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medio ambiente

El plomo en la Ría: una llamada de atención

A pesar de que se confirma que los niveles de concentración del metal en la Ría de Vigo no son alarmantes, se aconseja en el foco principal de la ensenada de San Simón una actuación descontaminadora para evitar males mayores

El plomo en la Ría: una llamada de atención ABC

E. P. RODRÍGUEZ-SOMOZA

Sobre la acumulación de metales en la rías se han publicado muchos informes, si bien la mayoría se ciñen a su distribución espacial y temporal. Es por ello que toma relevancia el último estudio coordinado por el Consejo Superior de Investigaciones Marinas (CSIC) bajo el título «Intercambio estuario-ría de cadmio, plomo y zinc», que ha revolucionado a la comunidad científica por la utilidad y relevancia de la información y los datos obtenidos. Hasta su reciente publicación no se sabía cómo —disuelto o particulado—, en qué cuantía y qué controlaba su redistribución en la Ría de Vigo.

A pesar de que el objetivo general del estudio era el de analizar la presencia de hasta media docena de metales, entre ellos el plomo —aunque no con mayor interés— los primeros resultados obtenidos desviaron el punto de atención precisamente sobre éste en particular. Así, en el marco del balance biogeoquímico del transporte de los metales en la ría olívica, partiendo de una exploración completa sobre el comportamiento de los intercambios río-ría, estuario-ría y ría-océano, los ciclos mareales del Estrecho de Rande pusieron al equipo de científicos gallegos sobre la pista de que la contaminación por plomo no se limitaba a los fondos de la Ensenada de San Simón, sino que se estaba extendiendo por el resto de la ría, tal y como explicó a ABC uno de sus autores.

En esta dirección, Ricardo Prego puntualiza que los resultados obtenidos «no deben provocar alarma», si bien deberían conformar «un toque de atención para que se ponga mayor interés en su vigilancia». Asimismo, señala que su incidencia sobre los productos marinos de la zona objeto de estudio, tales como las bateas, pasa únicamente por «extremar los controles sanitarios y de calidad», de aplicación obligada para su comercialización. En todo caso, sí considera que, dado que el Cd y el Pb en el ambiente llegan a ser perjudiciales para los seres vivos, es importante llegar a entender sus procesos de transporte. «Saber cómo se produce el intercambio tierra-océano de estos elementos permite disponer de información para una mejor gestión de la zona que va desde la boca de las rías hasta la cabecera de los ríos, pues constituyen un todo que no se debe abordar separadamente», aseguró.

Entre los datos recabados, tras campañas de hasta 13 horas de duración diaria, se encuentran los perfiles verticales de salinidad, temperatura y corrientes cada 30 minutos en el estrecho de Rande durante un ciclo completo de mareas, así como las concentraciones de los tres metales en disolución y en partículas en diferentes épocas del año. Así, las conclusiones del equipo científico formado por Ricardo Prego, Antonio Cobelo, Juan Santos, Natalia Ospina y Mar García, del grupo de Biogeoquímica Marina del IIM, muestran que el intercambio de metales en el entorno estuario-ría no parece depender de las estaciones, sino de la altura de la marea en el caso de Cd y Pb disuelto y del caudal del río Oitavén para Pb en partículas. Los niveles más altos de estos metales, tanto en partículas como en suspensión, se obtuvieron en los meses de invierno —con la excepción del Cd en disolución—. «Unos resultados que —comenta Prego— son consecuencia de un mayor poder de arrastre de los sedimentos durante los períodos de lluvias, cuando los caudales fluviales son mayores».

Al respecto de qué medidas se pueden tomar para evitar una mayor expansión de la concentración de plomo en los fondos de la ensenada de San Simón, se muestra favorable a un proceso de remediación. «Habría que asesorarse con técnicos especializados en la materia, si bien sería cuestión de aislar la zona y retirar el sedimento».

Tal y como apunta el estudio, no es nuevo que desde hace decenios los niveles de plomo en la ría de Vigo, que llegan a triplicar a los que detectados en la ría de Ferrol, son más altos de lo normal debido a las actividades que antaño desempeñaba una fábrica de cerámica ubicada en Arcade, la conocida Pontesa. Al respecto, Ricardo Beiras García-Sabell, director del Ecimat y titular de Ecología en la Universidad de Vigo, experto en contaminación marina y Ecotoxicología, puntualiza que, según los datos del Instituto Español de Oceanografía, «estos niveles van descendiendo», al tiempo que añade que «en la actualidad hay constancia de que los niveles más altos de metales pesados se ubican en el entorno del puerto de Vigo», algo sobre lo que coincide Prego.

Así, Beiras enfoca en la contaminación microbiológica por coliformes el principal problema en la ría de Vigo, debida a la deficiente depuración de las aguas residuales urbanas. «La mayor emisión la provoca la ciudad, cuya depuradora a día de hoy carece de tratamiento terciario», señala.

Tras destacar que, según un estudio de la Xunta de Galicia más del 90% de los coliformes emitidos a la ría proceden de la Edar del Lagares, el director del Ecimat llama la atención sobre la repercusión que estos niveles tienen sobre los recursos marisqueros, «ya que algunas zonas de producción de marisco son declaradas zonas C por problemas microbiológicos, perdiendo el producto todo su valor comercial», concluye.

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