Suscríbete
Pásate a Premium

patrimonio

El patrimonio sumergido

El fondo marino gallego acoge en su seno los pecios de las más grandes peripecias de la tradición naval. De Rande a Corcubión, los pecios no ocultan solo metales preciosos, sino mucha historia

El patrimonio sumergido CULTURA

por e. amado

En Fábulas y leyendas de la mar cuenta Cunqueiro que «Yo, de rapaz, como ahora de hombre, tenía media imaginación llena de relaciones marineras. Y sabía tantas historias como de la tierra. No hay mis hermosos caminos que los del mar, que los caminos que suben los salmones y las goletas de antaño y que éstos de los grandes transatlánticos de hogaño».

Reconstruir alguna de esas historias perdidas en el oleaje es hoy, en el caso de Galicia, afán de los submarinistas y de historiadores, y también de las administraciones, que en la actualidad buscan en diferentes zonas del litoral de la Comunidad los pecios de expediciones históricas de mayor o menor calado que permitan engordar el patrimonio histórico y cultural (los navíos que acumulan más de cien años sumergidos forman parte del patrimonio del país soberano en esa costa, de acuerdo con la Convención de la Unesco sobre Patrimonio Cultural Subacuático, suscrita por España).

Alguna de estas piezas arqueológicas rescatadas en los últimos años fueron depositadas en el Museo del Mar de Galicia, en Vigo, donde fueron sometidas a un proceso de conservación. El propio museo iniciaba su periplo de muestras temporales en el año 2002 con la exposición «Rande 1702. Arde o mar», que conmemoraba el tercer centenario de la batalla homónima y estaba estructurada en cuatro partes: la carrera de Indias, la Guerra de Sucesión, la Batalla de Rande, y las expediciones de rescate de los galeones.

Es a buen seguro Rande uno de los focos de atención del Plan Nacional de Protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático, en el que colabora el departamento gallego de Cultura con una inversión de 75.000 euros que financia las expediciones submarinas de la ensenada viguesa, la ría de Corcubión, la bahía de Fisterra y las rías de Viveiro y Ribadeo, en Lugo.

Las expediciones buscan, en primer lugar, delimitar un inventario de bienes arqueológicos y su localización, de cara a la elaboración de un plan de protección y conservación de estos bienes, que van de los propios artilugios marineros y bélicos a los aparatos de medicina. En el caso de Rande, los investigadores hallaron seis puntos, de diecinueve visitados, que podrían tener relación con la famosa batalla del año 1702 (tres la tienen seguro) y que habían sido previamente geolocalizados en las campañas de 2007 y 2008. Además de localizar pecios y barcos de épocas posteriores a la batalla, rescataron testimonios orales de la zona. Los restos del combate entre los navíos hispano-franceses y la flotilla anglo-holandesa, en plena guerra de Secesión, convirtió a la ría de Vigo en el mayor asiento de patrimonio subacuático gallego, con al menos 30 pecios localizados y verificados.

Al Norte, en el cabo de Fisterra y en Corcubión se constató la presencia de cuatro nuevos yacimientos arqueológicos, que se unen a otros cuatro focos delimitados previamente. Dos de ellos pertenecían a la escuadra que en 1596 dirigía el Conde de Gadea y Adelantado Castilla Martín de Padilla: a cargo de la Armada y en calidad de Capitán General del Mar Océano, Felipe II le ordenó una acción de castigo contra Inglaterra que partió de Lisboa: muchas de las 175 embarcaciones se hundieron por causa del mal tiempo.

Los restantes se tratan de vapores ingleses de finales del siglo XIX e inicio de la centuria pasada. Una curiosidad de esta zona es la presencia de un timón de cuatro metros hallado intacto, un «hallazgo prácticamente único en el mundo que es particular en la arqueología subacuática por ser este tipo de elementos los que primero suelen desaparecer en caso de naufragio». Y también hay, claro está, tesoros, grandes y pequeños. Una de las expediciones más fructíferas de las realizadas en las costas gallegas, en Fisterra, finalizó con la localización de un buque cargado de preciosos bienes de sus pasajeros, que en parte no han podido ser recuperados. Además de monedas de plata y cobre, el navío atesoraba una importante cantidad de colmillos de elefante.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación