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Motorland Aragón calienta… ¿tambores?

Alcañiz recupera sus míticas carreras y fusiona, con los pilotos aporreando el tambor de Semana Santa, sus dos tradiciones más arraigadas

Motorland Aragón calienta… ¿tambores? Motorland

ÉRIKA MONTAÑÉS / ALCAÑIZ (TERUEL)

« Alcañiz quiere sus carreras» era el lema impreso en las pancartas de los miles de ciudadanos que reivindicaban a inicios del siglo XXI el mantenimiento del trazado urbano Circuito Guadalope pese a las trabas que esgrimía la Federación Española acerca de su seguridad.

Después de haber asistido a alguna de las competiciones que, ininterrumpidamente, atravesaron la ciudad por el curso del río Guadalope, afluente del Ebro por la margen derecha, entre 1965 y 2003 (salvo en los años 1980, 1981 y 1998 que se suspendió el Gran Premio Ciudad de Alcañiz ), no estaban dispuestos a quedarse sin su gran afición y dilatada trayectoria automovilística.

Y, sin embargo, «le petit Montecarlo » tuvo que echar el cierre. Esa pasión por las ruedas se tradujo más tarde, en 2008, en el alumbramiento de la llamada Ciudad del Motor, un recinto de unas 350 hectáreas fuera del núcleo de la población, que en septiembre de 2010 acogió el mayor evento motociclista del mundo . A unas horas de que salten los pilotos al circuito del Motorland Aragón en sus entrenamientos libres, todo el entorno estaba ya listo para acoger a aficionados, organización y equipos. Con la valiosa experiencia del año pasado, Alcañiz calienta motores.

Y, como en septiembre de 2010, accesos, graderíos, pasarelas y andadores están preparados para la marea de 70.000 personas que se esperan cada día de este fin de semana en el circuito. El año pasado, 116.000 personas disfrutaron del motor durante los tres días. En esta ocasión, además, 500 agentes y otras 3.500 personas velan por la seguridad y el funcionamiento de la prueba, porque se esperan para estos días unos 146.000 desplazamientos por las carreteras del entorno del trazado turolense.

Ocupación cercana al 100%

También los establecimientos y el sector hostelero se ha preparado a fondo para esta nueva carrera. En 2010, algunos pagaron la novatada ante otros que quisieron hacer su agosto en pleno septiembre y ofertaban pisos y habitaciones de alquiler muy alejados de Alcañiz, como en la zona de Morella (ya situada en la provincia de Castellón y a una hora de camino). «Incluso tenemos unos conocidos que por ignorancia de dónde estaba Alcañiz, a 104 kilómetros de Zaragoza, se quedaron en un piso que ofertaban en Lérida, a unos 120 kilómetros», comentan unos aficionados llegados este jueves a la capital de la comarca del Bajo Aragón.

Este año se ha cuadriplicado la oferta hostelera y la ocupación en la ciudad y los pueblecitos que la circundan ronda el 100%, según la Asociación Provincial de Empresarios Turísticos de Teruel. No obstante, sigue siendo la zona de acampada oficial del circuito uno de los lugares preferidos para el motero llegado de lejos, ya que ofrece parcelas individualizadas de 35 metros cuadrados y caravanas.

La zona ha quedado abierta este día 15 a las 16.00 horas y este año cuenta con un atractivo añadido: en el lago de La Estanca , junto al circuito, se ha inaugurado una playa artificial cubierta con más de 600 toneladas de arena blanca y un barco –el «Ebrobús»- recorre el paraje natural por un módico precio.

Ligar tradición y tecnología en el pit-lane

En el recorrido fluvial se explican la flora y la fauna autóctona de esta zona del este turolense, obstinada en no dejar morir sus ancestrales tradiciones. Y de una de ellas, ayer jueves, se hizo participar activamente a un puñado de pilotos. Alcañiz es, con la Calanda de Buñuel, Híjar, Samper, La Puebla, Alcorisa o Albalate del Arzobispo, entre otros, estación obligada de la Ruta del Tambor y el Bombo que recorren los pasos cristianos en Semana Santa.

Por eso, en el encuentro en el pit-lane entre 5.150 aficionados y sus ídolos de las dos ruedas, una pequeña representación de tamborileros de dichas localidades provocaron un estruendo casi mayor que el de los pilotos cabalgando sobre sus motocicletas.

Algunos, como Marco Simoncelli, Hiroshi Aoyama, Pol Espargaró o un mañoso Dani Pedrosa recibieron de buen agrado alguna lección de cómo aporrear unos tambores particulares, puesto que habían sido elaborados a partir de fibra de carbono y las mismas técnicas que se aplican a la alta competición. Se quería ligar con ellos tradición y tecnología. Y se consiguió. Además, por un instante el sonido del tambor y el que procedía de las motos que se ultimaban en los boxes quedaron fusionados. Y Alcañiz recupera su motor: sus carreras.

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