Horas bajas para el pacto que busca hacer presidente a Rivero
Los palmeros ven «aluminosis» en el edificio del acuerdo con los socialistas
Tensa jornada tras un tenso fin de semana. Siempre que se lo mire desde la óptica de quienes impulsan el pacto para que Paulino Rivero (CC) y José Miguel Pérez (PSOE) sean, respectivamente, presidente y vice del nuevo Gobierno de Canarias. La constitución de los ayuntamientos, el sábado pasado, fue del todo insatisfactoria para quienes pretendían presentar el futuro acuerdo como una cascada que desbordaría hasta los municipios y cabildos.
La sorpresa fue Arrecife, donde los socialistas dieron su apoyo para que Cándido Reguera (PP) se invistiese como alcalde otros cuatro años. Pero la gran frustración se llama La Palma, donde la relación entre socialistas y populares alcanzó tal perfección que se votaron aun cuando no era estrictamente necesario, como en el caso de San Andrés y Sauces, donde los concejales del PP dieron su voto, aunque no fuese imprescindible, a Francisco de Paz para que fuese el nuevo alcalde.
Hoy se reunirán las ejecutivas de los dos partidos para evaluar la marcha de las negociaciones y tratar eso que se ha vuelto la palabra de moda en la política canaria, «los incumplimientos». También se reunirá la ejecutiva regional del PP, que aunque permanece al margen de las conversaciones, siempre aparece, de la mano de su candidato, José Manuel Soria, como el plan B en caso de que se consume la vieja amenaza nunca concretada de la rebelión dentro de Coalición Canaria.
No lo ven así los palmeros nacionalistas, que si bien están muy molestos con lo que ha sucedido y reivindican su libertad de voto, dan por descontado que seguirán dentro de lo que se marque desde la dirección regional de CC. Otra cosa es que dejen de insistir en lo mal que se está portando, según su criterio, el PSOE: «Será muy difícil gobernar con alguien que te ha sido desleal antes de comenzar», sostiene un alto dirigente de la isla bonita. Existía un acuerdo que permitiría gobernar a aquel que hubiese obtenido el primer lugar en las elecciones, pero no se ha cumplido. El agravante, en el caso de La Palma, es que las fuentes nacionalistas son conscientes de que la ola PP-PSOE se llevará también por delante el Cabildo Insular, como indica la lógica de los acuerdos alcanzados en nueve de los catorce municipios. «De repente, nos hemos vuelto una especie de Herri Batasuna, a la que es necesario aplastar con un pacto entre los dos partidos nacionales», explican con sorpresa, aunque advierten que tanto el PP como el PSOE «tendrán problemas a la hora de justificar políticamente la moción de censura a la ganadora de las elecciones, Guadalupe González Taño».
«Grietas por todos lados»
El pacto de Rivero con Pérez, aún no resuelto del todo, ha nacido con cimientos muy malos, «con grietas por todos lados, padeciendo una gran aluminosis», sostienen los nacionalistas palmeros. Pese a todo y por ahora, mantienen que votarán a Paulino Rivero en su investidura, aunque a nadie se escapa que el abandono que siente buena parte de la militancia palmera deberá ser compensado con una mayor presencia en el futuro ejecutivo autonómico.
Desde el lado socialista las cosas no se ven mucho mejor, con los acuerdos entre CC y el PP que darán gobierno al Cabildo de Gran Canaria y, probablemente, al de Lanzarote. Aunque corren con una enorme desventaja: la imposición de que busquen a toda costa el pacto con CC, que les ha sido impuesta desde la dirección nacional, debilita su posición de fuerza a la hora de negociar con los de Paulino Rivero.
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