Los Kennedy del siglo XXI
Jóvenes y atractivos, los nietos de «Bobby» y «Jackie» inyectan sangre nueva a la dinastía del Camelot americano

Se llama Joseph, aunque la gente lo conoce como Joe. Tiene 31 años y ha dejado su trabajo en un despacho de abogados para comenzar su carrera política. Con la economía patas arriba y la política estadounidense perdiendo la confianza de sus ciudadanos a toda máquina, muchos pensarían que este joven ha perdido la cabeza. Pero Joseph esconde un as en la manga: su apellido.
Joseph Kennedy III es hijo de Joseph Kennedy II y nieto de Robert F. Kennedy, con el que además guarda un gran parecido. Su apellido ha sido durante décadas sinónimo de devoción al servicio público y un imán para el papel cuché. Pero en los últimos años, a pesar de que la generación más joven de los Kennedy sigue atrayendo los flashes allá adonde va, el espécimen de Kennedy interesado por la política se estaba convirtiendo en una especie en peligro de extinción. Tanto es así, que 2011 marcó la primera vez desde 1947 que no había uno de ellos en alguna de las dos cámaras del Parlamento de Estados Unidos.
Glamour solidario
Joe, cuyo porte muestra la prestancia de los Kennedy y vestigios de los rasgos irlandeses de la familia, ha sido voluntario del Cuerpo de Paz y ha estudiado Derecho en Stanford y Harvard. «Mi decisión de considerar un cargo político se cimenta en un profundo compromiso con el servicio público y mi experiencia —la mía propia y la de mi familia— en encontrar la solución justa y práctica a retos difíciles», escribió en el comunicado con el que anunció que estaba ultimando los detalles para una más que posible candidatura al Congreso.
Pero Joe no es el único que está llamado a definir el futuro de la estirpe de los Kennedy. Su prima Rose Schlossberg Kennedy ha sido bautizada como la doble de su abuela, Jackie Kennedy. «Rose se parece a Jackie, quizá un poco más sexy, pero no tan refinada», fue como una de las antiguas profesoras de Rose la describió para el extenso artículo que «The New York Post» publicó sobre la joven, titulado «Jackie 2.0». Rose se perfila como la perfecta heredera del legado de su abuela no solo porque sus enormes ojos y sus facciones recuerdan a los de la primera dama más estilosa, sino porque sus intereses son muy semejantes. Durante su estancia en Harvard, universidad insignia de la familia, Rose se ha preocupado por cultivar su interés en la moda y la filantropía mientras se graduaba en literatura inglesa.
Entre las iniciativas en las que participó está Project East, una obra de caridad que recauda fondos promocionando las líneas de moda de diseñadores asiáticos emergentes. El mayor problema que tiene es mantener su privacidad bajo control en la era de Facebook y Twitter. En su primer año de universidad, la joven Kennedy compartió en Facebook unas fotos en las que aparecía fumando y con una botella de vino sujeta entre las piernas. Un simple error de principiante que no se ha vuelto a cometer. Los nuevos Kennedy han sido llamados a lo que mejor saben hacer. El éxito.
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