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El científico filántropo
Francisco J. Ayala ha donado 7 millones de euros a la Universidad de California, donde trabaja desde hace 24 años. Es una cifra inalcanzable para un profesor pero no para quien ha amasado una fortuna como viticultor

Esta es la historia al revés. La del científico que en lugar de buscar fondos para financiar sus investigaciones puede permitirse el lujo de convertirse en un filántropo para sus colegas. Francisco J. Ayala anunció el martes pasado la mayor donación que la Universidad de California había recibido en su historia. Diez millones de dólares (algo más de 7 millones de euros) que se destinarán a financiar cinco cátedras de la facultad y a financiar becas de estudiantes. No es la primera donación del genetista español.
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El año pasado ganó el Premio Templeton , el galardón con la dotación económica más alta del mundo, por encima del Nobel, con un premio de 1,16 millones de euros. Ese dinero lo repartió también entre varias instituciones científicas estadounidenses, entre ellas su universidad, donde lleva más de dos décadas trabajando.
«Tengo mis necesidades personales cubiertas y financiación suficiente para investigar»
No parece darle importancia a su gesto. «Tengo mis necesidades personales cubiertas y financiación suficiente para investigar. Es una forma de agradecer a mi Universidad lo que ha hecho por mí», decía en Madrid, donde ha acudido a dar unas conferencias, apenas tres días después de anunciar su donación millonaria. Francisco J. Ayala (Madrid 1934) llegó a Estados Unidos en 1961, como un estudiante más y sin saber apenas inglés, tras ordenarse sacerdote dominico en España. «No tenía la intención de quedarme, ni siquiera se me pasaba por la mente. Pero luego me fueron ofreciendo puestos muy interesantes y me dieron la oportunidad de investigar».
En Estados Unidos se convirtió en uno de los expertos en biología evolutiva más reconocidos. Aunque sus trabajos van más allá del estudio de la evolución de las especies. Genética, Filosofía, enfermedades tropicales, Filosofía, Bioética o la difícil relación entre ciencia y religión…, han centrado su interés y han nutrido más de 40 libros y un millar de artículos científicos. A esta carrera científica de éxito se ha sumado durante los últimos años un «inesperado» éxito en el mundo del vino.
Este genetista, experto en evolución de las especies, es también hoy un magnate del mundo de los vinos. En sus tierras, en el norte de California, produce cada año 14.000 toneladas de uva con las que se fabrican 14 millones de botellas de vino. «Empecé por accidente. Buscaba un sitio bonito para pasar el fin del semana y compré un pequeño viñedo. No tenía ni idea de uvas ni de vino pero me asesoré y conseguí en pocos años que se convirtiera en un negocio rentable». De esos viñedos han salido los más de 7 millones de euros que acaba de regalar a la Universidad de California.
¿Y por qué un científico con raíces y vínculos en España no ha tenido la tentación de convertirse en filántropo en su país de origen? «He hecho toda mi carrera científica y empresarial en Estados Unidos. Lo natural es donárselo al país donde pago mis impuestos y he triunfado. No quiero despreciar la idea, pero nunca lo he pensado seriamente en sentido práctico. Mi vida está allí aunque vengo mucho a España y tengo una relación muy estrecha con los científicos españoles».
Ayala recuerda las distinciones de universidades del País Vasco, Baleares, Vigo, León, Valencia…, pero enseguida vuelve a Estados Unidos. De todos los títulos honoríficos, del que más parece sentirse orgulloso es el que le ha concedido su Universidad, la Universidad de California. «Ostento el título de "University Professor". Si lo traducimos literalmente no parece nada especial —profesor de universidad—. Sin embargo, es un título muy importante. Desde que trabajo allí, tres profesores han recibido el premio Nobel y soy yo quien disfruta de esta distinción. Ese título es renovable cada cinco años y me lo siguen dando; no a los nobel. La universidad me sigue reconociendo y mi donación es una forma de expresar mi agradecimiento», insiste.
«La ciencia rinde»
El regalo del genetista español llega en un momento de crisis global, cuando los fondos en investigación no están en sus mejores momentos. «Si le dejaran al presidente Obama que se saliera con la suya, los aumentaría pero no le van a dejar. Eso no significa que se recorten. Estados Unidos tiene muy presente que la ciencia rinde. Nadie ni siquiera George W. Bush, un presidente que no tenía mucha simpatía por el mundo científico, se atrevió a recortarlos. La expansión económica que ha tenido Estados Unidos a partir de la Segunda Guerra Mundial hasta el presente se debe a los conocimientos científicos. En USA se invierte el 3% del PIB en I+D y rinde el 50%, una ganga. No se puede invertir mejor. España no lo ha entendido».
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