La venganza de los famosos
Las celebrities británicas revelan el brutal asedio al que son sometidas por los tabloides

La segunda semana de testimonios ante la comisión que investiga la ética y las prácticas en la prensa británica ha derivado en una especie de juicios de Nurenberg contra los excesos del periodismo tabloide y los paparazzi que ejecutan sus órdenes. En el banquillo de los acusados no se sientan por ahora los verdugos, pero ante el juez Leveson, que dirige la investigación, han desfilado esta semana varias víctimas de este brutal «asedio mediático», como lo describió el jueves la escritora de «Harry Potter», JK Rowling . Sus testimonios ofrecen un retrato crudo del infierno que supone tener una veintena de periodistas mercenarios siguiendo tus pasos las 24 horas del día, un relato impactante al escucharlo de viva voz de sus protagonistas, sin la capa de jefes de prensa y maquillaje que suele separarls de los mortales.
La actriz y diseñadora Sienna Miller describió un estado de «paranoia y ansiedad». Contó cómo los fotógrafos que la perseguían llegaban a escupirle para sacarle una reacción y poder fotografiar sus muecas. «Vivía como en un videojuego» , explicó. «Llegué a acusar a mi madre y a mi hermana —presentes con ella en la sala— de filtrar información a la prensa», dijo. No sabía aún que su teléfono estaba pinchado. La escritora JK Rowling explicó con rabia cómo un periodista escocés llegó a introducir una nota en la mochila de su hija de cinco años. «No puedo describir la sensación de invasión que tuve», dijo. Rowling se vio obligada a vender la casa en Escocia que adquirió tras el primer libro de «Harry Potter» , porque un periódico publicó una fotografía y la dirección exacta de su domicilio.
Acoso y derribo
«“News of the World” quería hundirme», denunció el ex rey de la Fórmula 1 Max Mosley , de 71 años. En 2008, el tabloide dominical clausurado en julio por el grupo Murdoch publicaba imágenes de una orgía sadomasoquista en la que el entonces presidente de la Federación Internacional de Automovilismo participó —nunca lo ha negado—, pero describiendo la escena como un juego nazi. Mosley lo negó, y derrotó por ello al dominical en los tribunales. Pero ni las indemnizaciones ni las rectificaciones han sido nunca disuasorias de estas prácticas.
Mary-Ellen Field, asesora de la modelo australiana Elle MacPherson durante años, explicó que su jefa la acusó de filtrar información sobre su vida por ser una borracha, y le obligó a seguir un tratamiento de desintoxicación para curar un mal que no padecía. Terminó despedida. Los abusos de la prensa amarilla eran conocidos, pero nadie pensaba que las escuchas estaban tan extendidas. «El botín es tan alto que los fotógrafos no tienen piedad», explicó el martes el actor Hugh Grant, bregado a años de batallas judiciales contra los medios amarillos. Su ex novia, la escritora Jemima Khan, explicaba esta semana en Twitter cómo fue víctima de otra táctica habitual de los tabloides: «Sacaron fotos de mi falda corta cuando subía al coche y me borraron la ropa interior digitalmente», explicó.
Ahora, el paciente juez Leveson tiene unos meses para presentar formas de regular los medios y que pongan fin a esta aniquilación sistemática de la vida privada de ciertas personas.
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