Alberto Fabra: «Rajoy es un ejemplo para España»
«Camps es de los que más se han alegrado del triunfo de Mariano. Lleva al PP en vena»

Miércoles. 11.30 de la mañana. Han pasado sesenta horas desde que Rajoy arramblara con 186 diputados y dejara al PSOE con 110, e incluso con menos simpatizantes acompañando en el sentimiento a las puertas de Ferraz. Toda España lo sabe. Hasta Merkel y Obama. Alberto Fabra , sin embargo, se detiene todavía frente a una pantalla gigante que proyecta los resultados del 20-N en un salón del Palacio de la Generalitat.
Los mira durante largos segundos, como quien contempla una obra de arte. Tanto por sus treinta años de experiencia política como por sus estudios de aparejador, sabe lo difícil que resulta trazar un arco parlamentario tan desequilibrado hacia la derecha. Semejante milagro de la arquitectura electoral solo puede ser obra de la «perseverancia, trabajo y esfuerzo de Mariano», «un ejemplo para España» frente a una clase política «privilegiada que se ha ganado su desprestigio».
El ex alcalde de Castellón no oculta su admiración hacia quien otro día 20, pero de julio y por la mañana, le telefoneó para avisarle de que aquella misma tarde también sería elegido presidente. Sustituiría a Francisco Camps al frente de la Comunidad Valenciana.
—¿Cómo ha celebrado el rotundo triunfo de Mariano Rajoy?
—Con contenida alegría. Que salga adelante el proyecto del PP nos llena de satisfacción, pero todos somos conscientes de la situación que vive este país. No cabe dedicar un solo momento a la alegría, para centrarse en los problemas de los ciudadanos. Fundamentalmente, hacer un Gobierno cuanto antes y dar esos signos de confianza que Europa nos está pidiendo de forma inmediata.
—¿Esperaban un triunfo tan holgado?
—Es reflejo de lo que los ciudadanos hemos padecido estos años. La sociedad tiene ya mucha madurez democrática y los resultados nunca deben sorprender, son fruto de nuestros aciertos o equivocaciones. El Gobierno socialista ha generado una situación insostenible, así que la gente ha dicho «basta ya; necesitamos a alguien que nos dirija y dé confianza en los mercados para que nos consideren como lo que de verdad valemos».
—El mismo lunes, Rajoy reunió a sus presidentes regionales. ¿Qué les pidió?
—Responsabilidad. Rajoy ha sido un candidato con perfil de presidente desde el primer día de campaña, ha actuado con mucha responsabilidad. Estamos acostumbrados a que en periodo electoral se digan muchas cosas que luego no se cumplen. Sin embargo, él ha sido serio, lo que ha generado confianza para que los ciudadanos lo voten masivamente. Y lo que nos pidió es que nosotros también seamos así.
—¿Pintó un panorama muy negro?
—Como se ha hecho en cualquier casa o empresa, también Mariano se apretará el cinturón. Es el mensaje que nos dio en el Comité Ejecutivo. La situación es complicada, pero, como ya hicimos en el 96, vamos a salir adelante desde la unidad de todos los españoles y sabiendo que serán momentos difíciles. España es del PP, pero no hemos perdido ni el sentido común ni la necesidad de contar con todos.
—La victoria de Rajoy ha sido abrumadora, pero el camino hasta ella no ha sido nada fácil para él…
—No lo ha sido, no. Pero también es un ejemplo de constancia, de perseverancia, de creer en un proyecto y de saber rodearse de personas que comparten su afán de superación. Rajoy ha demostrado que con trabajo, esfuerzo y convencimiento llegas a cualquier sitio. Esos valores son los que necesita España ahora.
«Aquí nos conocen»
—Usted también ha cumplido. El PP ha ganado un escaño más en su Comunidad, por Alicante.
—Aquí la gente tiene la ventaja de que nos conoce. Esa confianza que se ratificó el 22 de mayo se ha visto reforzada ahora por la necesidad de cambio.
—¿Este resultado le legitima a usted como presidente, ya que no se presentó como tal en las autonómicas?
—Sé que se hacen esas lecturas, pero lo importante es el proyecto, no las personas. Llevo treinta años en este partido y siempre he intentado conseguir los máximos resultados. La mejor lectura es que los ciudadanos apuestan por el proyecto del PP.
—¿Cree que la salida de Camps ha favorecido el buen resultado electoral?
—No, yo creo que no. Lo nuestro es un proyecto con historia y experiencia, que lo defiende desde el último concejal de la oposición del último municipio de la comunidad hasta el presidente. Todos somos el PP.
—Usted ha reconocido que algo se hizo mal en relación con Camps.
—Dije que algo se gestionó mal. Si no, el resultado no habría sido el que fue. Pero hay que pasar página. Por unas circunstancias muy concretas, aquello no se gestionó bien y lo que queremos es que a Paco Camps le vaya bien el juicio, que lo absuelvan —yo estoy convencido de su inocencia—, y seguir trabajando.
—El ministro José Blanco, implicado en el «Caso Campeón», no ha reaccionado igual.
—La vida da muchas vueltas, y aquellos que en su día intentaron generar un tipo de renuncia son los que ahora se ven en circunstancias mucho peores, y su respuesta no es la misma. Pero entre todos tenemos que cambiar esa percepción de los políticos. La inmensa mayoría somos gente responsable, seria, con vocación de servicio. Debemos recuperar esa consideración, pero nos la tenemos que ganar porque ese desprestigio lo hemos generado nosotros.
—¿Cómo se ha causado?
—No afrontando la realidad desde el Gobierno y creando grandes diferencias con el ciudadano. Somos unos privilegiados, con unos sueldos garantizados y un estatus que no tienen los ciudadanos en este momento. Hay gente que lo está pasando muy mal. No podemos vivir con frivolidad. Tenemos que volver a ganar la confianza con nuestros actos, ser iguales que los demás, solo que con mayor responsabilidad.
—¿El Gobierno de Zapatero pudo influir en la independencia judicial en relación con Camps?
—Sí, sí ha influido, estoy convencido. Algunas decisiones del Gobierno no han ayudado en absoluto. Aquí se veía con sorpresa cómo las actuaciones de la Fiscalía eran distintas dependiendo del color político de la persona que pudiera estar afectada. En Andalucía, Castilla-La Mancha o Galicia se daban situaciones que, cuando menos, merecían ser investigadas. Sin embargo, eso no ha sido así, mientras que en Baleares o Valencia hemos visto persecución, desproporcionada además, por parte de la Fiscalía. Eso no ha ayudado nada a generar confianza en las instituciones.
—¿Insinúa que Camps ha podido ser más víctima que culpable?
—Sí, sin duda. Paco Camps era un referente nacional, presidente del partido de una comunidad autónoma potente, alineado con Rajoy desde el primer momento, era una pieza muy apetecible para el Partido Socialista, y eso hizo que fuera su objetivo prioritario. Han sabido manejar los hilos, aunque al final se han enredado a sí mismos.
—¿Cómo ha vivido el ex presidente valenciano la victoria de Rajoy?
—Él lleva al PP en vena, así que lo ha vivido con una inmensa alegría, pero con mucha discreción, siendo consciente de que no quería en ningún caso ser objeto de atención por parte de los medios de comunicación. Él ha sido de los que más se han podido alegrar por este triunfo.
—¿Qué espera usted para Valencia del nuevo Gobierno?
—Sensibilidad. Hemos sufrido mucho estos años por ser una comunidad del PP. Ha habido una reducción o menor aportación en inversiones del Estado. Lo único que pido es equidad.
—La deuda valenciana es la más elevada, tras la de Cataluña. Aquí no cabe culpar a un Gobierno anterior.
—Es precisamente porque falta financiación. Si el Gobierno de Madrid nos diera por habitante lo mismo que a la media de España, tendríamos un 70% menos de deuda. Pero nos ha discriminado estos ocho años. No es justo hablar solo de deuda sin tener en cuenta el esfuerzo que hemos hecho aquí para que los ciudadanos tuvieran las mismas oportunidades invirtiendo en infraestructuras, colegios, salud...
—Y en una televisión pública que debe 1.122 millones. ¿Tiene sentido con la que está cayendo?
—No, no puede ser. Ya estamos iniciando una revisión profunda, con Canal 9 y con el resto de empresas públicas. Ahora no nos podemos permitir el lujo de tener esas grandes compañías o televisiones que, además, no responden a las necesidades.
—Pero incluso para tiempos de bonanza, ¿no era excesivo tanto gasto?
—Sí, pero esa reflexión no la hacía nadie, ni empresas ni familias. Quizá sin darnos cuenta todos hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Pensábamos que todo valía y ahora sufrimos las consecuencias de esa borrachera en la que todos estábamos inmersos. En la Administración hemos reaccionado tarde, y por eso probablemente tengamos que hacer más recortes.
Manual socialista del XIX
—Rubalcaba le ha acusado de recortar en educación y sanidad.
—No ha tenido mucho eco a la vista del resultado, ¿no? En esta campaña, el PSOE ha demostrado que no ha entendido el mensaje de la sociedad del siglo XXI. Vive queriendo transmitir miedo, lo que forma parte del manual del siglo XIX del PSOE, pero desde luego no es lo que piensa la gente. La sociedad valenciana es inteligente, madura, ambiciosa y muy trabajadora. El 84% de nuestro presupuesto va a políticas sociales; es el porcentaje más alto de una comunidad.
—Esta semana ha sido intervenido el Banco de Valencia.
—La situación financiera de todas las entidades es muy complicada. En el Mediterráneo, el peso inmobiliario ha supuesto un lastre para las entidades. Hay que entenderlo bajo ese prisma. Lo que queremos, desde el respeto al Banco de España, es que cuanto antes se sanee el Banco de Valencia y vuelva a generar préstamos a las pequeñas y medianas empresas. Sin la banca, no podremos salir.
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