juegos olímpicos
La bandera de España ya luce en la Villa Olímpica tras una ceremonia informal
El acto de izada se convirtió en una fiesta callejera con arlequines, saltimbanquis y música de Queen
![La bandera de España ya luce en la Villa Olímpica tras una ceremonia informal](https://s2.abcstatics.com/Media/201207/25/bandera-espana--644x362.jpg)
![La bandera de España ya luce en la Villa Olímpica tras una ceremonia informal](https://s1.abcstatics.com/Media/201207/25/spain-flag--146x220.jpg)
La inercia de los estereotipos obligaba a imaginar que la ceremonia de izado de banderas en la Villa Olímpica de Londres sería todo lo solemne que se espera del país de la pompa y la circunstancia. Cualquiera hubiera apostado a que este acto, una especie de bienvenida a las diferentes delegaciones olímpicas, seguiría una pautas muy tradicionales y que rezumaría un espíritu casi marcial. No es que se esperaran unas salvas de ordenanza mientras las banderas subían por los mástiles y sonaban los himnos, en este caso de Chipre, Israel, Senegal, España y Suiza , pero todavía se esperaba mucho menos lo que sucedió, que no fue otra cosa que una fiesta callejera con arlequines, saltimbanquis y música de Queen. Nunca un izado de banderas ha sido menos solemne y más original. Lo cierto es que fue toda una sorpresa, impensable en un país donde los jueces todavía usan peluca y estas cosas de las banderas se toman con una enorme seriedad.
La delegación española fue, con diferencia, la más numerosa de las cinco que ayer acudieron a la ceremonia. Con la infanta Pilar de Borbón, el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal, y el presidente del COE, Alejandro Blanco , a la cabeza, a las cinco de la tarde, bajo un solazo inclemente, alrededor de un centenar de deportistas y técnicos se reunieron, con sus uniformes de Bosco, en la plaza de la Villa Olímpica. Se trata de una pequeña explanada en cuesta, entre la cafetería y el megashop, sin apenas lugares en los que sentarse. Sólo los seis policías que escoltaban los mástiles daban una imagen de formalidad que pronto se disolvió entre los gritos, los saltos, los bailes entre el público y la música del ‘I want to ride my bicycle’ y del ‘We are the Champions’ sonando a todo volumen. A eso de las seis menos cuarto de la tarde le tocó el turno a España. Un representante del COE subió al estrado e hizo entrega de un regalo (la figura de un toro) al representante del comité organizador. Sonó el himno y la bandera nacional ascendió hasta lo alto del mástil olímpico con el deseo común de que vuelva a subir muchas veces durante los Juegos.
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