liga de campeones
Messi, Pedro y Wembley...
El argentino sostuvo a su equipo en el primer tiempo hasta el gol del canario

Tres escalones en el Camp Nou para un sueño: Messi, Pedro y Wembley... El Barça jugará su séptima final de la Liga de Campeones en el estadio de Londres después de un noche de sudores fríos, en la que el mejor jugador del mundo sostuvo a su equipo durante muchos minutos en un vibrante mano a mano con Casillas, también el mejor en su género.
La cadena de pelotazos de Piqué en los primeros minutos transformó el perfil nocturno de Messi. Acostumbrado a recibir suave, al pie, sutil rampa de lanzamiento para su ingenio, tuvo que recomponer la figura y disputar cada globo en el partido enlatado, fracturado y nervioso que propuso el Madrid con su presión.
No aparecía Messi y la impaciencia delató al Camp Nou, sometido el estadio a un creciente desasosiego. Pero se hace impensable un encuentro de fútbol en el que Messi no pueda decir la última palabra. Y su irritación al jugar sin balón cambió al minuto 13. Recibió de espaldas por el centro del campo y Carvalho le barrió por detrás , impetuoso y sin medida. La típica falta innecesaria. El árbitro belga amonestó al central portugués y Messi se sintió liberado. Ya podía encarar a su enemigo y amenazarle con la roja en cada regate.
El partido derivó entonces hacia otro duelo para el delantero argentino. Resuelto el obstáculo de Carvalho, se topó con Casillas. Empezó a carburar el Barça, a tocar Xavi, a asociarse los bajitos, y el balón fluyó ligero hacia Messi. Durante cinco minutos, el Barça tuvo acorralado al Madrid a partir del propietario de las botas naranjas.
La primera combinación elaborada al estilo Guardiola, minuto 31, acabó en el pie izquierdo de Messi, que chutó con intención y recibió como réplica una fantástica parada de Casillas. Un minuto después, más fantasía: recorte con el pecho en la frontal del área frente a dos madridistas y disparo fuera. En la avalancha que apuntaba a una sentencia, el partido se convirtió en un mano a mano entre Casillas y Messi.
Mano a mano con Casillas
El portero enseñó su mejor repertorio, el que casi lo eleva a divinidad, para sostener al Madrid. Messi forjó otro contragolpe que dejó solo a Villa frente al extraordinario guardameta. Casillas sacó el guante para evitar el 1-0 y así siguió hasta el minuto 35, otro trallazo de Messi a ras de hierba que no lo traspasó.
Por decisión de Mourinho o su bis, Karanka, Carvalho se mantuvo en el campo, pese al riesgo de jugarse la roja en cada entrada. Pero Messi no merodeó tanto por sus inmediaciones. El Madrid se agarró al partido y quiso ganarlo, y el Barça se quedó sin balones para Messi.
Marcó Pedro en una ocurrencia genial de Iniesta. El duelo venía en dirección única hacia Messi, pero fue el canario el protagonista. Recortó Marcelo y Messi siguió disperso. Buscó y buscó y no encontró en versión individual. Sí lo hizo su equipo, que jugará su séptima final de la vieja Copa de Europa.
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