente se conduce como cualquier otro coche por las calles de la ciudad, si no nos pasamos con el acelerador. Otra cosa es salir a la carretera abierta y poner marchas o quitarlas con rapidez mediante levas enormes de volante, muy cómodas, para sentir su brutal aceleración, la capacidad de pegarse al suelo en giros, como se puede apreciar en el vídeo sobre estas líneas, las bestiales frenadas que puedes hacer e incluso la tranquilidad que da una vez elegida la opción de tarado sobre suelo mojado, yendo por carreteras viradas húmedas a cierta velocidad. Entonces el 458 Spider demuestra de qué es capaz, recuerda que hay que tener muchas manos para sacarle todo el partido y de igual modo que su elevado precio está justificado, aunque sólo unos pocos, muy pocos, puedan pagarlo.