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Dos años sin el «jugón» de la pajarita

El domingo hará dos años de la desparición del carismático comentarista Andrés Montes

Dos años sin el «jugón» de la pajarita

GUILLERMO D. OLMO

Un auténtico transgresor de las ondas. Eso era Andrés Montes , de cuya muerte hará dos años el próximo domingo. Montes llegó al corazón de muchos aficionados al deporte y se convirtió en un referente de la narración de eventos deportivos merced a un estilo que no tenía moldes ni precedentes.

Quienes vibraron con sus retransmisiones no han olvidado sus coletillas, algunas irreverentes, otras vibrantes, todas originales. « Ratatatata », a voz en grito, era la sonora onomatopeya con la que celebraba cada triple que caía dentro, uno de los recursos más vibrantes de su repertorio. Pero también los tenía delirantes. Cada tapón lo consideraba un « pincho de merluza ».

La pregunta es qué demonios tiene que ver un pincho de merluza con un lance baloncestístico, pero Andrés se lo podía permitir. Le funcionaba. Montes consiguió ganarse la simpatía de muchos espectadores y la admiración de muchos colegas con su estilo, el de un incunable. Y lo logró porque sus comentarios trascendían lo deportivo y contenían en píldoras una actitud vital positiva. Su lema, «la vida puede ser maravillosa», así lo atestigua.

Montes comenzó como comentarista de radio, con lo que el público no podía conocer el peculiar aspecto con el que luego se haría famoso. Pasó por la COPE y Antena 3 , hasta que llegó a donde saltaría al estrellato, Canal+. Sus narraciones nocturnas de los partidos de la NBA , junto a su inseparable Antoni Daimiel , que ponía el contrapeso mesurado al incontenible y desenfadado Montes, congregaron a una numerosa comunidad de fieles en la vigilia. Fue en aquellos años cuando se fraguó la complicidad entre Montes y los aficionados al baloncesto, una complicidad que alcanzó la intimidad que solo confieren las madrugadas.

Salto al fútbol

Allí se convirtió en un comentarista de culto, pero amplío su público tras firmar por La Sexta . Para este canal narraría los mundiales de fútbol y de baloncesto del año 2006 . Aquí fue donde se hizo famoso también para el público futbolero, entre el que no alcanzó el unánime reconocimiento que sí se granjeó en los círculos del baloncesto. Aún así, pese a sus muchos detractores, como locutor de partidos de fútbol alumbró el término con el que hoy la prensa de todo el mundo identifica el juego de la selección española, el tan celebrado « tiqui - taca ».

El 16 de octubre de 2009, dos semanas después de despedirse en su última aparición en La Sexta y contarnos el triunfo de los Navarro, Gasol y compañía en el Eurobasket de Polonia , Montes apareció muerto en su casa de la madrileña calle de Espronceda . Aunque circularon rumores sobre un posible suicidio, varios allegados al periodista lo negaron rotundamente. Estos dos años el deporte ha sido un poco menos divertido. Su legado: sus ocurrentes expresiones y una manera lúdica y desenfadada de vivir las pasiones deportivas, factores ambos incorporados ya al acervo de los aficionados.

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