Entre el triunfo de Mora y Luque, tres naturales de El Cid
Una oreja para David Mora, otro trofeo para Daniel Luque, aclamadas faenas, vitoreadas vueltas al ruedo, mucha bullanga, una buena corrida de Jandilla y tres naturales de El Cid
Una oreja para David Mora, otro trofeo para Daniel Luque, aclamadas faenas, vitoreadas vueltas al ruedo, mucha bullanga, una buena corrida de Jandilla y tres naturales de El Cid. No más. Muletazos eternos, naturales de gloria. El Cid en los medios, en el mismo platillo de la plaza. El Cid adelanta la muleta y el toro se arranca, lo encela, media franela barriendo la arena y el jandilla embebido, humillado, largo, hasta donde el brazo no daba más de sí. Y puesta otra vez, y de nuevo el poder del torero por bajo, otro más y el de pecho. Sucedió en el primero de la tarde, mediada una faena de mucha voluntad ante un toro manso pero que cuando se le plantaba cara respondía con nobleza. El Cid pudo cortar una oreja, pero la espada... Lo mismo que con el cuarto, con más movilidad que clase, al que planteó un trasteo pulcro que encontró la templanza en los finales a izquierdas.
La corrida de Jandilla no tuvo excesos por fuera, pecó de mansita y tuvo un toro extraordinario, el quinto. Un torrente que le tocó a David Mora, una de las novedades de la temporada. Hace un año se podría hablar de una faena ilusionante y esperanzadora. En su situación actual, caminado hacia lo más alto, hay que decir que le faltó definición, solidez, que le tuvo que cortar las dos orejas, o más, con rotundidad, y que solo paseó una. Con el segundo, sin opciones.
Daniel Luque también tocó pelo. Una oreja del tercero, tan noble como flojo. Tuvo el mérito de acomodarse en una faena que fue siempre a más, hizo muchas cosas y siempre templado. También se esforzó con el soso sexto.
Triunfos pasajeros. Para recordar, aquellos tres naturales de El Cid.
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