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Es la hora...del comercio

En tiempos de crisis, con tasas de paro sonrojantes ¿puede decirse no a la liberalización total del comercio? Economistas y analistas dicen «no»

Es la hora...del comercio óscar t. pérez

susana alcelay

Esperanza Aguirre ha dado una vuelta de tuerca a su idea de convertir a Madrid en la región económicamente más liberalizada de España. El nuevo anteproyecto de ley sobre el comercio que prepara su equipo de Gobierno dará una nueva vuelta de tuerca a la libertad de horarios comerciales que la presidenta regional ha defendido desde que gobierna. No habrá una completa desregulación de las horas de apertura de los locales, pero con la nueva ley, serán pocos los establecimientos de la región que no puedan abrir cuándo y cómo quieran.

El Gobierno de Aguirre prepara una norma para permitir que los locales de hasta 750 metros cuadrados puedan abrir todos los días del año, sin restricción en las horas . Y pretende que las superficies especializadas en muebles, bricolaje, vehículos, juguetes, artículos deportivos y de construcción puedan abrir sus puertas todos los domingos sin restricción horaria. Se trata, en definitiva, de una medida para combatir la crisis en un momento delicado para el consumo privado en España.

Madrid marca el camino al resto de España en línea con las recomendaciones de la Comisión Nacional de la Competencia y de prácticamente todos los organismos internacionales, como la Comisión Europea, el FMI o la OCDE, que llevan años pidiendo a España la liberalización total de horarios y la eliminación de trabas a la implantación de grandes superficies comerciales. Pero salvo excepciones como Madrid, casi la totalidad de las regiones han buscado fórmulas para esquivar esa libertad de establecimientos que, por otro lado, exige un directiva europea.

El e-commerce ha crecido un 48,6% entre 2008 y 2010, argumento de los pro-liberalización

Pero... ¿qué efectos tiene sobre la economía la liberalización total del comercio? ¿Y sobre el empleo? ¿A quién beneficia? Todo depende de a quién se pregunte. Si las preguntas son realizadas al pequeño comercio o a los sindicatos entienden que la propuesta de Madrid, pone en peligro muchos negocios y empleos. Pero si las mismas preguntas se realizan a la gran distribución, Anged, la respuesta es otra bien distinta: mejora la eficiencia del sector y beneficia al consumidor.

¿Y qué opinan los expertos? Economistas y analistas coinciden: la normativa generará más ventas y más empleo, incluso en el pequeño comercio, que no por casualidad obtiene las mayores facilidades de apertura. Según los cálculos del informe de la Consejería de Economía, la región incrementará su comercio minorista en unos 458 millones de euros al año (incluyendo las ventas a posibles residentes de otros lugares de España que aprovechen un fin de semana a Madrid para comprar mientras hacen turismo). Esto provocará un incremento del PIB de casi 200 millones y más de 4.000 puestos de trabajo .

Para Fernando Eguidazu , vicepresidente del Círculo de Empresarios , hay que tener en consideración las ventajas para el consumidor. «Hoy en día han cambiado mucho las pautas sociales y, desde el punto de vista del usuario, es mucho mejor la libertad. En cuanto a los comercios, no están obligados a abrir». Añade que una cuestión muy vinculada a este tema es el trabajo a tiempo parcial. «Si se modifica la legislación en este sentido se potenciarían los efectos de la libertad de horarios comerciales con la creación de nuevos empleos» .

Donde hay más libertad...

Respecto a la queja de que a las tiendas pequeñas se las comen las grandes , Eguidazu explica que «hay muchas zonas del país donde ya hay libertad de horarios y eso no ha ocurrido. La experiencia demuestra que en donde hay más libertad de apertura, el comercio ha aumentado y se han creado nuevos empleos» .

Javier Morillas , profesor de la Universidad San Pablo-CEU , afirma que «la libertad de horarios comerciales es una demanda de la sociedad moderna. Pero para tener todo su potencial en cuanto a la aportación de crecimiento económico y creación de empleo, requiere verse acompañada de una reforma laboral» . Explica Morillas que «los hábitos y los horarios familiares de compra han cambiado haciéndose más flexibles y ello exige también mayor flexibilidad en el mercado de trabajo. De lo contrario —dice— el pequeño comercio tradicional tiende a cargar la ampliación de horarios sobre los propios miembros de la unidad familiar . Es decir, las familias, especialmente las trabajadoras, quieren tener servicio de compra cuando pueden y a la hora que quieren, sin condicionarlo a una rigidez de horarios o festivos; por tanto hay que eliminar al tiempo la rigidez de nuestro mercado laboral para que tenga una mayor repercusión en cuanto a la creación de nuevos empleos.

Francisco Aranda, vicepresidente de Fenac y presidente de Laboral de CEIM cree que «el proyecto de liberalización de horarios de Madrid va en la buena dirección y tendría que seguir avanzando en un marco de diálogo con el sector» aunque se pregunta por qué no se incluyen también a las tiendas con una superficie superior a 750 metros. «Se trata de una medida de progreso económico que favorece a consumidores, trabajadores y empresarios. Los nuevos hábitos de trabajo, ahora de los dos miembros de la pareja, han creado nuevas necesidades que hoy no están ni mucho menos cubiertas », apunta.

En 2004 el Gobierno otorgó más poder a las autonomías al respecto

Explica Aranda que desde el punto de vista del empleo, «un híper precisa entre 300 y 400 personas para abrir, y un gran almacén, entre 800 y 1.600 (los que tienen más de un edificio). Su horario necesita dos turnos (mañana y tarde), por lo que hay que multiplicar esa necesidad por dos. Por lo tanto, e s indudable que se generan nuevos empleos en la prestación del servicio ». Explica que cuando Madrid tuvo —durante breve tiempo— libertad de horarios, había 5.000 personas contratadas a tiempo parcial para darle cobertura, normalmente jóvenes o personas con cargas familiares».

Para Anged (Asociación de Grandes Empresas de Distribución) , cualquier medida que camine en dirección a la liberalización de horarios es positiva, porque así lo demanda el consumidor y el comercio tiene que dar respuesta a sus necesidades. «Los cambios habidos en la sociedad española en las últimas décadas han producido modificaciones sustanciales en los hábitos de compra y el comercio no puede sustraerse a esos cambios. Somos un sector muy pegado a la realidad y debemos ajustarnos a esa nueva realidad. Por tanto, el consumidor debe situarse en el eje del debate. Si hay consumidores que demandan más aperturas y empresarios dispuestos a ofrecer ese servicio, no vemos porqué se ha de impedir la apertura ».

...hay más inversión y empleo

Pero además, precisa que «consideramos que la liberalización es muy positiva porque permite a las empresas ajustar su oferta comercial a esas necesidades nuevas, lo que permite desarrollar todo su potencial de inversión y de creación de empleo, tan necesarios en momentos como el que vivimos. No es de recibo que en situaciones como la actual, las trabas administrativas impidan a las empresas configurar su modelo de negocio como demandan los consumidores».

Pese al paso dado por Madrid, la libertad de establecimiento que fija la Directiva europea de liberalización del sector servicios sigue siendo utópica en la mayor parte del territorio más de un año y medio después de concluir el plazo para su trasposición . Tras este plazo, además, las discrepancias entre regiones se ha agudizado como demuestran los datos.

En 2000, todas las regiones, menos Baleares, tenían un horario máximo de apertura semanal de 90 horas. Hoy, solo cinco mantienen ese horario, el resto lo han reducido a 72. Algo parecido ha ocurrido con la apertura en festivos. Las doce mínimas que todas las autonomía tenían fijadas en 2004 —la legislación vigente así lo establecía—, han pasado ahora a ocho en tres comunidades. Canarias tiene 9, Murcia 10, y solo Madrid se despega del resto del territorio y permite abrir 22 festivos. ¿Cómo se explica?

En 2004 el Gobierno rompió con la libertad total de horarios comerciales y aperturas que la legislación anterior fijaba para 2005. Otorgaba más poder a las autonomías, al rebajar de 12 a 8 el mínimo de domingos y festivos con derecho a aperturas. Desde ese momento, las distintas normas autonómicas fijaban un entramado de autorizaciones y licencias de apertura de establecimientos. Impedimentos que Competencia ha advertido que suponen restricciones a la competencia que desincentivan la modernización del comercio tradicional y refuerza el poder de mercado de las grandes superficies.

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