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¿Habrá fractura en el BNG?

Jorquera apela a las clases populares, consciente como está de que ese divorcio ha empezado hace tiempo

ABEL VEIGA

Poco o nada tienen en común la Asamblea que acaba de celebrarse, con la «victoria» ajustada de la UPG, con aquella Asamblea histórica de 1982. La Asamblea de Riazor, la que hilvanó los distintos retazos del nacionalismo. Tal vez la palabra más repetida, esgrimida y exigida, ha sido la de unidad. Hay miedo a la fractura, pero no se analiza en verdad y mejor, se trata de erradicar aquellas actitudes y hechos que confrontan, que separan como disyuntiva lacónica.

¿Puede fracturarse el Bloque Nacionalista Gallego? Puede hacerlo, pero quizás, por oportunismo electoral y a un año máximo de una nueva cita electoral, no es probable. Es más, sería un auténtico suicidio que lo hicieran. Como también lo es si el Consello Nacional no trabaja por limar las acritudes y buscar lo común y puntos de encuentro, que eviten lo que a medio plazo puede acabar siendo inevitable. Sin cohesión, la sangría en votos del Bloque seguirá haciendo lo que lleva haciendo desde hace casi una década: continuar, hasta convertirse en hemorragia.

Jorquera, el diputado en Madrid que ha sido elegido como candidato a presidir la Xunta de Galicia, apela a no separarse de las clases populares. Consciente como lo está de que ese divorcio ha empezado hace tiempo, incluso en arenas electorales municipales donde se vota al candidato más que a la formación, como es el caso de aquellos concellos donde gobierna el BNG. Monforte es un buen referente. En 2003, gobierno coaligado con los socialistas. En 2007, mayoría absoluta, única en la provincia. Y en 2011, gobierno en solitario, con pérdida amplia de la mayoría y apuntalado ocasionalmente por los socialistas. Su alcalde se había sumado hace unas semanas a otros de la formación pidiendo reflexión y apertura a las nuevas y cada vez más fuertes corrientes que cuestionan al todopoderoso aparato personal de la UPG. Pero reflexión ha habido poca, apertura menos.

¿Qué es y qué son clases populares en una rancia apelación ideológica a bases sociales que en Galicia son mayoritarias? Las clases medias en otro tiempo ensancharon la base electoral del Bloque, convendría que no lo olvidaran.

El divorcio es total internamente. El desencuentro entre Francisco Rodríguez y el histórico Beiras nadie lo oculta desde hace años. Pero de ahí al portazo hay una brecha, la del pragmatismo electoral y el evitar el derrumbe de la formación. El Bloque ha jugado en esta asamblea al cortoplacismo. Pero no puede aplazar más tiempo la división: si lo hace, será el final y el surgimiento de pequeños partidos que no vivirán políticamente. La pérdida del poder trae estos réditos. No supieron gestionarlo, ni siquiera en provecho propio, no ya de los gallegos.

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