La chaqueta roja de Cospedal
En el viaje que emprende al frente de la región, la próxima presidenta sigue conservando lo que quiere y valora
La chaqueta roja, o medio roja, que vestía ayer Cospedal sobre un vestido azul marino, —indumentaria con la que iba «como un pincel», a juicio de algunas invitadas al acto en el antiguo convento de San Gil—, es la misma con la que posó la presidenta regional en funciones para los carteles que colgaban de las farolas en la ya lejana campaña electoral. La prenda, con la que no era difícil perderla de vista, es una vieja conocida de su fondo de armario, donde la cuelga desde que la compró hace 14 años. Así lo contó ella misma a ABC en el sobrio aperitivo que las Cortes sirvieron al aire libre tras el solemne acto constitutivo, mientras que ella saludaba, despedía, besaba, abrazaba y posaba para la foto, —una vez más, qué importa—, con todo aquel entusiasta incondicional que se lo pedía.
La alegría en las filas del PP era, si cabe, de un tono más intenso aún que la chaqueta de Cospedal tras el primer acto del «calvario» que deberán soportar los socialistas de aquí hasta la toma de posesión de la nueva presidenta. En la bancada del PSOE del salón de plenos, muchas caras eran puros poemas de desolación y aturdimiento, aunque hay que reconocer que los diputados socialistas aguantaron dignamente el tipo mientras la procesión iba por dentro. Tiene que ser difícil acatar los dictados de la madre democracia cuando se ha sido todo durante tanto tiempo; tanto, que todo parece ser de uno, y no es fácil soltar las amarras del poder cuando las urnas dictan alternancia. Pero todo es acostumbrarse, y siempre queda el consuelo que todo puede cambiar así que pasen...cuatro años.
Por cierto, el que mejor parecía aceptar la situación era el aún presidente en funciones, José María Barreda, a quien se ve mucho más relajado, incluso aliviado, tras la difícil digestión de su derrota electoral, un trago amargo a cuya deglución han ayudado a modo de distracción sus numerosísimas apariciones en los medios de comunicación nacionales pasado el 22-M. Porque Barreda ha logrado ser más famoso en la derrota que en la victoria, y aún deben resonar en la conciencia del PSOE nacional sus osadas advertencias de a dónde vamos, o no vamos a ninguna parte, con Zapatero.
La sesión comenzó con Porfirio Herrero, el diputado de más edad, presidiendo el Pleno constituyente, y seguro que preguntándose si aquello de ver ante sí más escaños del PP que del PSOE era sueño o realidad tras 28 años de socialismo. Quizá por los nervios soltó un hermafrodita «señoras diputados», que ni siquiera se acordó de rectificar antes de iniciarse las votaciones en un acto en el que contó, por uno de sus flancos, con la rotunda presencia de la campeona de España de taekwondo y deportista olímpica, Sonia Reyes, diputada del PSOE y una de las dos más jóvenes del Parlamento, junto a Raquel Vetas.
«Yo sí quiero acordarme»
La noticia ya se sabía y solo había que confirmarla: el secretario regional del PP, Vicente Tirado, es desde ayer el nuevo presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, un rumor a voces que —prietas las filas— el aparato mediático de los populares consiguió que no se filtrara antes. Tirado reventó de emoción en mitad de su discurso cuando pronunció el nombre de María Dolores de Cospedal; y siguió emocionado cuando citó a «lo que más quiero», su esposa, Mari Carmen, y sus hijas Laura y María. El sustituto del socialista Francisco Pardo en el Parlamento, —con el que ha intercambiado el cargo de vicepresidente segundo en la Mesa—, no se olvidó de su pueblo, Miguel Esteban, del que «yo sí quiero acordarme», le espetó a Cervantes—, ni del beato Juan Pablo II, Winston Churchil o el mismísimo San Isidoro de Sevilla
La talaverana Carmen Riolobos es desde ayer la nueva portavoz del Grupo Parlamentario Popular, una función en la que sustituye a Ana Guarinos, que se aleja de las Cortes y de las cercanías de Cospedal con su nombramiento como presidenta de la Diputación de Guadalajara, para lo que ha renunciado a su escaño de diputada regional. El que no abandonará el suyo de diputado nacional para ser presidente de la Diputación de Toledo es Arturo García Tizón, según confirmó él mismo a ABC, pese a que alguna agencia de noticias apuntara esa posibilidad el pasado miércoles.
Riolobos, a quien muchos situaban en una Consejería, vuelve a las Cortes por deseo expreso de Cospedal para ser la voz del Grupo Popular en una institución de la que se aleja, aunque no mucho, uno de los diputados más efectivos en las artes de la comunicación, Leandro Esteban, persona que en los últimos tiempos había asumido en cierta forma la función de Guarinos y que muy pronto podría ocupar el cargo de consejero portavoz en el Gobierno de Cospedal. No obstante, los rumores, tan osados, no descartan para él otras responsabilidades, como una Consejería de Ordenación del Territorio ( fue concejal de Urbanismo con Agustín Conde), o incluso una de las dos Vicepresidencias con las que, —se comenta—, estará formado el Consejo de Gobierno, junto a cinco consejeros más. Siguiendo con los rumores, solo rumores, se comenta que el consejero al que todos esperan como «agua de mayo» por eso de la crisis podría ser uno de los cinco que recientemente citó ABC como probables, aunque dos de ellos más destacados: La ex «número 2» de Rato y ex ministra Elvira Rodríguez, y el diputado Ramón Aguirre, ex presidente del ICO. Todo se andará, aunque siguen siendo solo rumores, como el que sitúa al médico guadalajareño José Ignacio Echániz como próximo consejero de Sanidad, cargo que ya ocupó en la Comunidad de Madrid con Alberto Ruiz-Gallardón como presidente autonómico. Aunque puestos, hasta citan para el cargo al alcalde de Guadalajara, Antonio Román, médico internista, o a su colega de profesión y derrotado primer edil de Cuenca, Francisco Pulido, mientras que para Agricultura sí suena con fuerza la diputada María Luisa Soriano, experta en asuntos del agro y eficiente portavoz de Agricultura.
Uno de los diputados del PP que se ha quedado, de momento, sin responsabilidad «añadida» es el secretario provincial del PP toledano, Jesús Labrador, a quien alguno sitúa como nuevo delegado de la Junta en Toledo (en la etapa Cospedal solo habrá uno por cada provincia). Si lo fuera, lo sería en sustitución del socialista Fernando Mora, quien ayer tocó cariñosamente el hombro de Carmen Riolobos cuando ambos se cruzaron en su camino a la urna.
En el Pleno de ayer se vio reducida sensiblemente la presencia clamorosa de los infalibles «abajofirmantes» que hacían declaraciones tras los correspondientes plenos de la era socialista. Pese a que entre el público se pudo ver a los líderes sindicales y empresariales de la región, su presencia en las Cortes —sobre todo de los primeros—, fue mucho más corta que en otras sesiones y quizá no acapararon tanto la atención de los medios de comunicación; quizá por ello mandaron un comunicado posterior saludando las palabras de consenso pronciadas por Vicente Tirado.
En cuanto a cómo se verá modificado el salón de plenos, los diputados del PSOE y del PP no cambiarán de bancada; tan sólo se desatornillarán los escaños azules del Gobierno y se instalarán a la derecha del salón, según se mira desde la Mesa. Allí se sentará Cospedal a partir de ahora, frente a frente con su antecesor socialista, del que dicen que podría ser nombrado senador autonómico, aunque de momento liderará la oposición desde su privilegiado puesto de expresidente que ayer juró su cargo de diputado «por mi conciencia y honor». Algo más lejos de Cospedal se sentará en su silla de ruedas el diputado por Guadalajara David Atienza, para quien se ha hecho un hueco retirando dos escaños y abriendo una portezuela en la primera fila de la bancada popular. De su mano, como auguró Cospedal, se inaugura un nuevo tiempo en la política regional.
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