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Manolo Hernández Hurtado: «La mañana de RNE me da miedo, vértigo y alegría a la vez»

En septiembre sustituirá a Juan Ramón Lucas en las mañanas de Radio Nacional con «El día menos pensado»

Manolo Hernández Hurtado: «La mañana de RNE me da miedo, vértigo y alegría a la vez» ÁNGEL NAVARRETE

josefina giancaterino stegmann

Manolo Hernández Hurtado , más conocido como «Manolo HH» le pondrá voz a las mañanas de Radio Nacional de España a partir del próximo 3 de septiembre . «En días como hoy» dirigido por Juan Ramón Lucas pasará a llamarse «El día menos pensado» guiño al anterior programa de «HH» en RNE que cosechó miles de oyentes en sus 12 años de existencia.

Manolo lleva desde 1983 en «la casa», como le llama a Radio Nacional, pero conserva la humildad y la premeditación del que recién empieza. Está preparando el nuevo programa de forma minuciosa dotándolo de infalibles ingredientes: espontaneidad, calidad, sorpresa, imaginación y originalidad, que lo han acompañado en andadura profesional. Ingredientes que, en definitiva, lo definen. Manolo rebosa energía, optimismo, profesionalidad y sobre todo, mucho humor. Humor que no es banal, sino, como él dice, es «razonamiento de vida».

¿Va a haber cambios en el programa o se va a mantener el formato seguido por Juan Ramón Lucas?

—En primer lugar, se va a llamar «El día menos pensado» porque todas las cosas importantes que nos ocurren en la vida, sean buenas o malas, ocurren el día menos pensado. Te dicen que te quedas embarazada el día menos pensado, se muere tu padre o te toca la lotería el día menos pensado. Vengo, además, del programa «La noche menos pensada» y paso ahora al «El día menos pensado». En cuanto a contenidos, yo creo mucho en la radio coral. Es decir, que habrá tiempo para hacer una entrevista cuerpo a cuerpo pero un magacín no puede ser la sucesión de un invitado tras otro y un indicativo de por medio. Me gusta la radio como una representación, con planteamiento, nudo y desenlace.

—Un programa con tanta audienda y en una de las mejoras franjas horarias, tiene al frente a periodistas con una alta carga personalista, ¿se propone crear la «marca» Manolo HH?

—Imprimiré mi personalidad. Soy una persona muy vital y optimista, no creo en el humor gracioso pero sí en el humor como razonamiento de vida. En este momento, por la crisis, hay una tristeza social muy grande y por eso, voy a imprimir energía positiva. Se trata de crear una radio viva, cercana, no contar milongas, ser naturales, no rellenar horas sino buscar un objetivo a cada minuto y que el oyente lo perciba.

—En la última publicación del Estudio General de Medios (EGM) del pasado mes de junio, «En días como hoy» registró 1.429.000 oyentes. ¿Le preocupa mantener esos niveles de audiencia?

—Claro que me preocupa, cuantos más oyentes tengamos, mejor pero yo voy a apostar por la calidad no solo por la cantidad. Si tenemos ese listón lo conservaremos y si lo podemos elevar, mejor. Pero no es como la televisión, hay que gestionar la radio de otra manera, no estoy preocupado por lo que llamamos el «EGM».

—¿Qué significa para usted este nuevo espacio?

—Es el mejor regalo que profesionalmente te pueden dar. Te dan las mañanas, te dan el mejor horario. Manuel Ventero, director de RNE, me dijo: «te entrego algo que implica una enorme responsabilidad» y para mí es un regalo enorme.

—¿Y esa responsabilidad le imprime cierto miedo?

—Estaría mal de la cabeza si no lo tuviera. Me da miedo, vértigo y alegría. Preparo minuciosamente las cosas; llego a las siete de la mañana y me voy a casa a las diez de la noche.

—Las altas audiencias y el éxito no son palabras desconocidas para usted. ¿Cuál es la receta para haber mantenido «La noche menos pensada» en antena durante 12 años?

—Ser un poco ingenuo, humilde, intentar ponerte nervioso por las pequeñas cosas y muy curioso. Cuando pierdes la curiosidad se pierde la chispa. Concebir la radio como si fueses a empezar cada día. Levantarse cada día y empezar algo nuevo imprimiendo un poco de locura.

—¿Cuáles son las diferencias y las similitudes de trabajar por la noche a hacerlo por la mañana?

—La noche es el descanso del guerrero, cuando afloran todos los fantasmas. La noche tiene algo de canalla y de reposo que te lo dan los horarios y los ritmos. El día, en cambio, requiere otra visión. La naturaleza es sabia, según nos dé el sol o no, nos comportamos de una manera u otra. El día nos impone más energía. Hay una ansiedad positiva, que bien canalizada, te permite hacer las cosas con más agilidad, con más ímpetu, más revoluciones. La noche es el desancaso del guerrero y el día es el guerrero en acción (¡se me acaba de ocurrir!)

—¿Qué pasó con «La noche menos pensada»? Un programa con 12 años de existencia y abruptamente deja de emitirse tres meses después de que asumiera Benigno Moreno.

—No hay que crear polémica, todo en la vida tiene un comienzo y un final, en la radio y en cualquier ámbito de la vida. Acabó un ciclo y la vida es tan sabia que al acabarse se empezaba a gestar otro. Este es el nuevo ciclo, el nuevo programa. Después de tanto tiempo nadie me ha dado una explicación de por qué quitaron el programa. Me dijeron que fue para cuidar de mi salud. Tuve un percance y consideraron que la noche no era mi horario porque suponía un desgaste muy grande. Si hay otras razones, no la conozco.

—¿Cómo le sentó en ese momento?

—Hay cosas en la vida que es mejor olvidar. Peret, un cantaor flamenco, decía: «Es preferible... reír que llorar y así la vida se debe tomar, los ratos buenos hay que aprovechar, si fueron malos mejor olvidar». Fíjate si hay justicia poética que de repente recibo un regalazo.

—Está en la radio desde 1983, ¿qué le parecía la radio de entonces y qué opina de la de ahora?

—Gozaba de una salud extraordinaria y sigue gozando de una salud extraordinaria. La radio pública es excelente y también la competencia.

—Manuel Ventero estuvo al frente de la cadena en épocas en las que su programa salía al aire. ¿Qué opina de él, qué le pareció su nombramiento?

—Es un apasionado. Quiere con «alma, corazón y vida», como dice el bolero, a RNE. Quiere la casa y por eso apuesta por ella. Nos conocemos hace muchos años. Es acertado su nombramiento porque es un hombre de la casa que conoce todos los recursos humanos y técnicos al dedillo.

—Lo nombran un 29 de junio, y una semana después (13 de julio) destituyen a Lucas. ¿Qué le pareció la destitución?

—Las decisiones empresariales son así, hoy te quitan, mañana te ponen, a mí me quitaron en su día. Son decisiones a veces tristes pero todos los que estamos en este medio sabemos como son. Él era mi jefe hasta hace menos de un mes. El director de RNE apuesta por gente de la casa. En este nuevo modelo de radio y televisión pública se apuesta por otro tipo de gestión y por gente de Radio Nacional que lo puede hacer igual o mejor que gente que no es de aquí.

—¿Se esperaba el nombramiento?

—No. Suponía que en ese proceso de contar con gente de la casa podría llegar a haber vuelto a la noche. Pero no, me tocó el día y supuso una alegría muy grande, un honor. Estimula el apoyo de la gente porque los inicios siempre son duros. Tienes que parir ideas. No solo quiero hacer un programa de radio, quiero crear un modelo que quede cuando me vaya.

—¿Los oyentes de Lucas se encontrarán con un programa nuevo?

Si no es nuevo, sí con otro enfoque. Se trata de buscar otra visión, un continuo contraste que es algo que hacíamos a la noche. Buscar una especie de tensión en el programa, una radio de calidad, elegante, instructiva. Hacer una universidad popular, para esa ama de casa, para ese taxista que nos escucha.

—¿Busca crear fórmulas nuevas como lo ha hecho en su programa anterior?

—No, en el día ya hay auténticos maestros. Carlos Herrera que hace una radio espectacular, o Buruaga. El día está muy consolidado, es un gran reto tener que competir con esta gente. Estoy en «Formula 1».

—¿Hay algún colaborador con el que ya sepa que vas a contar?

—Hay un subdirector que lleva en la mañana mucho tiempo, que es Miguel Ángel Domínguez. Y habrá una subdirectora adjunta, Maribel Sánchez de Haro. Estoy cuidando mucho ese proceso en el que decidiré qué colaboradores serán fijos. Tampoco hay que hacer la radio en compartimentos estancos, es preferible cuatro bien elegidos que veinte que luego te llevan a la «dictadura del colaborador».

—¿Se trata de una decisión personal?

—Totalmente. Estoy precisamente en ese proceso de elección.

—Ha trabajado siempre con libertad, ¿le preocupa que ahora puedan llegar a condicionarle?

—El director sabe perfectamente cómo trabajo y confían en cómo lo hago. La noche, como te he dicho, es más canalla. Si pierdes un poco de libertad se puede compensar con ingenio y con imaginación. Yo elijo a quien quiero y además trabajamos en equipo. Manuel Ventero y yo estamos trabajando en equipo, de Manolo a Manolo.

—¿Cuál es el programa del que más se enorgullece? ¿O aún está por venir?

—Los primeros fueron los mejores años, la mejor edad, era una radio loca, libre, cultural. Ha sido como un hijo.

—¿Y ahora se viene el segundo?

—Sí, llega con otra edad, será un segundo hijo. Estoy en el tercer mes de gestación y el tres de septiembre daré a luz.

—¿Le pone nervioso el parto?

Estoy haciendo ejercicios de respiración, camino, cuido la salud, no tomo alcohol, quiero que sea un buen parto.

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