estrellas españolas
Un Hércules en busca de oro
Gómez Noya quiere el metal olímpico para redondear su palmarés
España aspira a uno de sus oros más laboriosos en los Juegos Olímpicos de Londres a través de Javier Gómez Noya . Pocos deportes son más duros que el triatlón, cuya modalidad olímpica invita a soñar con esfuerzos sobrehumanos y potentes desfallecimientos. Son 1,5 kilómetros de natación, 40 de bicicleta y 10 de carrera continua a pie. Todo en uno y a la máxima velocidad.
En esta disciplina tan fascinante para sus tripulantes, España dispone de uno de los mejores talentos. Este gallego de Ferrol se ha encaramado desde hace años a los primeros puestos del escalafón mundial después de superar algún susto de su corazón. Hace siete inviernos los médicos del Consejo Superior de Deportes le diagnosticaron una valvulopatía aórtica congénita y le recomendaron sopitas y buen vino. Descanso y otra profesión. Gómez Noya impuso su corazón rebelde al criterio de la ciencia . Se empeñó en competir por encima de todas las cosas, anteponiendo su pasión por este deporte, y finalmente ganó el pulso. Hoy es uno de los grandes del triatlón.
Ese periodo interruptus, de ida y vuelta con los médicos y sus pronósticos, frenó la carrera de Gómez Noya, que había sido campeón mundial sub 23 en 2003. Desde 2004, cuando recuperó su licencia para competir, el gallego ha crecido como la espuma y ha sucedido al mejor triatleta español hasta la fecha, Iván Raña.
Noya ha sido campeón europeo en 2007, oro en la Copa del mundo en 2006 y 2007, subcampeón mundial en 2007 y 2012, oro en el campeonato mundial en 2008 y 2010 y plata en 2009. Siempre en la cúspide de su deporte, no consiguió medalla en los últimos Juegos Olímpicos de Pekín al ser rebasado en los últimos metros y terminar cuarto.
Su aproximación a los Juegos de Londres arrancó en Sudáfrica . Allí se ha entrenado con su preparador Omar González durante largo tiempo para aprovechar la bondad del clima, la cálida temperatura de sus aguas y las carreteras idóneas para los triatletas profesionales. Desde África espera haber dado el salto de calidad que él mismo se exige a estas alturas de su vida. A los 29 años, y después de haber conquistado casi todos los trofeos conocidos en el triatlón, Gómez Noya siente que le falta el metal olímpico para redondear su palmarés. Se lo debe a su corazón.
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