la herencia de zapatero (III)
De espaldas a la Comunidad
El Gobierno central no ha cumplido su promesa de financiar a los cinco millones de valencianos
El principal caballo de batalla en las relaciones entre el Gobierno central y el autonómico bajo el mandato de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido el modelo de financiación autonómica. Un modelo procedente de la etapa de José María Aznar al frente del Ejecutivo que se reveló insuficiente. Tanto, que el sistema se encuentra en el origen de muchas de las dificultades financieras que sufre la Generalitat en estos momentos. Recibe fondos para atender a poco más de cuatro millones de ciudadanos cuando, en realidad, presta servicios para cinco millones.
El propio Zapatero reconoció esta deficiencia la Nochebuena de 2008. Antes de comerse los turrones, el presidente del Gobierno recibió en La Moncloa al jefe del Consell, Francisco Camps. Se comprometió entonces a reconocer el grueso de la población valenciana y ha incrementar en 1.00 millones de euros anuales su financiación. Una promesa que luego, y así lo revelan los números, no ha cumplido. Zapatero jugó en el modelo de financiación la baza que impuso el Estatuto catalán. No le ha dado réditos electorales y en la Comunidad Valenciana ha propiciado que la financiación no satisfaga las necesidades.
Inversiones irregulares
Si la financiación figura en el principal debe de Zapatero, el apartado de inversiones arroja una evolución irregular. Entre los ejercicios 2008 y 2010, el Ejecutivo central realizó un esfuerzo importante —cercano a los 7.000 millones de euros— en materia de infraestructuras. La ejecución del AVE entre Madrid y Valencia acaparó el grueso de la inversión pública en ese periodo. Inaugurada la conexión de Alta Velocidad, la Comunidad Valenciana se ha convertido en una de las principales paganas del recorte aprobado el pasado verano por el Ministerio de Fomento.
Un desplome que ha afectado especialmente al AVE a Castellón, cuyas obras, ya licitadas, fueron suspendidas y han quedado en el limbo presupuestario a la espera de financiación privada. La caída de la inversión estatal ya se constató negro sobre blanco en las cuentas para el presente ejercicio, que contemplan un descenso de superior a los 600 millones de euros.
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