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Sentencia mortal en el pecho

Un joven mata a otro que le denunció por una agresión, poco tiempo antes del juicio

A. DELGADO/ C. HIDALGO

La Guardia Civil ha detenido a dos jóvenes por su participación en una reyerta a las puertas de una cafetería de Sevilla la Nueva, localidad que hoy iba a comenzar sus fiestas patronales. En la refriega, Héctor Valero Alcalde, español de 22 años, resultó muerto de una cuchillada en el corazón. Otro joven sufrió un corte en un muslo. El presunto homicida, uno de los dos arrestados, Alberto Aragoneses, «El Confli», de 23, iba a enfrentarse en calidad de imputado al fallecido en un juicio por una pelea de hace dos años. Según los investigadores, ese fue el detonante del crimen. La Guardia Civil busca a otros dos varones, amigos del supuesto autor material del homicidio.

«Se la tenía jurada por lo del juicio. Lo de esta noche sólo ha sido la gota que ha colmado el vaso», indicó Araceli, que conoce a las familias del agresor y de la víctima. Y así fue, porque sobre las cuatro de la madrugada de ayer, cuando ya había algunas peñas celebrando la inminencia de las fiestas locales, Héctor y Alberto se dieron de bruces. Se liaron a golpes, patadas y puñetazos. Ellos dos solos. Hasta que la Policía Local y la Guardia Civil hicieron acto de presencia y aparentemente se calmaron los ánimos. Pero nada más lejos de la realidad, porque el ahora acusado juró venganza. Es más, algunos testigos relataron que Alberto le pidió a un amigo que le llevara un cuchillo.

Sobre las 7.20, Héctor desayunaba con sus amigos en la cafetería El Estanco. Alberto regresó con cuatro amigos y los dos grupos se enzarzaron a puñetazos y palos, ya en el exterior del bar. Héctor quedó tendido en el suelo, cuando, presuntamente, Alberto y otros amigos se le echaron encima. El sospechoso habría sacado un cuchillo y se lo clavó en el pecho y en el brazo izquierdo. Otro amigo de la víctima, Yerai, sufrió un corte superficial en un muslo. La confusión era tal, que el propio Héctor caminó unos 20 metros y volvió a entrar en la cafetería para sentarse en un taburete; pero se desplomó en los brazos de su hermano gemelo. Los testigos avisaron al 112. Eran las 7.29 de la mañana. El Summa le practicó en vano las maniobras de reanimación durante 40 minutos.

Mientras tanto Alberto subió a su coche y escapó del pueblo. Pero los numerosos testigos aportaron los datos fundamentales para su identificación. A las 8.15, dos agentes le interceptaban conduciendo por una de las calles principales de Navalcarnero, muy cerca del cuartel de la Guardia Civil. Al parecer, el joven acudía a entregarse o a denunciar a su víctima. No opuso resistencia: «He discutido con Héctor, he vuelto con mis amigos y le he matado».

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