desde mi escaño
El «disputado» del común
Esta institución tan aséptica empieza a convertirse en el retiro dorado de grandes paquidermos
UNO de los mayores defectos de nuestra clase política es el de no saber retirarse a tiempo o, verbigracia, creerse imbuido del poder suficiente como para poder copar y coleccionar cargos hasta el Día del Juicio Final. También, otra de esas dudosas virtudes que definen a los padres de nuestra patria (ya sea chica o grande) es la de eludir en la medida que puedan los clásicos consensos. Da lo mismo de lo que se trate, quienes tienen el poder actúan por decretazo, imponiendo sus santas y reales voluntades. Todo este cuadro se dio esta semana en el Parlamento de Canarias con la siempre (o casi siempre) polémica elección del Diputado del Común.
El caso es que nacionalistas y socialistas acabaron pactando, sin contar para nada con el PP, el nombramiento de Jerónimo Saavedra, ex del PSOE (tuvo que renunciar a la militancia para presidir esa institución porque así lo mandan los estatutos). Esta decisión ha sido tan polémica que, para empezar, toda la bancada del PP, 22 diputados, acabó por marcharse del pleno cuando se votó este punto. Y no sólo los conservadores fueron los que no respaldaron este nombramiento, sino que diputados integrados en las filas coalicioneras (PIL y NC) tampoco dieron su voto favorable. De tal suerte que es el primer Diputado del Común que acaba saliendo con tan reducido apoyo, 36 votos a favor de los 60 que conforman el hemiciclo de Teobaldo Power.
Eso sí, también hay que destacar que esta institución tan aséptica empieza a convertirse en el retiro dorado de grandes paquidermos, un cargo ideal para no dar mucho golpe. Es una copia (nada barata, por cierto) del Defensor del Pueblo y su principal misión es la de diagnosticar, describir una serie de problemas, relatar conflictos diversos, pero cuyos informes son menos vinculantes que la carta a Sus Majestades los Reyes Magos. En lo único que ha mejorado este ente es en la «rapidez» a la hora de presentar los datos. A veces se han llegado a presentar en sede parlamentaria informes de hace dos y hasta tres años anteriores.
Y en cuanto a Saavedra, pues poco más que decirles. Estamos ante ese caso de político que no termina de marcharse, que considera que aún puede seguir en la primera línea. Lo ha sido todo, presidente del Gobierno de Canarias, ministro, alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, presidente del PSOE autonómico y ahora, aunque desvinculado del partido para ejercer su nuevo puesto, Diputado del Común. Demasiadas ganas de poder y creo que va siendo hora de una renovación de caras, amén, desde luego, de que con la crisis que tenemos, igual tener esta institución nos es demasiado cara para la escasa rentabilidad que reporta a los ciudadanos.
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