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El BCE inyecta otro medio billón a la banca y las Bolsas lo ignoran

Los bancos españoles e italianos se reparten el 40% de la segunda subasta extraordinaria

MONCHO VELOSO

A Mario Draghi le funcionó el reclamo. Llevaba semanas avisando a los banqueros de que la de ayer fue, en principio, la última oportunidad de conseguir dinero fácil y barato —a devolver en tres años más un interés del 1%— en la ventanilla de Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) repartió 529.530 millones de euros —40.340 más que en la primera subasta de este tipo— entre 800 entidades financieras de la eurozona, frente a las 523 que acudieron al supervisor el pasado 21 de diciembre. Una cifra récord —es la mayor inyección de liquidez desde la creación del euro—, balsámica para los mercados y, según los analistas, insuficiente para reabrir el grifo del crédito.

El «manguerazo» produjo cierta indiferencia. El Ibex acabó con una caída del 0,7%, Fráncfort perdió un 0,5%, París y Milán cerraron en plano y el euro cayó por debajo de los 1,34 dólares. «Ha sido suficiente para que los mercados no se desplomen pero no para ver subidas continuadas», dice José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi.

Ben Bernanke tuvo parte de culpa. El presidente de la Fed envió desde EE.UU. un mensaje de pesimismo. El nivel de desempleo es frustrante y la crisis del euro continúa enquistada, vino a decir en un discurso en el que avisó de un ligero repunte de la inflación, tabú a este lado del Atlántico.

Los inversores habían interiorizado además que los créditos alcanzarían de nuevo el medio billón de euros, de acuerdo con las estimaciones de los analistas. «Les hubiese gustado ver una inyección de unos 800.000 millones», apunta Miguel Ángel Rodríguez, analista de XTB. La cifra solicitada por cada entidad es aún secreta, pero el consenso de mercado dice que los bancos españoles e italianos han tomado el 40% de esos 530.000 millones, unos 100.000 cada país.

A la subasta acudieron casi 300 entidades más que en diciembre, muestra de que los banqueros no han tenido miedo a quedar señalados de insolventes. Ayudó también el hecho de que el BCE abriese el abanico de activos que acepta como avales para obtener esa liquidez. Y la realidad de que quizá esta sea la última inyección.

Draghi planteó estas subastas con un triple objetivo: aliviar las tensiones de liquidez de la banca, rebajar la presión sobre la deuda pública de los países periféricos y reabrir el grifo del crédito. Los dos primeros están, en parte, atajados. Los bancos usan esa liquidez para afrontar vencimientos y comprar deuda. «Hay que ver cuánto dura esa anestesia y si no surgen contratiempos, por ejemplo, en Grecia», dice Rodríguez, quien cree que entonces harán falta más «manguerazos». En dos meses el BCE ha inyectado liquidez a la banca por más de un billón de euros. Pero el crédito a empresas y familias sigue estancado. Al menos, dicen los economistas, hasta que se solvente el gran problema de fondo: el despegue económico.

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