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PRESIDENTE DE LA GENERALITAT

Alberto Fabra: «Todo lo que ha hecho Zapatero ha sido impuesto por Europa»

Abrirá el curso con una ronda de contactos con la oposición y con el reto planteado de que el PPCV sea capaz de lograr para Rajoy 1,5 millones de votos

Alberto Fabra: «Todo lo que ha hecho Zapatero ha sido impuesto por Europa» MIKEL PONCE

ISAAC BLASCO

El jefe del Gobierno valenciano ha encarrilado en un mes la normalización política e institucional de la Comunidad tras «pasar página» con una serie de iniciativas dirigidas a recuperar la confianza de los ciudadanos y, por qué no, buscar puntos de encuentro con la oposición.

—Acaba de aprobar nuevos recortes en la Administración. ¿Continuará esa filosofía en los próximos meses?

—El plan de reequilibrio financiero ya supuso la reducción de 1.800 millones de euros, y en los próximos meses se adicionará un ahorro de otros 683 millones. Pero no es suficiente. Los reajustes suponen una necesidad imperiosa, tanto en gasto corriente como en personal. Ese criterio de ajuste necesario se seguirá aplicando a toda la Generalitat y también a las empresas públicas, en este último caso durante septiembre. El criterio de austeridad es imprescindible para preservar la estructura autonómica, algo que pasa por adelgazarla.

—¿Cómo valora las últimas medidas económicas del Gobierno?

—Todo lo hecho por Zapatero ha sido impuesto o reclamado desde Europa. Han sido las comunidades autónomas las que precisamente han desplegado políticas que, en el marco de sus competencias, contribuyeran a aliviar una situación agravada por la falta de resolución del Ejecutivo. España necesita un golpe de timón que devuelva a los españoles la confianza en sus gobernantes. Las elecciones llegan tarde, y este es un tiempo perdido. El único servicio eficaz que tanto Zapatero como el PSOE pueden rendir es marcharse.

—Pero PP y PSOE han logrado acordar la reforma constitucional para limitar el gasto público. ¿No habría sido deseable que ese espíritu pactista hubiera llegado antes?

—Para hacer eso posible sólo se necesitaba que el Gobierno asumiera la realidad. Difícilmente se puede resolver un problema con alguien que no reconoce su existencia. La reforma para fijar un techo de gasto fue planteada por el PP en 2010. Entonces nos descalificaron; hoy, el tiempo nos da la razón. El problema es que en ese tiempo muchos españoles han ido al paro.

—¿Qué le parece la reforma?

—En el control de gasto, todas las Comunidades Autónomas deben partir de las mismas condiciones. Lo contrario sería una injusticia. Es un hecho que nuestra financiación estatal está por debajo de la media nacional, como lo es que existe una deuda cifrada en algo más de 7.000 millones de euros. Pero la infrafinanciación no ha evitado que siguiéramos prestando los servicios que tenemos asumidos. Con una financiación justa, nuestra deuda sería hoy la mitad.

—¿Reparará Rajoy este agravio si se convierte en presidente del Gobierno?

—Confío en que así será, porque es una reivindicación justa. No puede haber territorios de primera y de segunda; es algo incongruente con el ideario del PP.

—¿Cómo afronta el desafío de la generación de empleo?

—Es mi gran preocupación. Nuestra economía es muy dinámica, y eso paradójicamente hace que en los momentos difíciles aquí se incremente el paro con más intensidad, pero que nuestra capacidad de crear trabajo sea también mayor. Los planes de competitividad, las ayudas a las empresas, el acceso de éstas a la financiación y las políticas relacionadas con la producción industrial deben contribuir a que se revierta la situación. Pero también necesitamos medidas estatales, como una reforma laboral o un plan global de fiscalidad, que estoy seguro que el PP impulsará cuando esté en el Gobierno.

—¿Sigue el copago sanitario o en la Justicia al margen de sus planes?

—Sí. Es un recurso extremo que no puede invocarse como solución de partida. Hay fórmulas para distribuir racionalmente los ingresos y los gastos entre el Estado y las comunidades.

—Por tanto, también descarta la devolución de competencias.

—No renunciamos a ninguna competencia, pero exigimos una financiación equitativa y corresponsabilidad en la aplicación de esas competencias. El estado del bienestar lo mantienen hoy las Comunidades Autónomas, de modo que sería irresponsable desentenderse de los servicios que nos corresponde prestar. El que realmente ha disparado el déficit ha sido un Gobierno que, una vez desbordado, ha redirigido el foco a las administraciones autonómicas y a los ayuntamientos.

—¿Son necesarias las diputaciones?

—Sí. Otra cosa es que haya que hacer ajustes en ellas, como en tantas otras entidades, y optimizar el desempeño de las funciones de cada una para evitar duplicidades. En ese sentido, es posible redefinir el papel de cada administración sin renunciar a ninguna.

—Usted se propuso en su investidura la mejora de la imagen de la Comunidad y la normalización de la vida política autonómica. ¿Está en el camino de lograrlo?

—Espero que sí. De momento, en el plazo de un mes hemos conseguido que ya no se hable de la Comunidad en los términos que se hacía hasta hace poco. Se necesitaba aplicar mucha normalidad. Creo que Francisco Camps dio una singular lección de responsabilidad y valentía: tuvo la honradez de disociar su situación personal de las de la institución y el partido. Ante esa respuesta de un gran político, algunos se han quedado con el paso cambiado. Ahora hay que pasar página y garantizar que el próximo Gobierno tenga necesariamente que contar con una región fuerte como es ésta.

—¿Tendrá a la oposición a su lado?

—Yo he tendido la mano, porque estoy seguro de que la sociedad espera de sus políticos capacidad para llegar a acuerdos. Ese criterio de consenso se va a poner en práctica muy pronto: tengo intención de reunirme la próxima semana con los grupos de la oposición para abordar problemas cuya solución precisa de amplios consensos.

—¿Renunciará el PSPV al «caso Gürtel» como recurso político?

—A la vista del rédito que le supuso en las elecciones del 22 de mayo, yo lo haría. Recomendaría a los socialistas que también ellos pasen página; que nos preocupemos de llegar a acuerdos y no de crear más tensión en la vida pública. Es la época de los consensos y no de las polémicas estériles.

—¿Por qué se ve el ajuste en RTVV como la piedra angular de la reorganización de la Administración?

—No creo que sea así, pero mi compromiso es hacer la mejor televisión con el menor gasto posible.

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