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ABC Cultural

El Van Dyck que no era una copia

La Academia de Bellas Artes de San Fernando expone, restaurado, «La Virgen y el Niño con los pecadores arrepentidos»

SUSANA GAVIÑA

A pesar de su deterioro, «el color estaba afectado por densa acumulación de excrecencias, oxidación de barnices, barridos y roturas de la tela con toscos estucos y pérdidas por efecto de la humedad», el profesor Matías Díaz Padrón adivinó, hace muchos años, que el cuadro que tenía ante sí no era una copia de un lienzo de Van Dyck, si no un original. «La calidad de “La Virgen y el Niño con los pecadores arrepentidos” es reconocible al análisis visual, a pesar de los estragos del tiempo», sostiene. Así, Díaz Padrón inició una ardua investigación para verificar sus sospechas, pues el cuadro en cuestión, que se alojaba en los sótanos de la Academia de Bellas Artes de San Fernando desde el siglo XIX, estaba etiquetado como «copia Van Dyck».

El lienzo, pintado por el artista flamenco durante su etapa italiana (1621- 1626), había sido un regalo del Virrey de Nápoles a Felipe IV para El Escorial, donde fue instalado en la antesacristía. Sin embargo, con las guerras Napoleónicas, el lienzo viajó a París, con otras piezas, sin la debida catalogación, por lo que se dio por perdido. Atribuido a otro pintor, Cerezo, regresó a Madrid, y durmió durante décadas en la Academia sin la debida ceremonia.

A partir de hoy, el cuadro se exhibe restaurado, gracias a la colaboración de la Fundación Cajamurcia, en la Academia, como estrella principal de la muestra «Ecos de Van Dyck» (abierta hasta el 26 de junio). En ella está acompañado por otras obras del artista flamenco —«Los Santos Juanes», «La Santa Cena», «La Sagrada Familia»...—, documentación —que incluye una radiografía del cuadro autentificado, colgada muy cerca de otra copia, localizada durante la Guerra Civil, y propiedad de particulares—, y varios grabados, procedentes de la Calcografía Nacional.

Composición y técnica

Fue este género, el grabado, el que influyó de manera especial en los artistas españoles —Claudio Coello, Cerezo, Escalante...—. La obra de Van Dyck, que había roto ya lazos con su maestro Rubens y se había acercado a Tiziano, fue admirada en España por su composición y su técnica. «Tenía un estilo elegante, las figuras aparecen relajadas», afirma Díaz Padrón, quien asegura que esta influencia alcanzó al propio Velázaquez, que se inspiró en uno de los lienzos del flamenco para el retrato del Conde Duque de Olivares.

«La Virgen y el Niño con los pecadores arrepentidos» muestra a María Magdalena, el Rey David y el Hijo Pródigo. «En él Van Dyck abordó el tema que más destestaban los protestantes: la salvación de las almas en el purgatorio», afirma el investigador, que sostiene que el pintor flamenco tenía «un gran sentimiento religioso», y se encontraba «muy próximo a los jesuítas».

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