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Nápoles, capital de los 20 euros falsos

En Giugliano circulan unos 25 millones de billetes falsificados, casi perfectos. Por un millón de euros falsos, la banda gana 100.000 verdaderos

Nápoles, capital de los 20 euros falsos reuters

ángel gómez fuentes

Bienvenidos a Giugliano , la capital de los billetes de 20 euros. Falsos, naturalmente.

En los alrededores de Nápoles, en un radio de 20 kilómetros, se encuentra el reino europeo de las imprentas ilegales. Aquí se imprime más de la mitad del dinero falsificado que circula en toda Europa. Se trata de una producción millonaria : en el 2002 fueron secuestrados 5 millones de billetes falsos, cuyo valor era de 300 millones de euros. «Pero eso es solo la punta del iceberg, porque la cantidad que escapa a los controles es muy superior», según una fuente de Europol, el órgano encargado de facilitar las operaciones de lucha contra la criminalidad organizada en la Unión Europea.

La gran especialidad en Giugliano son los billetes de 20 euros

La gran especialidad en Giugliano son los billetes de 20 euros. Son tan bien reproducidos que constituyen una gran preocupación para el Banco Central Europeo y las fuerzas de policía internacionales que luchan contra este fraude. Son maestros en la reproducción, hasta el punto de que consiguen imitar perfectamente el efecto en relieve de la calcografía y la línea holográfica. Ni siquiera los falsificadores de Plovdiv y Haskovo, al sur de Bulgaria , logran la perfección del «Napoli Group», denominación que Europol da a los falsificadores de la zona de Giugliano. Todo perfecto gracias a la habilidad desarrollada en diez años, los mismos que la vida del euro. Un «arte» producido con máquinas valoradas entre 200.000 y 500.000 euros.

En el 2009 los carabineros detuvieron 109 personas, en una gran operación denominada Giotto, que permitió conocer a fondo el «modus operandi» del Napoli Group. Tres figuras son fundamentales para poner en pie una sociedad de falsificación: el que financia la imprenta, que es además cliente. Luego está el tipógrafo y el distribuidor. La cadena de venta sigue el mismo proceso que el de la droga. Por un millón de euros falsos, la banda gana 100.000 verdaderos.

España y Francia, tras Italia

La policía italiana considera que Francia y España vienen tras Italia por cantidad de dinero falso producido, realizado en el 80% de los casos con impresoras digitales láser de última generación. En Italia este tipo de impresoras digitales representa solo el 10%, aunque está en crecimiento.

En algunos bancos africanos ni siquiera reconocen los falsos y los cambian con moneda local

La distribución de estos falsos euros fuera de Europa pasa, cruzando España, a países que tienen una moneda débil y escaso conocimiento del euro, sobre todo al este de Europa, Oriente Medio y África del Norte . En algunos bancos africanos ni siquiera reconocen los falsos y los cambian con moneda local. Además de esas zonas, los euros falsos viajan también a Colombia, donde se intercambian por droga.

La policía intenta evitar la alarma, porque 25 millones de billetes falsos en circulación, en proporción a los 14.000 millones que hay en circulación, es una cifra baja. Pero preocupa la perfección que han logrado los falsificadores: «La falsificación es preocupante para la seguridad financiera del euro porque los falsos inundan el mercado y porque las condenas a esos delincuentes no son los suficientemente severas», ha manifestado Tsvetan Tsvetanov , ministro de Interior de Bulgaria, cuyas tipografías clandestinas se han especializado en billetes de 200 euros y en dólares.

También se falsifica arte

En impresoras digitales no solamente se falsifican billetes, sino también acuarelas, litografías o grabados. Es buena prueba de ello el arte vendido en fotocopias en la famosa Plaza Navona, en el centro de Roma. Se venden acuarelas como originales entre 20 a 50 euros, cuando se trata de una fotocopia cuyo valor es de un euro. Un vendedor saca 500 euros en un par de días.

Existe una verdadera mafia detrás de estas ventas, no solo en plaza Navona, sino en toda Roma, así como en otras capitales. El secreto está en utilizar un papel particular rugoso que absorbe la tinta de la fotocopiadora como si fuera un pincel. El resto lo hace el ordenador: fotografías que se convierten en acuarelas o pinturas gracias al Photoshop. Los turistas «pican» muy fácilmente.

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